jueves, 29 de diciembre de 2016

Precipicio de deseos perdidos

Te escribo en el precipicio de los deseos perdidos, no conoces mi secreto y yo no te lo confieso. Te pertenezco, pero no te lo digo. Te oigo de pronto y de lejos, te rozo en silencio me perteneces como yo te pertenezco. Solo yo sé el secreto: te poseo, me perteneces.

Al otro lado

Anoche me ha pasado algo realmente curioso: Iba bajando las escaleras de la casa, me dirigía al estudio, cuando de pronto me he quede paralizada en el último escalón. Mi cabeza se inclinaba hacia abajo, miraba mis zapatillas, sin poder hacer nada.

Lagrimas frías

Esa noche, la luna llena inundó el firmamento con una claridad que deslumbraba el propio reflejo del invierno e hizo palidecer a todas aquellas trivialidades que ocupaban espacio en el tiempo.

Condena

Trampas de ilusiones pesan más de media vida y
arremeten contra el cristal de la bombilla,
con más pena que gloria, y más sabor a derrota;
son hiel donde enjugas tus sueños.

Aunque sea una sola vez…

Quiero bañarme en las profundas
aguas de tus sentimientos,
sentir que los sueños pueden ser ciertos.

martes, 27 de diciembre de 2016

Cuando llega la noche…

Cuando llega la noche, estoy contigo. Oigo el palpitar de tu alma y siento el ardor de tu cuerpo. Lentamente, me adhiero a tu cuerpo, sintiendo el delirio tu piel.

Silencio

El silencio se oye a gritos, un silencio que retumba, que da miedo. Fue tan de repente, se pudo haber evitado, si hubieras tenido cuidado.

jueves, 15 de diciembre de 2016

Ensueño

Le pido a la luna que este sueño lo convierta en realidad. Despertar contigo, decirte que te quiero. Tus ojos son flechas clavadas en mi corazón y tus besos la luz de un amanecer que tanto anhelo.  Eres el hechizo de esa luna llena, con el que quiero estar en los amaneceres y en los crepúsculos. Sentir que vivo en tus sueños y dejar que tú te cueles dentro de mí.


Lunaoscura

Una noche más

Parece una noche más, pero tus ganas, mis ganas la hacen distinta, la hacen especial. Quizá sea el tiempo, la distancia, las ganas de verte, tus ganas de besarme…

Te acercas callado, me miras y me besas, siento tu respiración tan cerca. Me pides que confíe en ti, que no tema. Sonrió y te miro. Tu respiración me haces temblar, es extraña la sensación de sentirte más que nunca. Cierro los ojos y me dejo llevar, suspiro y abro los ojos para darme cuenta que no estás. Otra vez, esta maldita imaginación que me hacer soñar y delirar con algún día…

Cierro los ojos para buscar tu mirada y sentir tus caricias en mi espalda, aunque sé que es una estúpida falacia. Te beso en sueños para que sepas lo que siento a pesar del silencio de la distancia.


Lunaoscura

martes, 13 de diciembre de 2016

Réquiem

Llanto nublado, hormigón y cristal,
el silencio de los caminantes
se funde con el asfalto y el agua.

Sombras vagan por las aceras
envueltas en cascarones vacíos
incapaces de recordar una caricia.

El alma yace postrada,
condenada al abandono
de una eternidad
que se la envolvió en el olvido.

Hemos dejado de pensar
en el presente y de creer en el futuro.

Ya no hay vigor en nuestras miradas,
solo oscuridad.

No hay día. No hay noche.
No hay vida. No hay esperanza…

Murió el día que te alejaste,
el eco de tu voz dejó de oírse,
tu perfume se disipó entre las nubes y
el calor de tu aliento desapareció
arrastrado por el vacío
que nació de tu ausencia.

Quizás murió hace más de lo que creo.
Quizás era tu luz que iluminaba las cosas,
haciéndolas de otra manera.
Quizás, pero poco importa ya…
Te has ido y yo he muerto.


Lunaoscura

Cristal liquido

Mirada avivada, sonrisa bella,
portadora de melancolía serena;
en el marco de una trampa de cristal líquido.

Preámbulo de mil enredos inusitados.

