Susana tenía una gran imaginación,
era una pequeña niña de cinco años que vivía a las afueras de una gran ciudad. Sus
sueños siempre estaban llenos de fantasía y colorido: bosques, montañas, árboles
fantásticos, seres extraños cargados de magia. Tenía como costumbre escribirlos
en un pequeño cuaderno que, ella misma había confeccionado. Las personas que
escuchaban creían que estaba loca o era una niña con un grave problema de
imaginación.
Así fue creciendo, entre sueños,
burlas y desconcierto, una noche previa a cumplir quince años, escucho un
fuerte ruido que la despertó, con sigilo se levantó y salió de su recámara para
investigar.
El pasillo esta en penumbras,
aguzo el oído para ver si volvía a escuchar el sonido, no lo volvió a escuchar,
lo que se escuchó fueron murmullos provenientes de la parte baja de la casa.
Silenciosamente, bajo las
escaleras, las voces se hacían más nítidas pero incomprensibles, solo falta
unos tres escalones cuando observó que de la cocina salía una luz blanquecina
muy resplandeciente.
Estaba indecisa, si acercarse o
subir para avisarle a sus padres, pero la curiosidad fue más fuerte, lentamente
con sus pies descalzos avanzo hasta la puerta de la cocina, se asomó por la
ventana.
¡Sorpresa! ahí adentro había un
hermoso bosque, como los de sus sueños, estaba muy emocionada, sintió una gran
curiosidad y entró, vio que en ese lugar todo era mágico, todas los seres que
habitan, eran muy parecidos a los que ella conocía, pero con la diferencia, no
era como en sus sueños sino mucho mejor.
Estaba parada observando ese
hermoso lugar, cuando de pronto un ser diminuto la señaló y grito, todos
suspendieron sus actividades, y empezaron a susurrar, Susana no sabía lo que
estaba pasando, hasta que un hada fue volando donde se encontraba, y le dijo
que por fin había llegado que, durante años la habían esperado.
La condujo hasta el mismo centro
del lugar, y ahí la presentó como la reina de aquel lugar; la chica, estaba muy
contenta en su nuevo mundo, por fin sentía que se encontraba en el lugar
perfecto, pero después de unos días, sentía que le hacía falta algo, era su
familia, los extrañaba horriblemente.
La melancolía se apoderó de ella,
después de cavilar por unos días, decidió, convocar a una reunión para informar
a sus súbditos que no podía seguir siendo su reina, tenía que regresar al lugar
de donde venia, pero que estaba feliz de haber cumplido su mayor deseo, conocer
lo que siempre había soñado.
Todos muy tristes lo aceptaron,
poco a poco todo empezó a oscurecerse, y una voz muy suave decía -despierta,
despierta que ya es hora de que te alistes para tu fiesta mi bella reina.
Entre abrió los ojos, la luz del
nuevo día, la deslumbro con su radiante fulgor, estaba en su cama como si nunca
nada hubiera pasado. Después de esa aventura, sus sueños no volvieron a ser lo
mismo, al parecer la magia había abandonado a la adolescente, para irse con
otros niños pequeños.
Lunaoscura
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