Era una noche clara y
silenciosa, Salvador, llegaba a su departamento, jubiloso y radiante de amor y
felicidad, en su sillón favorito dejo caer su frágil y delgado cuerpo tomo aire
y suspiro.
- ¡Ah! Que enamorado estoy.
Después de unos
minutos en ese mundo raro y extraño llamado la tierra del amor, regreso a su
estado normal, se dio cuenta de que ya era tarde y al día siguiente tenía que
ir a trabajar.
Pero, antes de ir a dormir,
como era su costumbre, reviso sus correos, esperando un mensaje o una respuesta
de sus amigos de las redes sociales o de su amada que, de vez en cuando escribía
para recordarle que necesitaba algún favor. Ese día no hubo mensajes ni correo,
era un día inusual, entonces decidió escribir un correo a su dulce Chantal.
Esa noche cargada de
inspiración y romanticismo, tomo el teclado y empezó a escribir, la pantalla de
la computadora brillaba cada palabra de amor, los versos escritos en ese correo
fueron inspiración poética, podría asegurar que, lo escrito en ese correo jamás
un poeta o escritor había sentido, era algo mágico lleno de luz, sublime. Salvador,
firmo al final del correo he hizo clic en
enviar.
El mensaje cargado de
amor, mágicamente tomo vida, viajo a su destino y se colocó en la charola de
entrada, esperando ansiosamente ser leído.
Al día siguiente Chantal,
se levantó desganada y sin ánimos de ir a trabajar, pero tenía que ir. Siguió
su rutina matutina y al salir reviso su computadora, noto que había un correo,
por curiosidad lo abrió, leyó el remitente.
- ¡Salvador!
No muy emocionada comenzó
a leer, solo leyó la primera estrofa y dibujando una risa burlona.
- - ¡Qué cursi, que tonterías!
Sin más ni más, lo
elimino, apagó la computadora y salió a trabajar.
Chantal, era una
chica alejada de la realidad, superflua y vana, solo pensaba en pasar el tiempo
con Salvador, en cualquier momento lo abandonaría, pero él siempre soñando con
un futuro juntos se cegaba a la verdad.
El correo se negó a
ser borrado, había adquirido vida propia y creía en el amor, así que viajo por
la red y se alojó en el primer servidor que encontró, burlando la seguridad, allí
permaneció con la esperanza de llegar a un nuevo destino.
Así vivió por mucho
tiempo, cambiando de servidor cada vez que un nuevo antivirus lo encontraba. Su
misión primordial nunca fue cumplida, fue leído, pero no transmitió amor.
Pasaron décadas, los
formatos de las computadoras cambiaron, los correos eran inusuales, aparecieron
otras maneras de contactar a los amigos, inclusive las computadoras eran
cuánticas, táctiles, controladas por la vista, todo un avance tecnológico, las
redes de internet se habían modernizado, todo había cambiado.
La poesía y las
cartas de amor estaban en desuso, las nuevas formas de contactarse los amigos y
los enamorados, había acabado con el amor y el romanticismo, la tecnología había
superado al sentimiento humano.
No obstante, esa
realidad, el correo seguía sobreviviendo en las nuevas redes de la información
que no tenían lugar en él. Un día escapando de un antivirus, llego a un lugar
seguro, a una computadora o bueno lo que en ese tiempo se conocía como una
computadora, allí se alojó, busco un lugar seguro en la memoria y se sintió
como en casa.
Al día siguiente, un
chico acceso a su computadora, se disponía a trabajar como diariamente lo
hacía. John, conocía a la perfección los sistemas computacionales y notó
inmediatamente la presencia de un invasor, probablemente un virus mortal, aisló
todo acceso a redes y conexiones para no permitir la salida al invasor, con su
habilidad computacional encontró el problema.
- - ¡Qué interesante! – dijo -un correo
electrónico, algo muy raro en estos tiempos.
Su curiosidad salvo
al correo de ser eliminado, pero por increíble que pareciera, John, no podía
copiar ni modificar el correo. Con habilidad, modificó los programas, logrando
abrir el correo.
Cuál fue su sorpresa,
un correo de amor, su interés aumentó y decidió leerlo con Anabel, su novia,
una chica hermosa con unas ganas de vivir inigualables, pero con una afección
en su corazón frágil y débil, pero lleno de amor para John.
