domingo, 12 de marzo de 2017

Rutina

Un estruendo metálico. De nuevo ese sonido. Luz… una luz perturbadora. Esa sensación en el estómago… ¡Horror! ¡Caída! Abrió los ojos.

Estaba cayendo hacia un pozo de luz blanca, aunque no sabría decir si se precipitaba rápidamente o con lentitud.

¡Maldita sea, lo volvió hacer!

No se puso nerviosa, conocía la rutina. Tensó el cuerpo y bateó sus alas, dejo de perder altura y estabilizo su cuerpo en el aire a la vez que se despejaba un poco.

Observó el escenario. Un perro con la correa colgando flotaba en el aire. No le gustó, así que decidió avanzar algo más. Naves espaciales de aspecto futurista iban y venían de un planeta que aparentaba tener toda su superficie urbanizada. Tampoco merecía la pena.

Giró a la derecha, pudo ver un castillo medieval a lo lejos, rodeado por la clásica fosa. Conforme se iba aproximando, empezó a distinguir unas figuras sobre el puente que cruzaba la fosa. Un grupo de hombres, formados de cinco en cinco a cada lado, portaba un ariete. ¡Ba! Una escena de guerra… aburrida. Giró a la izquierda.

Se podría decir que se había levantado con la pata izquierda, porque no encontraba nada interesante. Además, seguía teniendo sueño.

Si al menos viera un café… pero nada, no tenía suerte. Lo que sí observaba era un tronco humano al que le habían cortado las extremidades. Alrededor orbitaba su cabeza. ¿Pero qué tenía este hombre en la cabeza?

Siguió avanzando, hasta que un brillo atrajo su atención. Se acercó y descubrió que la fuente era un espejo. Curioso, nunca antes se había encontrado con uno. Lo miró. Pocas veces había visto tanta fealdad dentro de un marco tan bonito.

Decidió que era el fin de la búsqueda, con eso bastaba. Además, podría echarse a dormir de nuevo.

La puertecilla estaba abierta, así que se metió, sin mucha ceremonia, se echó sobre su montón de paja, esperando a que volviera la oscuridad.


Doña Imaginación, estaba ya un poco harta de que se empeñarán en dejarla volar. Que más que “dejarla volar”, la sacaban a patadas de su jaula. Y a esas horas… Cuando hay pocas ideas.


Lunaoscura

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