miércoles, 8 de febrero de 2017

Es hora…

Es de noche, otra vez. Hace tanto que es de noche… Siento frio en mi cuerpo, el veneno aún corre en mis venas. Me siento como una gota de agua consumiéndose en el fuego.

A mi alrededor, la gente ríe y baila, sus semblantes reflejan una estúpida felicidad… cosas que nunca entendí. Cosas tan ajenas que no sé si en algún momento las viví. De todas formas, eso ya no importa.

Aquí me encuentro rodeado de la nada, aguardando el final, anhelando oler el perfume de la alborada y sentir en mi piel la caricia de un nuevo amanecer… Tal vez nunca me importó…

Toda mi vida he sido desarraigada, pero este último día, … No quiero que piensen que soy mártir. Quiero que sepa que soy disonante y lo he sido toda mi vida.

Sé que no la van a encontrar porque es más inteligente que yo. Yo me dejé encontrar, yo me dejé matar… pero ella tiene una ilusión, una meta que no le permite desfallecer ni un momento.

Un viejo amigo, me decía, te va a matar. Lo sé, le respondía… No hizo falta ni una palabra más. Ambos queríamos disfrutar del final. Hacía mucho tiempo que habíamos hablado de esto, sabíamos que todo había llegado muy lejos y, que tarde o temprano, tenía que acabar. Yo no hablé, pero mi amigo se esforzó en recuperar recuerdos sacados directamente del olvido. Eran recuerdos entrecortados naturalmente… Con un parco adiós nos despedimos. Él me miró de arriba abajo como queriendo grabar mi imagen a fuego en su retina.

Ella me espera tumbada en la cama. Sus ojos gatunos fijos en el infinito. Me recibió con una gran sonrisa, pero no había venido a hablar.

Voy a morir. Lo sé, es cuestión de horas. Porque ya me toca. Porque no quiero seguir viviendo por ella… o a pesar de ella. Porque merezco morir.


Lunaoscura

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