Caminamos sobre la
cuerda floja, siempre en movimiento oscilatorio, entre el ser o el no ser, ama
u odiar, soñar o vivir la realidad. Somos plumas que los vientos mecen,
partiendo de algo que ya no es, y siempre en la espera de un destino incierto.
Ser o no ser, ambas
encierran una verdad falsa. Mientras, la vida gira y gira, atándonos a una
idealización. Así, dando tumbos se crean y se destruyen fantasías y las
amarguras.
Como complemento a
este caos existencial, están el optimista y el pesimista, llenos de
contradicciones y formulas idealizadas que, al soplo de una fuerza extraña, se
derrumban como naipes.
¿Quién será más
sano?, el idealista o el pesimista. El primero niega la fatalidad de la
naturaleza humana y, el segundo, aniquila todo anhelo nacido de la añoranza.
En medio de esta
dicotomía, el mortal común transita en una constante incertidumbre de su
efímera vida.
¿Cómo reconciliar
estos opuestos? ¿Cómo aceptar el claroscuro de que estamos hechos?
Lunaoscura
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