domingo, 28 de diciembre de 2014

El tren

Luz está parada, en la parte alta de las escaleras, tiene un panorama completo de la sala. Se encuentra en penumbras dada la hora, todo está en perfecto orden, es tranquila y confortable, es una sala  pequeña, conservadora con una chimenea al frente de las escaleras.



Desciende con calma, observa su vestido de novia sobre un sillón de la sala, en el piso se encuentran las zapatillas y su velo se encuentra sobre uno de los sillones pequeños. Hoy se va a casar, esta a la espera de sus amigas que le ayudaran a vestirse.

Al lado de la puerta, están unas maletas, lista para ser llevadas a su destino.

Se oye el timbre, ella se sobresalta. Se dirige a la puerta, son sus amigas Katya y Susy. Están radiantes parecería que ellas son las que se van a casar, entran y saludan a su amiga.

Hay tanto alboroto, entre bromas y risas. Nuevamente, suena el timbre, Luz se extraña, no espera a nadie más. Se dirige a la puerta, es un mensajero.

Éste, pregunta por la señorita Luz de Luna Hurtado. Ella le responde, Soy yo.

El mensajero le entrega un telegrama; Luz le da las gracias y cierra la puerta.

De camino a la sala, piensa. ¿De quién podrá ser?

Por un momento, detiene su trayecto.

Seguramente es de su padre, tiene años que no lo ve. Sólo unos meses atrás, se comunico con él para informarle que se casaba, esperaba que la acompañara, pero conociéndolo, seguro que hay algo que le impide venir, clásico en él.

Sus amigas, le preguntan, sí todo está bien. Ella, les dice que sí, sólo le habían entregado un telegrama.

Katya le pregunta

-                    ¿De quién es?
-                    No lo sé, vamos a ver.

Rompe el sobre, saca el telegrama, lo desdobla y lee: “Señorita Luz de Luna Hurtado, me permito informarle que en la madrugada de hoy su Señor padre José Hurtado, falleció”

Luz no puede dar crédito a lo que sus ojos leen, sus amigas están perplejas, no saben que decir, todas quedan en silencio.

Katya y Susy contemplan a Luz, a la espera de su reacción. Después de unos minutos, ella habla, es evidente que está alterada, sus ojos brillan por las lágrimas que la invaden, con voz entrecortada, para sorpresa de las chicas, dice:

¡Bueno, el show tiene que seguir, no podía esperar más de mi padre!

Sus amigas, no saben, qué hacer o decir. Luz se aproxima al sillón y toma su vestido.

En ese momento, a lo lejos se oye el silbato de un tren, avisa que se aleja de la estación.

Al escucharlo, Luz en voz baja, dice:

¡Ya, todo es pasado!



Lunaoscura

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