Sé
que me ama,
lo
huelo en sus caricias,
en
su mirada,
en
cada gesto suyo.
El
despliegue de su amor
transforma
mi cuerpo
succionado
por su sed;
yo,
una gota horizontal,
que
él bebe, sin pudor.
Haga
lo que haga,
él
ha decidido amarme;
cada
roce es una profecía
que
traspasa mis fronteras.
Caigo
en sus brazos,
más
que hacerme suya,
me
elige como diosa
de
su santuario varonil.
Lunaoscura
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