Luz espectral

Mi instinto me advierte la cercanía de la muerte, estas últimas horas parecen alargarse. Mientras, la luna se apoya en el marco de mi ventana, hinchada y orgullosa. Brilla en las cornisas sucias de la ciudad que descansa en los sopores de sueños opiáceos. Sube y baja suavemente por la larga hilera de asfalto. Rueda acá y allá con su resplandor espectral. Esa luna, exhausta y abatida, alza el vuelo hacia el firmamento en busca de su cómplice, la noche.

Mis párpados me traicionan, me envuelve el púrpura aroma de una tranquilidad dulzona. Calma, amortiguada por la distancia y la quietud, me permite rememorar las suaves colinas y valles de tu cuerpo, bañadas por la cálida luz de un cielo azul.

Crujido de cemento. Golpe y lamento. Un largo instante, un destello de luz. Después, todo es negro.


Lunaoscura

viernes, 9 de diciembre de 2016

Liberación ilusoria

Con desesperación, trataba de alcanzar el picaporte de la puerta, como si el alcanzarlo le fuera la misma vida, mientras a su alrededor, la acompañaba una oscuridad fría y triste, la misma que le perseguía desde hacía mucho tiempo. La poca vida que le mantenía, día a día, se menguaba lenta y constantemente, haciéndola morir de inanición de cualquier tipo de sensación.

En medio de horribles sensaciones, una fuerza tiró su pierna hacia abajo, al tiempo que otra, tiraba de su mano hacia arriba. En el momento en que parecía que se iba a partirse por la mitad alcanzó con la mano libre el picaporte, liberándola de las fuerzas que la sujetaban.

Por uno segundos, se sintió liberada, pero el picaporte que le había servido de salvavidas, se volvió frío y su forma fue cambiando hasta transformarse en un revólver.

Una detonación rompió el silencio, ella se desvanecía en un inmenso océano de luz blanca, ahí supo, demasiado tarde, el error que había acabado de cometer.


Lunaoscura

Un día cualquiera

Como cada día, Salvador se levanta masticando la almohada. Se revuelve en la cama y de un golpe apaga el despertador. Bosteza, se rasca los legañosos ojos y echa un vistazo a su mujer, la que finge que no ha escuchado la alarma.

Se inclina y le susurra al oído que van a llegar tarde, la mujer se levanta para ir a preparar un desayuno rápido. Por su parte, Salvador ocupa el cuarto de baño, se ducha y se afeita. Una vez que ha terminado, se dirige a la cocina, coge la taza de café que con esmero le ha preparado Santa y bebe rápido.

Listo para emprender la partida, furtivamente, su mujer cae sobre él y le ajusta la corbata. En tanto, una cabeza morena y despeinada aparece en el umbral, al tiempo de que una de sus manos, cubre un sonoro bostezo.

Salvador, pasa por su lado y le toca la cabeza, el chico, hace una mueca de aburrimiento y murmura algo inaudible. Con un gesto, se despide de ellos.

La noche anterior recibió una llamada de uno de sus proveedores, así que diligentemente, se dirige en su busca. Después de un recorrido tedioso, llega a su destino. Un edificio de fachada deteriorada, llena de pintas de pseudos artistas callejeros.

Toca a la puerta con vigor y espera. En el interior, se escucha ajetreo, un ojo desconfiado se asoma por la mirilla. En cuanto lo reconoce, abre la puerta y lo invita a pasar. Como todo un buen anfitrión, don Roque, le invita una cerveza, Salvador la rechaza, está trabajando.

Sin cortapisas, Salvador, le pide que le muestre la mercancía. Las facciones de don Roque, se endurecen y con voz de trueno, ordena que le traigan el maletín que está en la habitación contigua.

Segundos después, un individuo mal encarado, entra con un maletín negro, viejo y sucio en una de sus manos y la otra mano por detrás de la espalda. Una vez que lo depósito sobre una mesa, Salvador lo abre y comprueba la calidad del producto.

Asiente y saca un fajo de billetes de su chaqueta, los cuenta delante de su proveedor. Mientras este, se relame de avaricia. Una vez terminado el negocio, ambos se despiden.

Es tarde, el sol se ha ocultado, pero el día le está saliendo redondo, ha vendido casi todo.

