miércoles, 15 de junio de 2016

La maldad tiene rostro

Mi marido había muerto, él había sido un hombre rudo y cruel. Después de nuestro matrimonio y conforme pasó el tiempo, empezó a tratarme con rudeza, en principio, con empujones, después, le siguieron, los golpes y la sangre. El ocultarme y el silencio, se hizo una constante en mi vida, esperaba cada paliza con miedo, y lo más grave, era que me creía merecedora de ese trato.

Hasta que esa noche de invierno, Drsmiel, estaba iracundo, como nunca lo había visto, lo que lo llevo a tratar de estrangularme. Aterrada, lo empujé por las escaleras desnucándose en el acto. 

Después del entierro, mi ansiedad y angustia eran alarmantes, me parecía verlo por la casa, dando vueltas. A la postre, empecé a acostumbrarme al silencio y a la tranquilidad, pero sobre todo, a no tener miedo. 

Hasta esa noche sosegada de verano, que adormilada, escuchaba el sonido de los árboles que agitaban levemente sus hojas, produciendo un sonido envolvente y delicado. De pronto, algo cayó sobre mí, no pude ver qué era, en ese momento ante mí, estaba Drsmiel, se reía escupiéndome, con sus dientes ennegrecidos y su piel maloliente. Me miraba con ojos inyectados de sangre, extendiendo sus manos corrompidas para agarrar mi cuello.

Aterrada, de un salto me incorpore, busque desesperadamente a Drsmiel, poco a poco me fui tranquilizando, seguramente se había tratado de una pesadilla.

A partir de ese día, se presenta en mis sueños todas las noches. La maldad tiene rostro. Drsmiel, no pensaba dejarme en paz nunca, no me dejaría vivir, haciéndome pagar cada noche por su muerte. Había destrozado mi vida mientras vivía, y una vez muerto pensaba llevarme a la tumba con él. De eso estaba convencida.


Lunaoscura

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