lunes, 26 de febrero de 2018

Suplicio


Hoy para ti soy nada,
yo apenas consigo aguantarlo,
es como si un vendaval
se lleva todo lo que fuiste.

Luna indulgente


Anoche me despojé
uno a uno de todos mis tormentos;
abrí mi alma de par en par,
y grité en silencio su nombre.

Desconocidos


Ella sabe que la buscará,
él sabe que ella estará ahí,
mientras llega
un amor de verdad.

La tormenta ha terminado


El tiempo
en que me he perdido,
es sólo un tiempo pequeño
en el cielo del olvido.

He comenzado a olvidar
las cosas que decíamos
que íbamos a hacer.

miércoles, 21 de febrero de 2018

Hasta que la muerte los separe

Como cada día, se levanta royendo la almohada. Se revuelve y para el despertador de un golpe. Bosteza a la vez que se rasca los legañosos ojos y echa un vistazo a su marido.

Se inclina y le susurra al oído que van a llegar tarde, él reacciona y se levanta para ir al baño, ella se va a la cocina a preparar un desayuno rápido. Después de unos minutos, y listo para la faena diaria, coge la taza de café que con esmero ella le ha preparado y bebe rápido.

En ese momento, una cabellera despeinada aparece en el umbral de la puerta, al tiempo que una mano le cubre un sonoro bostezo. Él pasa por su lado y le toca la cabeza a modo de saludo. El chico hace una mueca de aburrimiento y murmura algo inaudible. Con un gesto, se despide de ellos, tiene que trabajar.

Ella, observa como la puerta se cierra tras él, escena que se viene repitiéndose desde hace veinte años, suspira y continua con las labores propias de su oficio de madre y esposa.

Es tarde, el Sol se ha escondido, pero para él, el día le está saliendo redondo. Ya ha vendido casi todo. Decide llamar a su esposa para decirle que no lo espere para cenar, que llegará un poco más tarde.

Ella se preocupa, por supuesto, pero entiende que el trabajo de su marido es duro y que tiene que hacer cosas como esa de vez en cuando.

Justo cuando cuelga el teléfono, ve doblar la esquina a una señora mayor. Ella se fija también y esboza una sonrisa con su arrugado rostro. En cuanto llega a su altura, le da dos besos y le pregunta por la familia. Él responde con sinceridad y con una extraordinaria labia, consigue redirigir el tema hacia su mercancía. Como era de esperar, consigue venderle algo.

Por fin y después de unas cuantas ventas más, decide regresar a su casa. Si las cosas siguen funcionando tan bien, quizás le podrá comprar a su hijo esa consola nueva que tanto pide, y quizás le dé una sorpresa a su mujer. Sonríe.

Se interna en la barriada, en la que la mitad de las lamparas ya ni encienden y las prostitutas se agolpan en cada esquina. Ojalá el hijo no tuviera que terminar de crecer en un barrio como ese, es lo que piensa.

Mientras camina, contempla con sorpresa como un tipo desaliñado se acerca a él, mete la mano en su chaqueta y aparece es el cañón de una pistola. Sin pensarlo dos veces, vacía el cargador en su pecho y apenas se inmuta cuando el cuerpo inerte se estrella duramente contra el suelo.

El sujeto se inclina buscando en su chaqueta y los bolsillos del pantalón. Extraer el dinero, se da la vuelta y continua el camino. En las ventanas, la gente asoma su nariz, pero la vuelve a esconder en cuanto le reconocen.

En tanto, en su casa su familia lo espera, ese día era su aniversario de bodas, pero el destino había determinado que era el tiempo de separarlos.


Lunaoscura

Amor cobarde

Tu estrategia
me partió la ilusión en dos,
encerraba los ojos,
mientras el desconcierto
nubla mi entendimiento.

martes, 20 de febrero de 2018

Una noche más…

El silencio de la habitación me envuelve en un sopor cálido, parece una noche más de verano, pero tu presencia, tus ganas, mis ganas la hacen distinta, la hacen especial. Quizá sea el tiempo, el deseo de verte, tus ganas de hacerme tuya una vez más.

Sigilosamente te acercas, me miras y me besas, mientras tus brazos arropan mi cuerpo. Siento tu respiración como invade mis sentidos. Me pides que confíe en ti, que no tema. Sonrío y te miro.

Sacas un pañuelo y me vendas los ojos. Siento como una corriente eléctrica invade mi ser y me estremezco.  Nuevamente me besas y tus manos deleita mi cuerpo con dulces acaricias. El tiempo se detiene y el frenesí toma el mando.

Con tus manos te guías, tu respiración me haces temblar. Es extraña la sensación de no verte y de sentirte más que nunca. Me dejó llevar por tu frenesí. Me abandono en tu deseo viril.

Suspiro una vez más, me quito la venda y no estás. Otra vez, esta maldita imaginación que, me hacer delirar con que algún día volverás.


Lunaoscura

Sueño de tinta

En la negrura de la noche
miles de anhelos se deslizan
en soledades que hoy se rechazan.

miércoles, 7 de febrero de 2018

Renacer

Volverá a tropezar en trampas de ilusiones. Cuando sus silencios callen, y aunque pase más de media vida.  Arremetiendo contra la vida, con más pena que gloria, alimentado sus esperanzas con adrenalina y caladitas de utopía. La mariposa no ha muerto sigue revolotean dentro de este corazón enamorado.


Lunaoscura

Mascarada

La noche era agobiantemente bulliciosa, risas, voces y música se escuchaban por doquier. Ariana caminaba entre la multitud, ajena al jolgorio, era como un fantasma lastimero de semblante inexpresivo.

Después de un rato de deambular sin meta ni rumbo, se detuvo frente a una banca de algún lugar. Se sentó desgarrada y levanto la cabeza al cielo nocturno. La cabeza le daba vueltas, estaba confundida en una maraña de pensamientos y emociones.  

El devorador de sueños le había vuelto a engañar. No es que importara, pero… Eso no quiere decir que no fuera a volver a intentarlo. Las derrotas no sumaban y sin embargo… No había nada que perder, solo ese lento fluir ajeno al tiempo. Nada que ganar sino… De todas maneras, el tiempo no es para tanto cuando eres un ser sin palabra perdido en la mascarada grotesca de emociones superfluas…

El silencio, invadió su cabeza, era como si en ese momento todo se paralizara.

Cuándo eres… Cuándo eres, ¿qué?…

Se esforzaba por encontrar alguna respuesta. Después de varios minutos, su semblante se ilumino, había encontrado la explicación, tan obvia y tan insana.

Era verdad, el devorador de sueños le había vuelto a engañar, y ella, no había acabado de aprender que debe usar multifacéticas caretas.

Una sutil risa melancólica se dibujo en su rostro, suspiro hondamente. Se incorporó y dirigió sus pasos al baile de mascarás en donde él la esperaba.

Lunaoscura