jueves, 6 de junio de 2019

Acrimonia


Sentía la palpitación del amor en cada uno de sus sentidos, aquella fusión plena; simbiosis nocturna que le invitaba… Se despertó con el frío corroyéndole los pies y una áspera almohada como placebo de su soledad.

Con una punzada en el corazón con sabor a melancolía, se levantó. Lavó su rostro para quitar los últimos trozos de sueño que le cubrían los ojos. Salió, después de un parco desayuno de leche con penas, empujado por la arrolladora fuerza de la rutina.

Llovía. Llovía de tal manera que parecía que la lluvia había desteñido los colores de aquella mañana, llevándoselos por las alcantarillas.

Caminaba ausente, esquivando paraguas por puro instinto, pensando en que quizás era demasiado idealista.

Idealista por no querer jugar a las relaciones de hoy en día, basadas en la cantidad de cuerpos que las flechas de juguete de un cupido materialista con pañales de vinilo y alas de silicona, flecha. Tensó sus músculos para esbozar una sonrisa de ironía.

Al doblar una esquina, tropezó con un hombre, estaba empapado hasta los huesos por la lluvia. Sus miradas se cruzaron, sus ojos se vieron, pero sus corazones-coraza ni si quiera se miraron. La agudeza del dolor acre los había cegado.

Lunaoscura

De carne y huesos




No soy un espejismo,
ni una entelequia de tus anhelos,
libre, loca y auténtica
soy de carne y huesos.

Vivo, sobrevivió,
me rompo el corazón en mil pedazos
con cada desacierto,
mientras mi alma va con el viento.