sábado, 11 de octubre de 2014

La sesión fotográfica

Un día más en el estudio de fotografía de Diana, eran las ocho de la mañana y todo el equipo se movilizaba para la última sesión de fotografías para la exposición que se realizaría a fin de mes.

Unos corrían con las mamparas, otros con las lámparas y cables. Diana aún no llegaba. En un rincón del Estudio estaba el modelo, un chico joven con una bata blanca que tomaba café mientras todo se colocaba en su lugar y llegaba la artista.


Diana hizo su entrada, llegó corriendo como siempre dando indicaciones. Después de unos minutos, alzo la voz para decir “A comenzar”. Con un ademán de la mano, le indico al joven que se aproximara. Él se levanto del banco acercándose a ella.

-                    ¿Cómo te llamas?
-                    Arturo
-                    Bien Arturo, ve al frente, vamos a comenzar.

Diana lo siguió con la mirada, no era un cuerpo espectacular, más bien era menudo, caminaba con cierta inseguridad… algo tímido. Pensó que podría tener algunas complicaciones con el chico pero ya era demasiado tarde para buscar a otro.

La maquillista, le dio los últimos retoques al cuerpo y rostro de Arturo que ya se había despojado de la bata. Mientras Diana se coordinaba con los iluminadores.

Inició con algunas tomas simples, quería ver como se desenvolvía el muchacho. Él cumplía con las indicaciones de Diana, mantenido un aire distante con la cámara. Diana no se sentía del todo satisfecha, tenía este chico que entregarse.

Para aligerar la tensión que era obvia del chico, empezó a suavizar la voz y tratar de establecer un monologo que lo relajara.

El tiempo pasaba, entre toma y toma intimaba con el chico. Ahí se entero que no era un modelo profesional sino que en la escuela de arte había leído el anuncio que se necesitaba un modelo y simplemente había acudido.

A punto estuvo de suspender la sesión, lo cierto era que a esas alturas no podía buscar a otro modelo, iba contra el tiempo. Inició nuevamente la sesión, trataba de encontrar un ángulo que le diera eso que buscaba.

Después de varios intentos, Arturo se había relajado, estaba seduciendo a la cámara, con una mirada chispeante y su rostro tímido. Ésa era la actitud.

El ambiente, se volvió sensual, la voz de Diana al dar las indicaciones, se oí como un susurro. Arturo y ella establecieron un diálogo íntimo.

Con cada toma, Diana acariciaba el cuerpo del joven que al parecer así lo entendía. Sus movimientos se volvieron cadenciosos, sensuales, viriles. Los acercamientos de su cuerpo a la cámara, tenía algo de cínicos, voluptuosos con una mirada lasciva y un rostro cándido.

La velocidad de las tomas se aceleraron, los pulsos de Diana y de Arturo por igual. En el estudio, ya no existían los demás, era un encuentro de dos.

Con cada indicación, con cada toma Diana dibujaba su cuerpo, lo acaricia lo poseía. Él se abandonaba, se entregaba sin pudor ni reserva. Sentía que la sangre le hervía y los músculos se contraían, estaba en un éxtasis total, jamás había  experimentado tal placer.

Pasaron dos horas ininterrumpidas de fotografías, ambos estaba exhaustos. Diana decido que era suficiente.

Los demás integrantes del equipo, empezaron a desmontar la escenografía, entre risillas y comentarios. Diana se dirigió a tomar un poco de agua, estaba empapada de sudor. Arturo, se le acerco amarrándose la bata, con el semblante expectante.

-                    Excelente, fue un trabajo perfecto- exclamo Diana.
-                    ¿Te pereció? - respondió Arturo.
-                    Sí, definitivamente, encontré lo que buscaba.

Arturo guardo silencio, esperaba otro comentario. No hubo lo que él esperaba y armándose de valor pregunto.

-                    ¿Podríamos vernos, en otro lugar?

Diana midió su respuesta.

-¿En otro lugar? ¿Cómo cuál?

-                    Arturo, iba por todo- En tu casa o en otro sitio más íntimo.

Al oír la sugerencia, Diana le dirigió una mirada perspicaz, sonriendo  maliciosamente, le respondió.

-Amor, sólo me podrás poseer ante la cámara. ¿Lo tomas o lo dejas?

Dio un trago largo de la botella de agua, sin dejar de mirar a Arturo, él no acababa de dirigir la respuesta, cunado dejó la botella sobre la mesa y le dio un beso húmedo en la mejilla y se alejo.


Lunaoscura

No hay comentarios:

Publicar un comentario