Miradas, Mariana Rossi |
Entré
en la cocina, mientras intentaba mantener una plática tranquila sobre la importancia
de la buena imagen con mi mugrienta pantufla izquierda, noté una mirada, una
burlona y sarcástica mirada, era esa maldita cafetera observándome con una
sonrisa prepotente, tomándome por loca, intenté seguir mi conversación con toda
la educación posible, incluso en un momento le pedí que parara de mirarme así…
De
repente, mi juicio se nubló para cuando quise darme cuenta la había
desconectado, si lo había hecho y además me bebía el fluido de sus entrañas. Disfrute
haciéndolo, pero no lo volvería a hacer y menos después de lo que ocurrió.
Todavía
sostenía la taza medio llena, cuando nuevamente sentir sobre mí una mirada, una
mirada recriminatoria y apenada por la pérdida de una amiga. Era el tostador que
me miraba con odio, y apenas conseguía contener el llanto ante la desconexión
de su amiga.
Esa
mirada fue demasiado para mí, los remordimientos martirizaron mi frágil mente.
Intente organizar mis pensamientos, él no tenía culpa, tenía todo el derecho a
recriminarme por lo que hice, pero no lo soporte y… le desconecté, si lo hice y
fue entonces cuando me empezó a asediar un pensamiento, había acabado con su
existencia.
La
espada de la justicia pendía sobre mí, un destello de lógica iluminó mi cabeza,
sí en vez de matarle sin más le hubiera robando, mi pena se reduciría
notablemente…, salte sobre las rebanadas de pan.
En
ese momento, Daniel entró en la cocina.
- ¡Que detalle el tuyo, empezaste a
desayunar sin mí! - dijo mientras me miraba fijamente.
Esa
mirada no me gustaba nada… era una pena que las personas no tuvieran enchufes.
Lunaoscura
seria bueno el enchufe pero los artefactos son o suelen ser ominosos--
ResponderEliminar