La oscuridad se apodero
de su alma. Dejó escapar el temor para tomar su destino. Él no podría regresar
jamás. Y lo sabía.
Nadie supo que fue de
él. Abandonado en aquella tierra hostil, se dejó arrastrar por esa sensual clandestinidad.
Ahora solo le queda
la compañía de la noche y esos extraños seres que deambulan en las calles
desoladas. Sabe que no puede volver, ha perdido su espíritu. Ya no queda nada
ni nadie. La amargura drena sus ojos, solo la linfa lo mantiene cuerdo.
Lunaoscura
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