Al abrir los ojos,
sentí que algo se destruía en mi pecho, era una llama ardiente sobre el alma y
no supe qué sentir. Esa muralla que protegía a mi corazón se desintegraba
inevitablemente. Que miedo sentir y saber lo frágil que soy ante los
sentimientos. El ser y no ser, sentir y no sentir, el estar y no estar,
quedaron atrás. Llegó el momento de
asumir el riesgo, derrumbar miedos e incertidumbres. Renovar o morir. El deber
se convierte en lo inevitable... en lo indiscutible, en lo propio y en lo
justo... Adiós, corazón coraza empiezo a vivir.
Lunaoscura
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