No recuerdo, hace cuanto fui feliz, esa felicidad que está más allá de la duda.
Sólo centellas fugaces han iluminado el firmamento, tan destellantes como
efímeras. Le pido a la vida que me devuelva la sonrisa, ante esa maravilla que
es la cercanía de un ser autentico.
Las máscaras que deambulan en la cercanía,
suelen ser divertidas por un instante pero cuando se alejan, dejan la sensación
de una aridez agobiante de una buena farsa. No entiendo, lo que ha pasado, me
ilusiono con fábulas, desnutriendo la esencia con alegrías falsas. Es tanta la
algarabía de esa burlesca pantomima que olvido
de qué se trata la vida. Ahí escuchando, promesas adiestra y siniestra de amor
y cariño sin importar si quién las dice es de verdad o es sólo una ficción.
Lunaoscura
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