domingo, 12 de febrero de 2017

Alborada

Las figuras amorfas de los árboles que se yerguen sobre la avenida, bajo la ambarina vigilancia de los faroles, se levantan en el venenoso cielo negro, empeñados en llevarle la contraria a los pajarillos que anuncias el nuevo día. Ellos, con sus tímidos cantos reclaman su territorio, su intimidad, su vacío y su plenitud. Un gato detiene su marcha sobre las baldosas frías, me observa desde su escondite, pareciera que se preguntase si soy peligroso o tal vez, se pregunte qué hago ahí envuelto en la penumbra. Por unos instantes, nos miramos, me doy cuenta que compartimos el mismo espíritu de independencia y soledad. Los dos volvemos a nuestro trascendental silencio, al placer de ser. Hay algo mágico en la penumbra de la alborada.


Lunaoscura

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