Divisa una cabina telefónica en la esquina y decide llamar a su esposa, para decirle que no lo espere para cenar, es que, cuando se siente que la estrella de la suerte está brillando, se tiene que aprovechar. Santa, se preocupa, por supuesto, pero entiende que el trabajo de su marido es duro.

Justo cuando cuelga el teléfono, ve doblar la esquina a una señora mayor. Ella, esboza una sonrisa en su arrugado rostro. En cuanto llega a su altura, le da dos besos y le pregunta por la familia. Salvador, responde con sinceridad y con una extraordinaria labia, consigue redirigir el tema hacia su mercancía. Como era de esperar, consigue venderle algo.

Por fin y después de unas cuantas visitas, se ha terminado la mercancía. En tal sentido, decide regresar a su casa. Satisfecho, va pensando que sí las cosas siguen funcionando tan bien, quizás le compre a su hijo esa consola nueva que tanto pide, y quizás le dé una sorpresa a su mujer. Sonríe.

Se interna en aquel barrio, en el que la mitad de las bombillas no encienden y las prostitutas se agolpan en cada esquina. Ante ese paisaje, no puede dejar de sentir mortificación por su hijo, que terminara de crecer en ese barrio tan miserable y peligroso.

Mientras camina, contempla con sorpresa, como un astroso se acerca a un tipo sentado en un banco. No ve lo que hacen, pero sí, el juego de manos.

Una vez que el yonqui se ha alejado lo suficiente, Salvador, es quien se acerca. El tipo levanta la mirada y se encuentra con unos ojos fieros y brillantes que lo observan. Le pregunta si tiene de la buena, y esté asiente, llevándose la mano al bolsillo, escarba y saca una pelotilla de plástico transparente, en cuyo interior se observa un polvo blanco. Le asegura que es de la buena y le insta a llevarse un poco.

Salvador, mete la mano en su chaqueta, pero en lugar de dinero, lo que aparece es el cañón de una pistola. Sin pensarlo dos veces, vacía el cargador en el pecho del fulano, apenas se inmuta cuando el cuerpo inerte se estrella duramente contra el suelo. Se da la vuelta y, continua el camino a su casa donde su familia lo espera. Se le escapa un suspiro, mientras se dice que, al fin de cuentas, fue un día cualquiera.



Lunaoscura

lunes, 28 de noviembre de 2016

Desierto

Desnuda sobre la inmensidad manida y gastada. Mi mente divaga, mis ojos caen y miran la nada, reverberando el Sol impasible ante mi desasosiego. Mi ser está empapado de esa sensación acuosa, salina y ardiente.

En este desierto, voy dejando huellas húmedas. Mis fuerzas han terminado derribándome. Mi rostro se ha sembrado en el suelo carente de tierra. En un absurdo juego, el ambiente se impregnó de un suave olor afrutado con trazos de madre selva.

Ante mí, a mucha distancia aún, hay algo. Algo indefinido. Algo borroso. Una mancha oscura que contrasta con el paisaje dorado y meloso. Será una vía de escape o la negra locura que vierte esa sutil malicia y desata este infernal anhelo.

Aún arrodillada, le miro. Me llevo las manos a los ojos, será un espejismo, producto de una imaginación aturdida que colapso por una melancolía silenciosa.

Es una entelequia color canela con lanosidad de obsidiana. Huele bien. Huele… a ilusión y esperanza.


Lunaoscura

Fellare

Lovers embrace
Afuera la lluvia lo cubría todo, la noche se veía más oscura que de costumbre. La luna está escondida entre las nubes y no parecía tener intención de salir. Veo a través del cristal empañado, salpicado de esas pequeñas gotitas que hacen el mundo borroso. Lo rozo con los dedos tratando de quitar un poco de vaho, pero enseguida vuelve a surgir para sustituir al que se ha ido. Aun así, sigo mirando a través de él, intuyendo todo aquello que no puedo ver.

De repente, siento tu aliento en mi nuca, desde mi estómago sube una oleada de pasión ígnea que me hace temblar, como siempre que te tengo cerca. Cierro los ojos y dejo que me des la vuelta y me abraces.

Lentamente, bajas tu mano por mi espalda, un agradable escalofrío la recorre detrás de tus dedos. Me estremezco, caigo rendida y busco tus labios. Te miro a los ojos, siento como los tuyos se me clavan, mi corazón late a cien por hora, suspiras, y yo sonrío. Sé que me deseas, lo demuestras con cada gesto.

