Compañero de tristezas y alegrías,
cómplice perfecto de andanzas,
tu mirada indulgente sólo callaba
ante el absurdo que dominaba,
sólo eras mi querido amigo.
Mudaron nuestras miradas,
la separación nos asfixiaba,
el calor de nuestros abrazos
nos faltaba y
el deseo de ese beso tardío
nos embriagaba.
De amigos a amantes,
¡una locura!
la cercanía nos arrastra
en una nueva aventura
de momentos inciertos;
seducción perfecta
de dos cuerpos adictos.
Lunaoscura
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