jueves, 29 de enero de 2015

Romanticismo

El Romanticismo es un movimiento artístico, literario y cultural que tuvo su inició en Inglaterra y Alemania a fines del siglo XVIII, y se extendió a otros países de Europa y las Américas durante la primera mitad del siglo XIX. Marcó una ruptura con la ideología de la Ilustración y el Neoclasicismo.


Si bien hoy el término "romántico" se asocia generalmente con el amor, en el siglo XVII se utilizaba para describir la emoción que despiertan aspectos agrestes y melancólicos de la naturaleza, así como sinónimo de algo increíble e inverosímil. En el campo literario y artístico de esa época, el adjetivo era antónimo del estilo clásico y grecolatino, como por ejemplo la literatura medieval y barroca.

Algunos críticos consideran Baladas líricas (1798), de Williams Wordsworth y Samuel Coleridge, la primera obra de este movimiento, pero otros mantienen que apareció una década antes con las obras de Robert Burns, William Blake y Mary Wollstonecraft. Son también importantes figuras en el Romanticismo inglés los escritores John Keats, Percy Byssche Shelley, Charles Lamb y Sir Walter Scott. En Alemania, la corriente se fraguó en las obras de Johann Wolfgang von Goethe, Clemens Brentano y los hermanos Grimm, y en la ideología de los filósofos Johann Gottlieb Fitchte, Friedriche Schelling, Georg Wilhelm Friedrich Hegel, y Immanuel Kant, aunque este último se asocia más con la Ilustración. El Romanticismo penetró en Francia después de la Revolución (1789-1799). Figuras importantes incluyen a François-René de Chateaubriand, Alexandre Dumas, Théophile Gautier y Victor Hugo. De hecho, el prefacio a la obra Cromwell, de Hugo, (1827) es considerado el manifiesto del movimiento. En Estados Unidos, Edgar Allan Poe, James Fenimore Cooper y Washington Irving son algunos de los escritores románticos más destacados.

El periodo romántico en España fue tardío y fugaz. Llegó a su apogeo a mediados de los años 1830, durante la primera guerra carlista. Ya para el 1840 el Realismo había entrado en el panorama cultural. El Romanticismo también llegó a Hispanoamérica. El indigenismo, la naturaleza y el pasado nacional de cada país son algunos de los temas que más abordaron los escritores latinoamericanos.

Exponentes principales del Romanticismo en España:

Ángel de Saavedra, el duque de Rivas
José Zorrilla
Mariano José de Larra
José de Espronceda
Francisco Martínez de la Rosa
Enrique Gil y Carrasco
Antonio Trueba
Mesonero Romanos
Gustavo Adolfo Bécquer (tardío)
Rosalía de Castro (tardío)

Exponentes principales del Romanticismo en América Latina:

Jorge Isaacs
Esteban Echeverría
José Mármol
Andrés Bello
Ricardo Palma

Temas:

Exaltación del yo. Los románticos hacían hincapié en el individualismo y el subjetivismo. De allí sugirió un interés en el interior del hombre y los misterios de la subconsciencia. El énfasis en el yo impulsa una reivindicación del gusto particular, rechazando el principio de la belleza universal.

Héroe rebelde e inconformista. Los románticos rescataron las grandes obras del Siglo de Oro, como las de Cervantes, Lope de Vega, Tirso de Molina y Calderón de la Barca. Los protagonistas de estas obras sirvieron como modelo del prototipo romántico: Don Juan como el héroe rebelde y Don Quijote como el idealista y soñador.

Melancolía y desengaño. Hay un desgarro interior. Los románticos rechazaban la época que les tocó vivir, y lamentaban la injusticia del mundo y fugacidad de la vida.

Evasión. Este desencanto llevó a una tendencia evasiva. Los románticos se sentían atraídos a lo medieval, en particular lo gótico, y los lugares exóticos. También había una fascinación por lo nocturno, las ruinas, los sepulcros, lo paranormal, las tempestades, los castillos abandonados, lo terrorífico y la fantasía. Para los románticos no españoles, España era un lugar exótico. Un ejemplo es Washington Irving, quien pasó un tiempo en España y escribió Cuentos de la Alhambra (1832).

Naturaleza silvestre y hostil. A diferencia de la naturaleza domada y estilizada del Neoclasicismo, los románticos escribían sobre bosques, montañas y paisajes embravecidos. La naturaleza representaba un espacio para experiencias espirituales.