En ese halo incandescente, tus dedos dibujan caricias en sobre mi rostro, sigues con un beso apasionado que hace que mis ojos se cierren. Muy despacio, me muerdes en la oreja. Me vuelves loca, quemas por igual fuera que dentro.

Lentamente nos dirigimos a la recamara, gentilmente me invitas a entrar primero, con pasión arropas mi cuerpo con el tuyo y buscas de memoria mis rincones por encima de la ropa. Te deslizas y aprietas con furia al encontrarlos.

Con prisa por tenerte, giro quedando de frente a ti, arranco tus botones y con fuerza despojo la camisa de tu cuerpo, mi mano se oculta debajo de tu pantalón, dejándome llevar por la voluptuosidad que me inunda en medio de esa oscuridad.

Arrastro una mano por tu ombligo, dibujando un camino hacia abajo, erizando tu piel con ese contacto. Llegar a tu intimidad viril, aprieto suavemente en una deliciosa mezcla de placer, dolor y excitación.

Siento tu cuerpo arder, sosegadamente me postro y mis labios bajan, dejando tu piel ardiendo a su paso, esa tortura te arranca un gemido, seguido de una advertencia “ni se te ocurra parar”.

Acelero el ritmo, creando más y más fuego, lasciva deseó que explotes y tus cenizas se esparcieran por la habitación. Siento las familiares contracciones apoderándose de tu cuerpo, provocándote oleadas de éxtasis una y otra vez, hasta que con una última contracción todo cesa.

Abro los ojos y pude ver cómo te desvanes delante de mí, como si fueras un fantasma evaporado en la nada. Suspiro, dejándome llevar por el sueño que lo engulle todo, incluso a mí.


Lunaoscura

miércoles, 23 de noviembre de 2016

Cenit de media noche

Saúl, trastabillaba por la calle silenciosa y húmeda. Llovía, era lo único que podía asegurar con certeza esa noche. Su recorrido lo llevó a un abandonado quiosco, sin saber bien que, hacia ahí, pero no le importaba en lo más mínimo.

miércoles, 16 de noviembre de 2016

Sensaciones

Tu piel tiene el olor de la tierra húmeda en la que descansan mis pasos, al viento que acaricia mi rostro, a la libertad que me permite ser lo que soy, olor que viene y va si entrecierro los ojos. Hueles al hombre que me envuelve en nuevas sensaciones. Hueles a miedo y esperanza. Hueles a lujuria y a ternura. Si la pasión ardiera, tú serías el olor del fuego que se enmaraña los cuerpos desnudos. Vas y vienes, a veces con el enigma de lo conocido, a veces como la claridad de un misterio. Te escapas y vuelas al sonar las últimas campanadas de la noche, me dejas ese recuerdo tuyo en el aire, recuerdo que se desvanece si no vienes con tu aliento de sueño.


Lunaoscura

Sombra

Déjame darte un beso, el silencio de la habitación es el cómplice perfecto; siento tu respirar lento y cálido… Me recuesto a tu lado, mis pupilas se llenan de ti, envolviéndome en un sopor que me atrapa… Esto es lo que tengo para estar contigo… Irrealidad que vela tu sueño.

Quisiera que vieras lo que siento… que sintieras lo que pretendo… Velar tu sueño, se queda corto… pensar, me sabe muy poco… solo sentirte me basta, porque sentir es la mitad de la realidad para esta esencia que ronda tu sueño.




Lunaoscura

Te huelo,
en la gélida brisa del crepúsculo.

Te huelo,
en el ocre de las hojas marchitas.

