martes, 23 de diciembre de 2014

Amor de tres tiempos

Era otoño, Luz caminaba por la calle del centro de la Ciudad, embobaba viendo las construcciones antiguas que pululan en el lugar, imaginado sus momentos de esplendor.




Las calles empedradas y carruajes tirados por caballos. Las damas y los caballeros con sus vestimentas de época y los indígenas, mestizos, criollo y demás personajes, deambulando a toda prisa realizando sus faenas, tal como lo había visto en documentales históricos.

El ruido de claxones y el barullo de miles de voces al unísono, la hicieron volver al presente.

El presente, también tenía su encanto. Calles invadidas de vendedores ambulantes, un sin número de objetos en venta que,  al entorno invadían de colores, texturas y tamaños, y una marejada humana que como hormigas iban de aquí para allá. Todo es un caos multiforme.

Sin previo aviso, Luz sintió un empellón, perdiendo el equilibrio, estuvo a punto de caer,  por no ser una mano fuerte que la sostuvo del brazo.

Entre enojada y sorprendida, le dio las gracias a la persona que le había ayudado, mientras se arreglaba la ropa y recuperaba la compostura. Luz levanto la cara para expresar una sonrisa de agradecimiento. Cual va siendo su sorpresa, era ni nada ni nada menos que Víctor.

Víctor había sido su novio a los diecisiete años. Su comportamiento en esa época con el pobre de Víctor, había sido como un dolor de muelas. Caprichosa, voluntariosa, grosera y demás tonterías.

Después de un tiempo de “relación”, termino con Víctor para relacionarse con un chico mayor que la hizo ver su suerte. Después de seis años decidió terminar con eso.

Luz y Víctor, se perdieron por catorce años, hasta una tarde en que Luz buscaba que alguien que resolviera un problema de computo. Después de marcar números y más números telefónicos, una señorita la atendió pacientemente y Luz pudo explicar lo que necesitaba.

Esa mujer, diligentemente, le indicó:

-  Claro, ya entendí, le voy a pasar la llamada al ingeniero Mendoza, él se encarga de eso.
        
Después de unos pocos minutos, se oyó una voz que le decía.

-   Buenas tardes. ¿Dígame en qué puedo ayudarla?

Luz le explico, lo que necesitaba y para que lo quería.

Su interlocutor, señalo.

-   Ya entendí, mañana háblame como a esta hora y le daré una respuesta.

Luz le dio las gracias y le pregunto su número telefónico y su nombre.

El de la voz dijo con toda tranquilidad.

-   El número es el mismo que marco y mi nombre es Víctor Mendoza para servirle.

Luz anoto los datos, al terminar de apuntarlos, para verificar que fueran correctos los leyó. El nombre de la persona le pareció conocido.

Curiosa como era, le pregunto si alguna vez había trabajado en una institución gubernamental.

-    Él le respondió que sí, cuando tenía como diecisiete años ¿Por qué?

Con alegría Luz le dijo quien era, se pusieron a platicar por un rato y acordaron verse para ir a comer al día siguiente. El lugar del encuentro, era un restaurante a que iban cuando eran novios.

Al día siguiente cuando llegó al lugar, ya estaba Víctor. No era el chico que recordaba, era un hombre de treinta y tres años y ella una mujer de treinta y dos.

Él se había casado, Luz estaba con los preparativos para su boda. Comieron, recordando compañeros de trabajo, chismes. La pasaron excelente.

Al la salida, Víctor la acompañó a su oficina, estaba muy cerca, caminaron como en antaño. Él cargaba su bolsa, esto a Luz le produjo remordimiento, se acordó lo grosera que había sido con él, más no dijo nada por pena. Llegaron a la esquina de la oficina de Luz y se despidieron.

Cuando llego a su oficina, Luz se sentía confundida, si bien ya habían pasado muchos años de esa relación, ella siempre guardo un recuerdo especial de Víctor. Sentía cariño y remordimiento a la vez.

Con esos pensamientos, fue sorprendida por su prometido, que sin avisarle había ido a verla, estaba furioso y empezó una bronca por su ausencia.

Luz con remordimiento y susto no atinaba que hacer, hasta que sintió arder su mejilla derecha. Ricardo la había dado una bofetada y salio de la oficina diciendo improperios.

Como todo abusador, esa noche fue a la casa de Luz pidiendo perdón y jurando que no volvería a pasar.

Al día siguiente, recibió una llamada cerca de la hora de comida. Era Víctor para invitarla a comer, frente de ella estaba Ricardo, sintió que la sangre se le bajaba a los pies, trato de disimular el nerviosismo, muy formal hablo con Víctor sobre el proyecto.

Ricardo, espero a que terminara de hablar para decirle que se tenía que irse y muy probablemente no la pudiera ver en la noche, tenía una reunión con sus compañeros de trabajo, Luz sólo atino decir que estaba bien.

Ya sola en la oficina, quería hablarle a Víctor para ir a comer, con él se sentía muy bien, por otra parte consideraba que no era correcto, él era casado y ella estaba comprometida.

Con todo ese dilema, tomo el teléfono y le marco a Víctor para aceptar su invitación,  era sólo ir a comer que tenía de malo.

La comida transcurrió entre pláticas y risas. A la hora de acompañarla a su oficina, Víctor le dijo que la seguía queriendo. Luz entro en pánico, él era casado, pero no podía negar que lo que decía Víctor era cierto, ella siempre había tenido la certeza sobre sus sentimientos.

Trato de explicarle que no era posible nada, él estaba casado y ella estaba por casarse. Víctor le respondió que a su sola aceptación se divorciaba, Luz dudo, recordó lo mal que se comporto con él y lo mal que se comportaba Ricardo con ella.

Por un momento estuvo a punto de aceptar. No obstante, ese titubeo, le dijo a Víctor que era la última vez que se veían, de darse otra salida, podrían lastimar a otras personas. Llegaron a la esquina de la oficina, se despidieron.

Luz se caso con Ricardo tuvieron hijos y una vida de maltratos, hasta que finalmente se separo de Ricardo. Tuvo que empezar de nuevo, el matrimonio la había acabado en todos los sentidos.

Ahora, después de quince años, la vida los vuelve a reencontrar en el centro  de la ciudad, donde hay miles de personas transitando.

Ambos separados con hijos y tratando de salir adelante. Nuevamente, la vida los ponía aprueba.

En esta ocasión, intentaron darle una oportunidad al destino, por un tiempo salieron pero no resulto, había entre ellos mucha historia y compromisos. Las salidas se espaciaron, ninguno de los dos intento buscarse.

Cuál era la moraleja de esa historia, sólo el tiempo se los dirá.

Lunaoscura


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