Un día más en el estudio de
fotografía de Diana, eran las ocho de la mañana y todo el equipo se movilizaba
para la última sesión de fotografías para la exposición que se realizaría a fin
de mes.
Unos corrían con las mamparas,
otros con las lámparas y cables. Diana aún no llegaba. En un rincón del Estudio
estaba el modelo, un chico joven con una bata blanca que tomaba café mientras
todo se colocaba en su lugar y llegaba la artista.
Diana hizo su entrada, llegó
corriendo como siempre dando indicaciones. Después de unos minutos, alzo la voz
para decir “A comenzar”. Con un ademán de la mano, le indico al joven que se
aproximara. Él se levanto del banco acercándose a ella.
-
¿Cómo te llamas?
-
Arturo
-
Bien Arturo, ve al frente, vamos a comenzar.
Diana lo siguió con la mirada, no
era un cuerpo espectacular, más bien era menudo, caminaba con cierta
inseguridad… algo tímido. Pensó que podría tener algunas complicaciones con el
chico pero ya era demasiado tarde para buscar a otro.
La maquillista, le dio los
últimos retoques al cuerpo y rostro de Arturo que ya se había despojado de la
bata. Mientras Diana se coordinaba con los iluminadores.
Inició con algunas tomas simples,
quería ver como se desenvolvía el muchacho. Él cumplía con las indicaciones de
Diana, mantenido un aire distante con la cámara. Diana no se sentía del todo
satisfecha, tenía este chico que entregarse.
Para aligerar la tensión que era
obvia del chico, empezó a suavizar la voz y tratar de establecer un monologo
que lo relajara.
El tiempo pasaba, entre toma y
toma intimaba con el chico. Ahí se entero que no era un modelo profesional sino
que en la escuela de arte había leído el anuncio que se necesitaba un modelo y
simplemente había acudido.
A punto estuvo de suspender la
sesión, lo cierto era que a esas alturas no podía buscar a otro modelo, iba
contra el tiempo. Inició nuevamente la sesión, trataba de encontrar un ángulo
que le diera eso que buscaba.
Después de varios intentos,
Arturo se había relajado, estaba seduciendo a la cámara, con una mirada
chispeante y su rostro tímido. Ésa era la actitud.
El ambiente, se volvió sensual,
la voz de Diana al dar las indicaciones, se oí como un susurro. Arturo y ella
establecieron un diálogo íntimo.
Con cada toma, Diana acariciaba
el cuerpo del joven que al parecer así lo entendía. Sus movimientos se
volvieron cadenciosos, sensuales, viriles. Los acercamientos de su cuerpo a la
cámara, tenía algo de cínicos, voluptuosos con una mirada lasciva y un rostro
cándido.
La velocidad de las tomas se
aceleraron, los pulsos de Diana y de Arturo por igual. En el estudio, ya no
existían los demás, era un encuentro de dos.
Con cada indicación, con cada
toma Diana dibujaba su cuerpo, lo acaricia lo poseía. Él se abandonaba, se
entregaba sin pudor ni reserva. Sentía que la sangre le hervía y los músculos
se contraían, estaba en un éxtasis total, jamás había experimentado tal placer.
Pasaron dos horas ininterrumpidas
de fotografías, ambos estaba exhaustos. Diana decido que era suficiente.
Los demás integrantes del equipo,
empezaron a desmontar la escenografía, entre risillas y comentarios. Diana se
dirigió a tomar un poco de agua, estaba empapada de sudor. Arturo, se le acerco
amarrándose la bata, con el semblante expectante.
-
Excelente, fue un trabajo perfecto- exclamo
Diana.
-
¿Te pereció? - respondió Arturo.
-
Sí, definitivamente, encontré lo que buscaba.
Arturo guardo silencio, esperaba
otro comentario. No hubo lo que él esperaba y armándose de valor pregunto.
-
¿Podríamos vernos, en otro lugar?
Diana midió su respuesta.
-¿En otro
lugar? ¿Cómo cuál?
-
Arturo, iba por todo- En tu casa o en otro sitio
más íntimo.
Al oír la sugerencia, Diana le
dirigió una mirada perspicaz, sonriendo
maliciosamente, le respondió.
-Amor, sólo me
podrás poseer ante la cámara. ¿Lo tomas o lo dejas?
Dio un trago largo de la botella
de agua, sin dejar de mirar a Arturo, él no acababa de dirigir la respuesta, cunado
dejó la botella sobre la mesa y le dio un beso húmedo en la mejilla y se alejo.
Lunaoscura
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