Tú, siempre tú
quintaesencia de un anhelo.

martes, 25 de octubre de 2016

Espiral

Súbitamente despierto, estoy ahogándome en palpitante sudor, otra pesadilla me había sacudido. Eran las tres de la mañana, según marcaba el reloj, un escalofrió recorrió mi columna cuando de la nada, oigo una macabra carcajada. Como niño pequeño, deseé taparme de pies a cabeza y hacer de cuenta que no había oído nada, pero eso era imposible y lo sabía, así que, como un condenado al pelotón de fusilamiento, me levanté. La casa estaba en completa oscuridad, todos dormían plácidamente, con paso vacilante me dirigí a la planta baja, aguzaba el oído, al primer ruido extraño, estaba listo para refugiarme en mi alcoba. Llegué a la sala, no parecía haber nada fuera de lo normal, tras unos minutos me convencí que todo era producto de mi imaginación, más calmo, decidí regresar a dormir. Estado a media escalera, unos brazos me sujetaron en un abrazo frío e intenso, del cual no me puedo liberar, en esos instantes, unos labios rozaron mi rostro, un clamor bronco e ininteligible brotan de ellos. Me reforzaba por zafarme, de reojo, advertí un rostro angelical, pero cuál fue mi pavor, al ser testigo como ese semblante se iba deformando hasta convertirse en aquel demonio, el que me acecha en cada sueño. Intento chillar, y aunque mi voz parece no poder flotar al aire, mi grito me despierta, el reloj marca las tres de la mañana…


Lunaoscura

Daniela

Cómo me conmueven las mujeres. Cuánto me apenan. ¿Por qué una mitad de la humanidad se llevó un peso tan grande y dejó descansar a la otra?
Marcela Serrano, Diez mujeres 2014

lunes, 24 de octubre de 2016

Sed

Muero por beber
cada palabra, cada frase
que escribes,
sentimientos confesables,
saliendo de tu alma,
que sacian mi sed de ti.

Con las caricias  
que exhalan tus manos,
aspiro el olor de tu cuerpo,
en mí, tu pasión ha penetrado.

Con esa ansiedad te sigo,
con esa sed insaciable
de beberte sorbito a sorbo,
achispándome de tus palabras.

Ni vino ni champán.
La embriagues de tus monólogos
dejan mis afonías escondidas
entre tus letras y comas.

El corazón me explota
en interminables suspiros,
todo mi cuerpo tiembla,
mi alma, a buscarte escapa.

Con tus runas, vida mía…
¡haces que me enamore de ti!


Lunaoscura

Sensaciones

De un tiempo a la fecha, nota una sensación de inquietud, nerviosismo y ansiedad que se transforman en extrañas sensaciones que no logra controlar. No tiene descanso alguno, quisieran salir corriendo y dejar de preocuparse.

Efímera eternidad

AmandoASohin
No condenes a una eternidad nuestro amor,
no lo sumerjas a un pacto suicida.
Para qué, atormentar nuestros sueños y  
convertirlos en fósiles de arena y sal.

martes, 4 de octubre de 2016

Él me ama

Sé que me ama,
lo huelo en sus caricias,
en su mirada,
en cada gesto suyo.

El despliegue de su amor
transforma mi cuerpo
succionado por su sed;
yo, una gota horizontal,
que él bebe, sin pudor.

Haga lo que haga,
él ha decidido amarme;
cada roce es una profecía
que traspasa mis fronteras.

Caigo en sus brazos,
más que hacerme suya,
me elige como diosa  
de su santuario varonil.



Lunaoscura

Anhelo nocturno

Mi alma anhela una noche completa
en tus brazos, diluyéndome en tus caricias,
mientras tú extasiado te me entregas.

Para amarle

Para amarle desnuda
tu alma como quien
vive su muerte y resucita.

La vida

Vladimir-Kush
Con palabras amorosas y promesas sentidas es concebida, al cobijo de ilusiones y alegría, emerge cual pimpollo. Se alimenta de risas, ensueños y experiencias, de vez en cuando una pizca salada la riega. Jubilosa se siente plena, como tributo a la madre tierra regala sus semillas. El ocaso, se anuncia, es momento de cerrar sus pétalos, el ciclo sea cerrado.

Lunaoscura

lunes, 3 de octubre de 2016

Deseos apagados

En un infinito y fugaz embrujo,
tu aroma me abrazo en medio
de noctívagas sombras.

Me volví ilusión,
en medio del olvido y la soledad,
rogaba saber dónde estás.

domingo, 2 de octubre de 2016

Novilunio

Parecía que sería una noche como tantas, recluida en su auto infringido encierro. Sin embargo, de un tiempo atrás había algo que se movía en su interior, una especie de aburrimiento e inconformidad, el hecho era que esa monotonía la estaba fastidiando.

