Tinieblas densas de la luna oscura,
sobre los hombros inocentes,
subyugas a los hombres,
en tu brumoso dominio.
Cautivas a taciturno poetas,
ciñendo íntimos pensamientos,
explorando recovecos del alma,
ante ti no sirven apariencias.
Señora oscura, sabía y bella,
en ocasiones juguetona;
alivias lacerados corazones,
en la íntima oscuridad.
Eres la gran liberadora,
allí donde nadie puede observar,
allí donde nada hay,
aleccionas, qué es la libertad.
Eres alquimista y artista suprema,
inspiradora de artistas,
no admites juegos, sólo la verdad,
de no ser así, tú jugaras.
Un escalofrío recorra su espalda,
ahogando sus ojos en fuego glacial
de inexplicable estremecimiento,
invadirá su grácil mortalidad.
Lunaoscura
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