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lunes, 5 de enero de 2015

La cita

Había llegado el día, Luz estaba intranquila, durante mucho tiempo había postergado esa cita. Las razones que, argumentaba, ya, no eran suficientes y lo sabía.



Esa mañana, muy temprano abrió su closet para escoger la ropa que usaría, de hecho desde tiempo atrás la había comprado para usarla en un evento especial. Empezó a probársela, una tras otra, nada la convencía.

Por fin, se decidió por un vestido negro, era sencillo pero elegante, hacía juego con su abrigo rojo, - Rojo como el coraje que tuvo que, reunir para arriesgarse a la aventura que la esperaba-, tomo un par de zapatillas negras, compradas exclusivamente para el acontecimiento.

Seleccionada la indumentaria, se dispuso a tomar un baño de tina con algunas sales aromáticas, tenía que verse fantástica.

Vestida y bien maquillada, cepillo su largo cabello negro. Se miró al espejo, estaba radiante, como hacía mucho tiempo no se sentía ni se veía. Para finalizar, se puso un poco de perfume en su cuello y lo adorno con un discreto dije.

Ya estaba lista, dio un suspiro profundo, tomo su bolso y se dirigió a la puerta. En la calle, se dirigió a la esquina para abordar un taxi.

Éste, llegó unos cuantos minutos más tarde. Al momento de abrir la portezuela, oyó una voz que le decía: ¿Estará bien? Por un instante, vacilo, hasta que el taxista, la volvió a la realidad, cuando le preguntó.

-         ¿Señorita, a dónde la llevo?
-         Al centro, por favor.

El hombre, tomo las calles, en tanto, Luz tenía un lío mental. Que oscilaba:

-         ¿Cómo, crees?
-         ¡Sólo, te vas a exponer nuevamente!
-         ¡Ya, no estás para esas cosas, tu tiempo se acabo!

Por otra parte:

-         ¿Por qué, no?
-         ¡Tengo derecho, a intentarlo de nuevo!
-         ¡Quiero ser feliz!

En esas cavilaciones estaba, cuando nuevamente el chofer la interrumpió.

-         ¡Ya, llegamos!
-         ¿A qué, dirección vamos?

Un tanto confundida, respondió.

-         A la calle de Allende número ocho, por favor.

Una vez que llegó, descendió del vehículo, ansiosa cruzo la calle, con la mirada recorría la calle en busca de su cita. Sin darse cuenta que, él, estaba frente de ella. Le extendió los brazos, para recibirla en su regazo con un beso.

Tomados de las manos, comenzaron a caminar, Luz suspiro de alivio, por fin, se daba una segunda oportunidad.



Lunaoscura

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