Anoche
me despojé
uno
a uno de todos mis tormentos;
abrí
mi alma de par en par,
y
grité en silencio su nombre.
La
Luna me acarició con ternura, y
del
desasosiego me abrigó.
¿Qué
te tortura?
Desgarrada,
me queje amargamente;
salgo
todas las noches
con
la ilusión de encontrarme con él,
para
fundir mi cuerpo herido con el suyo
para
no separarnos nunca,
pero
cuando llega el amanecer,
vuelvo
a casa sin haberlo encontrado.
Apenada
por mi dolor me dijo,
cada
vez que tu corazón lata por ese amor,
llévalo
hasta el alma
fundiéndolo
en un beso eterno
que
cierre tu alma partida.
Lunaoscura
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