Géneros:

La oposición a las normas, un rasgo principal de los románticos, se extendió a la producción literaria. No respetaban los límites de géneros y mezclaban lo trágico con lo cómico y el verso con la prosa. En la poesía reinaba la polimetría, y en la narrativa había un interés especial en cultivar la novela histórica y el costumbrismo.

- La lírica:

La poesía en el Romanticismo

Si la prosa fue el medio más adecuado para transmitir el pensamiento neoclásico, la lírica se convirtió en el Romanticismo en el modelo ideal para expresar toda la carga emocional que siente el ser humano. Junto a una poesía de carácter lírico se recupera también un tipo de poesía narrativa que relata leyendas y sucesos históricos.

Las fuentes inmediatas de este tipo de poesía hay que buscarlas en los poetas románticos extranjeros, como el alemán Goethe, que sirvió de inspiración tanto en las actitudes vitales de nuestros poetas como en los temas de sus obras, y el británico Lord Byron, que representa al poeta que está en constante rebeldía frente a la sociedad.

Evolución de la lírica romántica

* En la primera mitad del siglo XIX:

A mediados del siglo XVIII, aproximadamente, asistimos a un cambio ideológico y de sensibilidad en escritores que se habían educado en la corriente ilustrada de la época. José Cadalso, Jovellanos y Menéndez Valdés, entre otros, imprimen a sus obras de final de siglo una constante agitación emocional de talante puramente prerromántico.

Los escritores de la primera mitad del siglo XIX que dieron el paso definitivo hacia la configuración de la poesía romántica fueron el Duque de Rivas, José Zorrilla y José de Espronceda. Sin embargo, es en la obra lírica de este último autor donde hallamos el primer gran poeta romántico de la época.

* En la segunda mitad del siglo XIX:

En esta época nos encontramos con dos poetas que se anticipan a las innovaciones de contenido y estructura de la poesía moderna: Gustavo Adolfo Bécquer y Rosalía de Castro. Escritores de generaciones posteriores como Rubén Darío, Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, Dámaso Alonso y Pedro Salinas, entre otros, alaban la originalidad de sus obras y las consideran punto de partida de la lírica del siglo XX.

Insatisfechos con la realidad que les tocó vivir, los poetas de la segunda mitad del siglo XIX buscaron que las palabras fueran más allá de su significado estricto y evocaron realidades de mayor trascendencia. La poesía se concentra en el subjetivismo más puro, se convierte en la expresión más auténtica del yo poético.

Principales innovaciones formales de la poesía romántica

En la versificación:

Se combinan gran cantidad de estrofas y de versos de diferentes medidas: unas veces se enriquecen antiguos esquemas métricos con nuevas estrofas y gran variedad de ritmos inéditos o en desuso (se recupera el romance y con él el verso octosílabo, la silva, la octava real y las estrofas de arte menor); otras veces, se toman formas estróficas y versos de la poesía extranjera (el alejandrino francés, el heptasílabo con finales agudas y esdrújulas,...).

Prodigan la rima en abundancia, sobre todo la consonántica.

En el estilo:

El lenguaje frío y sujeto a normas del siglo XVIII se convierte en desbordado y muy expresivo.

El léxico se llena de palabras que denotan nostalgia, melancolía, desesperación, muerte, amor imposible,... y los adjetivos nos transmiten el rico colorido de los países exóticos y los tenebrosos lugares donde se refleja el estado anímico del poeta.

- La narrativa

La novela romántica.

Dos grandes manifestaciones surgen en la narrativa del siglo XIX: la novela histórica y los cuadros de costumbres. Aunque ambas responden al sentido nacional y al amor por lo tradicional que trajo consigo el Romanticismo, se oponen por el carácter idealista de la primera y el realista de la segunda.

La novela histórica

Los escritores románticos se sintieron atraídos por la narración de historias sobre personajes heroicos de la Edad Media, puesto que veían representando en el caballero medieval el ideal de persona libre y solidaria que anhelaban ser: libre porque no estaba sometido a las ataduras cotidianas del trabajo, la familia o las obligaciones sociales; solidaria porque actuaba para ayudar al necesitado, socorrer al indefenso y reparar injusticias.

Como consecuencia, prolifera un tipo de novela denominada histórica, que recrea pasajes, más o menos veraces, del pasado, sobre todo medieval, combinados o no con otros personajes y ambientes ficticios.

Mientras esta clase de novela triunfa en Europa, en España apenas se escriben obras de importancia: la ausencia de prosa novelesca en los casi cien años que dura el Neoclasicismo, por considerarse imaginativa, fantasiosa y, por tanto, falsa, acaba originando en la primera mitad del siglo XIX un gran vacío en la tradición narrativa.