En un acto de franco motín, decidió salir. La noche era fría, el cielo era un río negro llenos de estrellas y los tejados, se curvaban y ondeaban en un auténtico torrente. Sobre la calle resplandecían los cafés y bares; la gente reía, pasaba o bebía. Había tanta claridad que la tristeza le invadió el corazón, algo se había ensombrecido con tanta luz, la melancolía era tan cruda.

Taciturna, se dirigió a uno de esos bares, donde las luces asemejan lunas destellantes y pálidas. Por un momento se detuvo, la avenida era larga y admirablemente estrellada, en ese fuego se dibujaban extrañas figuras que exaltaban su imaginación.

Un extraño escalofrío se apoderó de ella, una emoción imprevista y poderosa, un pensamiento que rozaba la locura. Por primera vez, después de tanto tiempo, sentía que iba a suceder algo extraordinario, algo nuevo. 

Con esa sensación inquietante, pero excitante entró a un bar. Se dirigió a la barra y pidió un trago. Después de haber dado algunos sorbos, sintió que la observaban, giro la cabeza y se encuentra con la mirada de un hombre que le sonríe. 

No lo conoce, no sabe su nombre. Él empieza a guiñarle y a sonríele. Ella, le devuelve la sonrisa, eso sí mucho más tímida, siempre ha sido muy cortada con todas estas cosas, pero él tiene algo. 

No puede negar que ese hombre, además, del halo de sensualidad que lo envuelve, su camisa de cuadros, sus vaqueros negros, el pelo revuelto, esa barba de tres días, y esa sonrisa completamente irresistible, tiene unos labios... que por un momento siente el deseo de probarlos, de saborearlos lentamente, dulcemente, mientras acaricia el corto pelo de su nuca… Se relame, suspira, imaginando su barba áspera, pero a la vez suave, rozando sus labios, haciéndole cosquillas, sus manos rodeando su cintura…

Tras un rato de soñar despierta, pide otra copa y sigue mirándole, completamente absorta en sus ojos color marrón. En un momento, se da cuenta de que él, también la miraba y un calor invade su cuerpo, subiendo a sus mejillas, aprieta con fuerza el vaso y aprieta los dientes, el corazón le late con fuerza.

Él, deja su vaso en la barra, y se levanta en dirección a donde ella se encuentra. Una voz interna, le dice: Luz por favor, tranquila, no es el primer chico que se te acerca. 

Se sienta en una silla a su lado, sin si quiera preguntar si está ocupada.

- ¡Hola! Me llamo Javier – sonríe acercándose a ella.

¡Qué fresco! Piensa Luz, pero le encanta. Le da un par de besos en las mejillas, su barba es más suave de lo que se imaginaba. No puede articular palabra alguna, pero sabe que ha empezado algo… esos que solo se encuentra en los bares... 

Después de una charla sin mucha trascendencia, Javier con una inclinación de cabeza le muestra la puerta lateral, Luz, asiste con la cabeza, se levanta seguida de Javier.

Caminan unas cuantas cuadras, llegan al departamento de él. Entran, la situación es algo incomoda y ambos tienen un poco de miedo de hablar y terminar sorpresivamente con la aventura.

Javier, le da vuelta y pasa sus brazos por su cuello, la besa con pasión, mientras sus manos comienzan bajar por su espalda. La atrae más a él, le levanta la falda… deseoso la acaricia. Ella baja sus manos y comienza a acaricias sus muslos, poco a poco, el silencio es inundado por murmullos apagados. 

Sus cuerpos se tensan, Luz clava sus uñas en su espalda y un gemido gutural se escapa de su garganta como un trueno en medio de una tormenta, afloja todo su cuerpo. Acaricia su cara, su sonrisa tiene una mezcla de complicidad y picardía.

Javier, reacciona y nuevamente la toma de las caderas, como si en ello le fuera la vida, sus gemidos pasan a ser gritos en cada embestida. Su cuerpo empieza a sacudirse y descargar toda su lujuria contenida.

Poco después, se separan, ella se dirige al baño, en tanto Javier va a la cocina por algo que tomar. Cuando regresa a la estancia, la llama, no obtiene respuesta por lo que se dirige al cuarto de baño, la busca, pero ya no está, sale rápidamente a la calle y tampoco está.

La cabeza de Luz, es un torbellino de pensamientos, que van de la realidad a la ilusión.


Lunaoscura