Dos
extraños bailando
bajo
la luna, al compás
de
una melodía extraña
llamada
casualidad.
Danzan
al vaivén del viento,
como
dos jirones de nube
que
unen sus soledades
en
un abrazo tierno.
El
hielo abrasador
de
sus heridas ya no duelen,
sus
corazones se estremecen
en
ese descanso tan cansado.
Su
andar solitario
de
su libertad encarcelada
ha
quedado en el olvido
de
un pasado menguado.
Aprenden
a decir “Te amo”
como
nunca lo habían dicho;
palabras
que nacen del alma y,
palpita
como una nueva sinfonía.
Lunaoscura
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