miércoles, 26 de agosto de 2015

Rapsoda

El hálito de la brisa nocturna, acariciaba su rostro, era un taciturno ser de la oscuridad, no podía negar su naturaleza. La luna y las estrellas eran sus compañeras; le susurraban mil sensaciones en delirante desfile sonoro. Era un aprendiz de poeta, bohemio y trasnochado… La lluvia había cesado, y la luz de las farolas, se reflejaba en el asfalto, mientras sus pasos, se perdían en la soledad de las calles vacías, las musas danzaban a su alrededor.


Lunaoscura

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