Jackson Pollock en acción. |
John
Ekelhaft (Newark, New Jersey, USA, 1960) es un escritor estadounidense de
origen alemán como delata con claridad su apellido, cuyo significado —diríamos
lamentablemente— es ‘asqueroso’. Ekelhaft se doctoró en Biología Molecular en
el año 1983 (Universidad Cornell, Ithaca, NY). En la actualidad es profesor de
Ingeniería genética en la Universidad Vanderbilt (Nashville, Tennesse).
Desde
muy joven convivían en él una decidida
vocación científica y un exaltado
interés por las letras que su familia consideró extraño y sospechoso. La
que aquí reproducimos es una composición
que se basa, según palabras de su autor,
en una serie de notas apresuradas y desastrosas procedentes de varios cuadernos
de su programación de aula. En el texto encontramos un sombrío conjunto de
contenidos más o menos vinculados, directa o indirectamente, con la materia que
imparte en su actividad docente allí en la Atenas del Sur, también conocida como la capital
de la música country. Sin que se
sepan demasiado bien las razones, el poema pretende ser una interpretación del
concepto de action painting y por lo
tanto está dedicado al célebre artista, también norteamericano, Jackson Pollock
(1912-1956). Sencillamente increíble.
Ekelhaft
sólo ha publicado, gracias a Dios, tres libros; dos de ellos escritos en lo que
él denomina “poesía anteroposterior”: Massive
heart attack (Infarto masivo,
1984) y Wave theory and other poems (Teoría
de las ondas y otros poemas, 1987). En 1988 se pasó a otro estilo lírico
—calificado por Ekelhaft como “poesía dorsoventral”— con el poemario, de tan
sugerente título, Chickpeas by themselves
or the mothball (Garbanzos viudos o
la bola de naftalina, 1990). Seguidamente, y por motivos de salud, abandonó
—con carácter definitivo— su trabajo literario. Dejó asimismo la docencia
superior y no sabemos nada él. En Vanderbilt lloran su desaparición.
Incluimos
aquí el poema “Cosificación del deseo sexual” (“The reification of sexual
desire”), perteneciente a su primera obra. La traducción del inglés es de
Gonzalo Echevarría.
“Cosificación del deseo sexual”
Sintetizar secuencias de ADN
cromosómico.
Sintetizar bacterias capaces de
fabricar hidrógeno y biocarburantes
con el objetivo de que entren en
escena los genes suicidas,
lo que me recuerda la famosa mole de
piedra
arrastrada por las tempestades en el
Puerto del Hambre o Ciudad del Rey Felipe.
Nos dirigimos hacia la sustancia que
es causa de sí misma
a través de las modificaciones que
afectan a los polipéptidos,
con los ribosomas, los cuales están
en todas las células
excepto en los espermatozoides;
y, por fin, con la síntesis de
proteínas destinadas específicamente a la exportación.
Transcripción por una ARN polimerasa
mitocondrial determinada.
Clave alfanumérica: 80 S (unidades
Svedberg).
Un hombre cuerdo jamás hace
confidencias.
Se produjo —como estaba previsto— una
translocación ribosomal;
y luego las proteínas se configuraron
espontáneamente
como una estructura compuesta de tres
dimensiones;
y la proinsulina formó los habituales
puentes disulfuro.
Una mujer sin cabeza es percibida
como un simple cuerpo debido a que se suprime la individualidad transmitida por
el rostro, los ojos y la conexión visual, como en toda persona acéfala.
Puesto que la esencia de las
relaciones interpersonales es el conflicto
—preste mucha atención a este
aspecto, Mr. Pollock—,
los genes metilados aportan una luz
mesiánica
al estudio del fetichismo de la
mercancía.
Teniendo en cuenta que
la radiofrecuencia diferencial y la
cinética subcuántica
son como las dos caras de una moneda
—no, no, mejor “de una misma
moneda”—,
y que la cantidad de circulante que
mantiene la estabilidad de los precios
afecta a esa münze ilusoria desde el
punto de vista
de una ética demostrada según el
orden geométrico,
el alumno debe responder a la
siguiente pregunta:
¿De qué depende, en Óptica, el efecto
Doppler-Fizeau?
Piense antes de contestar, imbécil.
Carlos Manuel López Ramos
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