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(Andernach, 1920 - San Pedro,
California, 1994) Escritor estadounidense. En la línea del anticonformismo
californiano de la generación beat y utilizando un lenguaje agresivo
y una temática marginal, a menudo obscena o violenta, elaboró una obra
singular, entre cuyos títulos destacan El cartero (1971), Escritos
de un viejo indecente (1969), Ordinaria locura (1976) y Música
de cañerías (1983).
En 1956 comenzó a trabajar en el
servicio de correos, lugar que le serviría de inspiración para su primera
novela, El cartero (1971), que protagoniza por primera vez Henry
Chinasky, un alter ego destinado a reaparecer en todos sus trabajos
posteriores, excepto en la novela Pulp, publicada póstumamente en 1994. A los cincuenta años
abandonó el empleo en correos para "sobrevivir con el oficio de
escritor".
En sus obras retrató toda una
galería personajes estrafalarios y marginales: prostitutas, alcohólicos, vagos,
buscavidas, jugadores arruinados y bravucones que circulan como sonámbulos o
pícaros por una ciudad que los rechaza. Varios títulos de sus obras hablan por
sí solos de sus líneas arguméntales: Erecciones, eyaculaciones,
exhibiciones (1972) o Escritos de un viejo indecente (1969).
Estos temas también serían
también los de sus libros de poesía, escrita en un verso rudo, escasamente
lírico, de mensaje claro y áspero, pese a que en ocasiones afloran en sus
poemas los sentimientos y hasta un estado de felicidad. Sus relatos breves,
como sus poemarios, están escritos en un lenguaje directo, funcional, que
cuenta ágilmente una historia con un final por lo general subido de tono y con
una atmósfera una veces sórdida y otras atravesadas por la comicidad y el habla
coloquial más descarnada.
De sus recopilaciones de relatos
destaca Música de cañerías (1983); las treinta y cuatro narraciones
de que consta el volumen ofrecen al lector un sórdido recorrido por la vida
nocturna de Los Ángeles. Personajes marcados por todo tipo de fracasos se
cruzan durante unos minutos en una habitación, un bar o una esquina para
compartir soledad y alcohol. El tono general es de un humor grotesco, y el
estilo narrativo resulta siempre muy económico, espontáneo y directo. Muchos de
los personajes esbozados son artistas y escritores de escaso éxito hasta el
momento, entre los que destaca de nuevo su alter ego, Henry Chinaski,
cínico intelectual y amante incansable que protagoniza varias de las
narraciones.
El elemento autobiográfico es en
el fondo el aglutinador del conjunto de la obra de Bukowski, quien se empeña en
magnificar, incluso con recursos cómicos, su condición de bebedor y mujeriego
empedernido, de habitante de submundos relacionados con sus numerosos empleos y
ambientes deportivos como el de las carreras de caballos, el boxeo o el
béisbol. Sus relatos describen siempre realidades degradadas (en realidad,
incluso sus novelas no son más que secuencias de narraciones breves unificadas
por un yo narrador), reflejo de la monstruosidad de ciertos ámbitos de las
ciudades norteamericanas, especialmente Los Ángeles. Sus continuas variaciones
sobre pocos temas predilectos lo relacionan, más que con los escritores de su
generación (aunque su prosa pueda recordar a la de Henry Miller), con los
pintores del hiperrealismo.
La obra de Charles Bukowski
recibió tantas críticas negativas como positivas. Se le acusó de practicar un
estilo soez como mero exhibicionismo literario y de reiterar sus obsesiones de
modo efectista. Otros críticos, en cambio, realzaron su autenticidad y su condición
de escritor maldito. El "fenómeno Bukowski" irrumpió en Europa con
grandes triunfos editoriales, pero permaneció prácticamente ignorado por los
críticos y los lectores de su país. De hecho, el Bukowski poeta (a menudo
convocado para lecturas de versos en las universidades norteamericanas) gozó de
mayor popularidad en Estados Unidos que el escritor, al contrario de lo que
ocurrió en el viejo continente.
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/b/bukowski.htm
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