El correo se agitó,
por fin una pareja llena de amor iba a leer su contenido, se sintió aliviado y
útil.
Por la tarde, John
fue a la casa de Anabel, emocionado la saludo y sin preámbulos comenzó a leer
el correo, cada palabra, provocaba en ambos un algo, las lágrimas hicieron su
aparición como una cascada de agua limpia y pura. Anabel sensible, tomo la mano
de John y lo beso de la forma más sublime. Este, a su vez, le abrazo y le juro
amor eterno.
Todos los días, leían
el correo y se unían más, así paso un año, Anabel y John, decidieron casarse.
Él sabía que en cualquier momento su amada lo abandonaría, es que así decidió
apresurar la boda. El tiempo era lo más preponderante.
El tiempo llego y el
enlace matrimonial se consumó, se veían felices y radiantes de amor, todo era
perfecto, las afecciones de Anabel estaban controladas.
Todo seguía un curso normal,
pero una tarde antes de leer el correo de amor, un aviso en todas las redes
sociales cayo de sorpresa, el gobierno de su país entraría en guerra con
naciones cercanas a causa de la crisis de agua, y no era para menos, el número
de pobladores se controlaba, pero aún eran demasiada y la guerra por el agua
ahora era el pretexto para cometer abusos entre países.
Días más tarde, llegó
una misiva, John, tenía que ir a la guerra, la noticia fue aterradora para
Anabel que se sintió desfallecer. Se le convocaba para el día siguiente. Esa
noche, ambos decidieron leer el correo del amor como una despedida, Anabel, con
los ojos llenos de lágrimas leyó, al terminar sintió que la fuerza la
abandonaba, la separación era inminente.
John, le abrazo, esa
fue la última vez que leyeron juntos, el correo lo sabía, los momentos felices
estaban por terminar. Al día siguiente, John, se despidió de su esposa, ella no
quería dejarlo ir, pero era su deber.
El correo había
cumplido su cometido, en dos personas no muy comunes en esa época, en que el
romanticismo y el amor se habían extinguido.
Los días siguientes,
los doctores hicieron su aparición día y noche, asistían a Anabel, su salud era
delicada pero estable, mientras las noticias de John, llegaban a cuenta gotas,
en el frente no estaba permitido la comunicación con familiares.
Anabel, en tanto, no
olvidaba los momentos maravillosos que pasaban leyendo el correo y todas las tardes
con lágrimas en los ojos y un brillo de esperanza de volver a tener a esposo entre
sus brazos lo leía.
Pasaron seis meses,
mientras el correo y Anabel, esperaban el regreso de John. Una tarde, el correo
que, se enteraba antes que nadie de las noticias, que “Un grupo de Jóvenes militares perdieron la vida por defender los
intereses de la patria”
Entre las líneas
estaba el nombre de John, el correo había perdido una parte importante de su
ser, pero con la preocupación entre sus bits pensó en el sufrimiento de Anabel.
Esa misma noche, Anabel
leyó la fatal noticia, con la poca fuerza que le quedaba, abrió el correo y lo empezó
a leer, imaginó que su amado esposo estaba allí, como la última vez, disfruto palabra
tras palabra, estrofa tras estrofa, Anabel recordaba su vida con John y los
momentos maravillosos.
La felicidad y la
depresión convivían en ese momento, el corazón de Anabel, comenzó a fallar era
inevitable ya no había razón para vivir, al terminar de leer el correo inclino
su cabeza y súbitamente cayó sobre computadora su cuerpo sin fuerza dejó de
inhalar el aire de amor que la mantenía viva, era el final.
Era una tarde trágica
para el correo de amor, había perdido a John y a Anabel, la última chispa de
amor de esa época deshumanizada.
El correo triste, decidió
no abandonar la computadora y permanecer allí en agradecimiento a sus lectores
de amor. Los padres de Anabel, arrumbaron la computadora que permaneció
encendida todo el tiempo, pasaron días y días y la computadora ya no se abriría
más, la semilla de amor que representaba este correo se había extinguido.
Así que el correo de amor,
simulando ser un virus destructible, fue detectado por un antivirus potente.
- “El amor ha muerto”
Fue lo último que
dijo el correo de amor, antes de ser eliminado por completo de la red.
Lunaoscura