En el jardín del hospital psiquiátrico, David vio a un muchacho cuyo aspecto lo sorprendió, tenía el pelo largo y le caía sobre la cara cubierta de una fina e incipiente barba. Además, no miraba en forma huidiza, donde dirigía la mirada se quedaba un rato observado, como si meditara sobre todo lo que lo rodeaba. Sostenía la bata que rodeaba su evidente delgadez como si fuera el sudario de un revivido.
Lentamente se acercó, le saludo, y él hizo lo mismo.
- ¿Por qué estás aquí? - le preguntó.
- Con un semblante de desconsuelo y hastío, le dijo- He hecho todo lo posible para que me encierren. Aborrezco la sociedad. Me he hecho encerrar para escapar del mundo asqueroso que nos rodea, para huir del consumo, del materialismo atroz, del individualismo alienante.
- Entiendo- dijo David pensativo y se sentó a su lado.
- ¿Y usted, por qué está acá? - preguntó luego de unos segundos.
- David lo miro directo a los ojos- ¡Ah! yo solo estoy loco.
Lunaoscura
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