Despertó bruscamente, no sabía si
había tenido una pesadilla o si aún seguía durmiendo y estaba soñando. Después
de un buen rato, vio el reloj, marca las cinco de la mañana, había llegado el
momento de levantarse.
Salió como todos los días, compro algo
para desayunar y camino rumbo a su trabajo. Todo iba igual que siempre hasta
que, sin darse cuenta, ¡cruzo un semáforo en rojo y.… pum! Todo se apagó...
Fueron segundos que parecieron horas.
No fue nada grave, se levantó, sacudió
sus ropas y siguió su rumbo, ¡pero a la cuadra siguiente... pum! otra vez. No era un buen día.
Volvió a levantarse y ahí frente a él
estaba el amor de su vida, o por lo menos eso sintió. Sin mediar palabra, ambos
se miraron, se tomaron de la mano y caminaron juntos hacia algún lugar.
Tenía la certeza que ese día su vida
cambiaría para siempre, para bien o para mal, quién puede saberlo…
Bruscamente, Antonio resucitó.
Lunaoscura
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