Ahí está, acurrucada en el rincón de unas mugrientas paredes grises. Tan pequeña, tan frágil; en sus ropas, se observa la miseria que la rodea y en su rostro triste y sucio, el abandono. El desamparo y la soledad son sus únicas compañías.
Será, la maldad o estupidez hasta de aquellos que le dieron la vida o su sino que desde ya, la ha condenado.
No sé la razón, solo sé que al verla el corazón se me estruja, clavándome un dolor que traspasa mi ser y las lágrimas que derraman mis ojos, son sangre que brota del alma.
Quisiera abrazarla, decirle que todo está bien, que estoy ahí para cuidarla, protegerla y amarla que, el mundo es un lugar maravilloso llenos de luz y esperanza, pero es tanto el dolor que me embarga que rompo en llanto. Ella ni siquiera se percata de mí sufrir.
Tendré que reunir fuerzas y valor para acercarme y, solo tal vez, podre curar las heridas que torturan mi alma.
Lunaoscura
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