Había llegado el día, Luz estaba intranquila,
durante mucho tiempo había postergado esa cita. Las razones que, argumentaba,
ya, no eran suficientes y lo sabía.
Esa mañana, muy temprano abrió su
closet para escoger la ropa que usaría, de hecho desde tiempo atrás la había
comprado para usarla en un evento especial. Empezó a probársela, una tras otra,
nada la convencía.
Por fin, se decidió por un
vestido negro, era sencillo pero elegante, hacía juego con su abrigo rojo, - Rojo
como el coraje que tuvo que, reunir para arriesgarse a la aventura que la
esperaba-, tomo un par de zapatillas negras, compradas exclusivamente para el
acontecimiento.
Seleccionada la indumentaria, se dispuso
a tomar un baño de tina con algunas sales aromáticas, tenía que verse
fantástica.
Vestida y bien maquillada,
cepillo su largo cabello negro. Se miró al espejo, estaba radiante, como hacía
mucho tiempo no se sentía ni se veía. Para finalizar, se puso un poco de
perfume en su cuello y lo adorno con un discreto dije.
Ya estaba lista, dio un suspiro profundo,
tomo su bolso y se dirigió a la puerta. En la calle, se dirigió a la esquina para
abordar un taxi.
Éste, llegó unos cuantos minutos
más tarde. Al momento de abrir la portezuela, oyó una voz que le decía: ¿Estará
bien? Por un instante, vacilo, hasta que el taxista, la volvió a la realidad,
cuando le preguntó.
-
¿Señorita, a dónde la llevo?
-
Al centro, por favor.
El hombre, tomo las calles, en
tanto, Luz tenía un lío mental. Que oscilaba:
-
¿Cómo, crees?
-
¡Sólo, te vas a exponer nuevamente!
-
¡Ya, no estás para esas cosas, tu tiempo se
acabo!
Por otra parte:
-
¿Por qué, no?
-
¡Tengo derecho, a intentarlo de nuevo!
-
¡Quiero ser feliz!
En esas cavilaciones estaba,
cuando nuevamente el chofer la interrumpió.
-
¡Ya, llegamos!
-
¿A qué, dirección vamos?
Un tanto confundida, respondió.
-
A la calle de Allende número ocho, por favor.
Una vez que llegó, descendió del
vehículo, ansiosa cruzo la calle, con la mirada recorría la calle en busca de su
cita. Sin darse cuenta que, él, estaba frente de ella. Le extendió los brazos, para
recibirla en su regazo con un beso.
Tomados de las manos, comenzaron
a caminar, Luz suspiro de alivio, por fin, se daba una segunda oportunidad.
Lunaoscura
No hay comentarios:
Publicar un comentario