viernes, 16 de enero de 2015

Envés

Él, un hombre decepcionado del amor, había fracasado en sus últimos matrimonios, saboreaba la amarga experiencia de la infidelidad. No deseaba ninguna relación formal, sólo amistad con algo de intimidad.




Ella, mujer convaleciente de un mal matrimonio y la experiencia del maltrato. Con auto-estima anulada y una dosis de amargura.

Dos mundos que la coincidencia o el destino, los juntaba en un tiempo y lugar específico.

Desde un principio, ella le llamo la atención, era fuerte, segura de sí, muy profesional, no obstante, era distante e introvertida. No veía, la forma de abordarla sin que ella se sintiera acosada.

Después de algunos meses, había logrado que, ella lo saludara con algunos comentarios de cortesía.

A pesar de las atenciones que, él le brindaba y el tiempo que compartían, el trato que ella le brindaba, era eminentemente profesional, estaba totalmente cerrada.

Un tanto por la actitud de ella como por su espíritu aventurero, se dio a la tarea de conocerla. No desaprovecho ninguna oportunidad para tener mayor contacto con ella.

Esa situación, a ella le resultaba graciosa e intrigante, se negaba a pensar que detrás de tantas bobadas por parte de él, existiera otra intensión que no fuera simplemente simpatía.

La convivencia, se fue tornando cada vez más abierta, llegando incluso a salir a tomar un café.

Después de cierto tiempo, él le pregunto, sin tacto alguno.

-       ¿Si sería capaz de acostarse con él?

Ella, quedo pasmada, desde hacia tiempo se consideraba la mujer más fea e insignificante del mundo, y la respuesta inmediata por parte de ella fue.

-   ¿Ya me viste bien? – y se echo a llorar.

Desconcertado, lo único que, él pudo expresar, fue.

-   Toma tu tiempo, cuando estés preparada me respondes.

Ella, tenía miedo pero a la vez cierta emoción. Él curiosidad y algo de empatía. Continuaron saliendo sin hacer mención a la plática pendiente.

Él se fue convirtiendo en su apoyo, siempre apoyándola e incluso la retaba para continuar. Ella, le daba ternura y un lugar en su vida.

La relación, obviamente era oculta. En los momentos de conflicto, ella se alejaba no quería ser lastimada, él inmediatamente la buscaba, Pese a que, en su interior había un conflicto, por un lado empezaba a quererla y por otro lado, no quería una relación propiamente.

Así transcurrió algún tiempo, ella se fortalecía cada día, empezaba a resurgir la mujer que se había apagado años atrás y él se alejaba de vez en cuando.

Finalmente, después de mucho meditarlo, él decidió poner fin a la relación. Con esa idea en mente la invito a cenar, después de la cena y de una plática de sobremesa agradable, con mortificación le dijo que, tenía que decirle algo.

El rostro de ella se ensombreció, tornándose seria, le comento que igual tenía que decirle algo.

Él le cedió la palabra, ella respiro profundo y empezó hablar.

-  Estoy consiente que tu, no quieres un compromiso ni entablar una relación formal. Pues bien, he conocido a un hombre fascinante, durante algún tiempo hemos salido, y bueno, me pidió que le diera una oportunidad.

Él no podía dar crédito a lo que ella le decía, era como las demás. Indignado y dolido, se lo reprocho.

-       ¿Qué, de las cosas que vivimos? ¿Qué, de lo que me decías?

Ella, aguardo hasta que se calmo, para aclararle.

-  Todo lo que dije y sentí, fue verdadero, jamás me burle, sólo que nunca perdí de vista que en cualquier momento te irías. Te quiero y por mi haría una vida contigo, pero tú no lo deseas y yo sí. Ahora, se presenta este hombre que está dispuesto asumir una relación, mientras tú sigues defendiendo tu libertad, no obstante que trate de hacerte saber lo que significabas para mí.

Después de la aclaración, ella se levanto de la mesa y le dio un beso en la mejilla y salió del lugar.


Lunaoscura

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