Sancho Saldaña (1834) de José de Espronceda y El Señor de Bembibre (1844), de Enrique Gil y Carrasco, son ejemplos de este subgénero narrativo, que comporta una gran tarea de investigación y documentación histórica.

Los cuadros de costumbres

Consisten en la descripción de escenas y personas de carácter popular y cotidiano.

Cada autor se especializa más o menos en una región y, aunque refleja su carácter pintoresco y superficial, nos permite conocer las personas que viven en ella y su forma de vida: casa, trabajo, vecindad, familia,... De ahí que el costumbrismo tenga como finalidad reflejar la realidad del momento.

La narración costumbrista nace de la tendencia de los románticos al conocimiento y análisis de lo propio, de lo nacional, lo característico o diferenciador de las personas y los lugares. Para llevarlo a cabo, el escritor precisa dotes de buen observador, pintor minucioso y de elegante ironía.

Escenas matritenses (1842), de Ramón Mesonero Romanos, y Escenas andaluzas (1847), de Serafín Estébanez Calderón, constituyen dos obras representativas del costumbrismo.

- EL TEATRO ROMÁNTICO ESPAÑOL

El romanticismo español no pasa de ser un movimiento arrebatado, con apenas quince años de presencia en el teatro. La guerra de la Independencia y el posterior absolutismo de Fernando VII retrasaron la aparición del movimiento que, como es sabido, tenía tintes altamente revolucionarios. Por esto el teatro romántico hizo su irrupción en España tarde respecto a los demás países europeos. No obstante, podemos decir que los románticos españoles coinciden, en sus grandes directrices, con los alemanes y franceses. Este género se difundió especialmente a través de las traducciones de las obras de los escritores franceses Alejandro Duma y Víctor Hugo.

El carácter didáctico de la obra neoclásica desaparece con el Romanticismo. En esta ocasión, el dramaturgo compone para emocionar y no para educar.

Los rasgos significativos que presenta esta nueva concepción dramática son:

Libertad creativa: Se rompe con las normas del drama neoclásico:

-No se presentan unidades de acción, tiempo y espacio, pues en el drama romántico se desarrollan complicadas intrigas que abarcan un tiempo amplio en varios escenarios. Todo ello permite plasmar el dinamismo vital del protagonista.

-La trama se desarrolla en un número variable de actos (tres, cuatro o cinco). Es frecuente que sus títulos sinteticen el contenido de cada parte.

-Se mezclan asuntos cómicos con acciones y desenlaces trágicos, con los que se consiguen efectos grotescos.

-Se combina la prosa con el verso, aunque generalmente se impone este último.

-Aparecen abundantes acotaciones descriptivas de la escenografía y de los personajes.

Temática:

Los temas más representados desarrollan asuntos legendarios de la historia nacional e historias de amor, que resultan imposibles a causa de las normas impuestas por la sociedad (ser de clases sociales distintas, estar casado...) o por sentido trágico final que normalmente acompaña a este sentimiento.

Personajes:

-El héroe romántico tiene como ideales la libertad y el amor. Es un ser atractivo de origen oscuro que busca la felicidad y vivir con la máxima intensidad, pero el destino fatal rige su existencia y sólo consigue llevar la desgracia a quienes ama.
-La heroína romántica es una mujer dulce y tierna, marcada por su inocencia pura y por una fidelidad constante. Vive sacrificada y dominada también por un destino trágico. Su ideal vital es le amor, que aparece en los dramas en forma de intensa pasión.

Escenificación:

Se potencia al máximo la dimensión del espectáculo con escenas perfectamente diseñadas para la representación de sentimientos románticos.

- Decorados recrean ambientes exóticos y lúgubres (triste, oscuro): castillos medievales, cárceles, noches tempestuosas.

- Efectos de sonido se simulan campanas, truenos, tormentas, gritos...

- Efectos de luz se presencian anocheceres, amaneceres, apariciones fantasmagóricas...

Para finalizar, nos serviremos de la maravillosa eficacia de Emilia Bazán, quien sintetizó la esencia del romanticismo en unas pocas líneas:

“El Romanticismo representa tres direcciones dominantes: el individualismo, el renacimiento religioso y sentimental después de la revolución, y el influjo de la contemplación de la naturaleza.”



http://literatura.about.com/od/romanticismoyrealismo/p/Que-Es-El-Romanticismo.htm
http://elespejogotico.blogspot.mx/search/label/romanticismo
http://html.rincondelvago.com/romanticismo_generos-y-autores.html



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