jueves, 7 de mayo de 2015

Benito

Eran las tres de la mañana, de un día cualquiera de un año cualquiera, en una agencia del ministerio cualquiera, la modorra era palpable. De súbito gritos y golpes rompieron el sopor de los empleados. Eran dos policías que, conducían a rastras a un hombre de una edad indeterminada, cubierto de sangre y dando unos alaridos demenciales.

Inmediatamente, otros policías acudieron en ayuda de sus compañeros. El ambiente, se había alterado, todos salían de sus aposentos improvisados.

En tanto el sujeto, era controlado por cuatro agentes del orden, el ministerio público solicitó un informe sobre el particular. Uno de los policías, manifestó:

-             Siendo las veintidós horas del día cinco del mes y año en curso se recibe llamada telefónica en el módulo de vigilancia, donde reportaban a un hombre en el domicilio de la denunciante. De inmediato nos trasladamos al domicilio. Asegurando, a un hombre de edad indeterminada que presentaba indicios de sangre en la ropa y encontrándose muy alterado, por lo que se procedió a su detención y traslado a esta agencia. Esos son los hechos.

Con actitud inquisidora, el agente del ministerio público, procedió a preguntarle al sujeto.

-             ¿Cómo te llamas?

El sujeto, se había calmado y mantenía la cabeza gacha. No respondió. Nuevamente, le repitieron la pregunta.

Unos segundos después, y de haber balbucido unas palabras incomprensibles, el sujeto, respondió.

-             ¡Benito!
-             Benito, qué? ¿De dónde eres?
-    Benito seguía hablando con alguien- Dice, mi amigo que no responsa…
-             ¿Por qué estas, cubierto de sangre? ¿De quién es?
-              De ellos… mi amigo me dijo que no me dejara.
-              ¿Quién ellos?
-       Soy bueno con las manos… me asustaron… mi amigo me dijo, dales fuerte…

Al oír esa declaración incongruente, el agente ordenó que se buscara sobre otros eventos denunciados esa noche. Benito fuera llevado a los “separos” en tanto se recaba más información.
En esos momentos, iban llegando a la agencia, dos mujeres, una mujer y una adolescente.

Fueron conducidas, para rendir su declaración.

-           La mujer se llamaba, Martha de treinta y cinco años, originaria de la ciudad, después de tomar sus demás datos generales, manifestó- Me encontraba en casa, alistando las cosas para el día siguiente, cuando se oyeron unos fuertes golpes en la puerta de la calle, molesta, grite ¿quién?, no tuve respuesta. Seguí con mi labor, después de unos minutos, nuevamente se oyeron los golpes seguido del estallido del vidrio de la ventana. Le pedí a mi hija que llamara al módulo de vigilancia, en tanto, yo me dirigí a la puerta. Cuando abrí, estaba un sujeto cubierto de sangre, me empujo y se metió a la casa. Comenzó a romper cosas y a gritar. Parecía que hablaba con alguien, pensé que estaba loco y me aleje de él. Mientras, le decía a mi hija que no saliera y le hablara a la policía. Mientras, él seguía rompiendo cosas, como si buscara algo. Después, llegaron los policías y con mucho esfuerzo lo detuvieron.

-             ¿Conoce, al sujeto?

-             ¡No, no sé quién es!

-             ¿Alguna vez, lo vio por el rumbo?

-             ¡No, jamás lo había visto!

-             ¿Tiene algo más que declarar?

-              No, eso fue lo que pasó.

Así las cosas, las mujeres se retiraron y Benito quedó detenido. Pasaron las horas, ya entrada la madrugada, se recibió un informe sobre un múltiple homicidio al norte de la ciudad, en un albergue para indigentes.

Según lo que se reportaba, al parecer el responsable, era un tal “Benito”. El agente, se comunicó son su similar que estaba conociendo el homicidio.

De ahí, se pudieron reconstruir los hechos de esa larga noche de Benito.

Benito, había sido abandonado, a la edad aproximada de diez años, en las puertas de un centro de salud mental, ahí estuvo hasta que adquirió la mayoría de edad, basándose en la valoración psiquiatrita, no constituía un peligro para la sociedad. Por lo tanto, se había remitido a un albergue de indigentes.

A su llegada, por su madures mental fue asignaron al área de niños, durante, año y medio, su conducta era tranquila, hasta que los chicos lo hicieron objeto de sus bromas. Por lo tanto, se decidió cambiarlo al área de adultos mayores, ahí no sería objeto de bromas y estaría más tranquilo.

En la noche de los hechos, según las declaraciones de los testigos y el sobreviviente. Benito, estaba en su cama, cuando uno de los ancianos, inflo y reventó una bolsa de papel cerca de su oído. Asustado, se puso a llorar, motivando la burla de los demás. Acto seguido, se levantó y se dirigió al baño, seguido por el bromista.

De repente, se empezaron a oír golpes, y gritos del anciano, los demás acudieron en su auxilio. En efecto, Benito golpeaba al anciano, por lo algunos se le echaron encima a golpes, a fin de darle un escarmiento.

Solo que Benito, tenía una fuerza descomunal y abatió a golpes a todos, mientras que se daba la alarma a los custodios, él se dio a la fuga, saltando los muros del albergue.

No se supo nada de él, hasta que fue presentado por los policías a la agencia, en donde se encontraba detenido. Se presume que en el trayecto, pudo haber atacado a más personas, no se sabe.

Al agente, responsable de la custodia de Benito, le intrigo el porqué había llegado a esa casa precisamente. Después, de un interrogatorio exhaustivo a Martha, descubrió que era la madre de Benito.

Lo había abandonado, por dos motivos. Era el producto de una violación sufrida por Martha, a la edad de quince años, a pesar de todo lo había tenido, pero pasados los años, se dio cuenta de que estaba loco, situación que la superaba. Por lo que decidió, dejarlo en esa institución.

Entre tantas desgracias, el pobre de Benito fue remitido a un centro de salud mental, donde su vida se consumió entre drogas y soledad. Su madre ni su hermana, jamás lo visitaron.


Lunaoscura 

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