Una tarde Martha, se
apostó en la entrada del edificio de departamentos en donde vivía con Mauricio,
su marido, con la intención de seguirlo y pillarlo en alguna movida.
Mauricio, no tardó en
aparecer, pero en vez de entrar al edificio continúo de largo con paso firme y
decidido, Martha lo siguió con precaución.
No abordo su coche,
si no siguió caminando por la avenida varias cuadras más, finalmente, dio
vuelta a la derecha, se detuvo frente a un portón abierto y tras confirmar el
número entró sin más dilación.
Martha, no comprendía
lo que estaba pasando hasta que al doblar el primer tramo de las escaleras reconoció
el lugar. Quiso gritar, pero de su garganta no salió ni un sonido.
Desesperada subió las
escaleras, llegó, justo a tiempo para ver cómo Carlos abría la puerta de su departamento
ante los insistentes timbrazos, y para contemplar la cara de incredulidad de su
amante cuando su marido le clavó en el corazón un cuchillo.
Lunaoscura
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