lunes, 6 de marzo de 2017

El espejo

Tiró la bolsa y el saco a la cama, con desgana. Venía de trabajar, estaba cansada y sudorosa. Así que decidió darse una ducha. Entró en el baño y comenzó a quitarse la ropa, y cuando estaba semidesnuda, no pudo evitar echar una ojeada al espejo.

Empezó a mirarse… A hacer posturas sensuales, hundía el vientre y resaltaba sus senos, se miraba las piernas…

-       Caray, qué buena estoy…

Echó una mirada coqueta a su reflejo. Estuvo así durante un rato, diciéndole cosas al espejo mientras se acariciaba.

-      Si pudiera, me fornicaría a mí misma…
-      ¿En serio?¡ Pues ven aquí que te voy a dar lo tuyo!

Dijo el reflejo, que ahora se movía por su cuenta, con una mueca lasciva y una voz jadeante, había respondido a las palabras lujuriosas de la chica, que se había quedado atónita y su cara se había congelado en una expresión ridícula. El reflejo entonces, salió del espejo, se tiró encima y se restregó encima de ella, pero esta reaccionó.

-      ¡Qué demonios! ¡Quítate de aquí, maldito ente!
-      No te resistas, sabes que te gusta…
-      ¡Vete cabrón!

Le dio una patada para quitárselo de encima y salió corriendo hasta llegar a la sala. El reflejo la perseguía y se le tiraba encima. La chica, intentaba quitárselo de encima.

-      ¡Pero por qué te resistes tanto, cariño!, si hace un momento me deseabas…
-      ¡Que te quites! ¡Ehhh! ¡Fueraaaa!
-      Dame un besito…
-      ¡Que te largues maldito! ¡Ahhh! ¡Suéltame!

Cuando consiguió liberarse de su reflejo, corrió a la cocina, no sabía con qué defenderse. Encontró una sartén.

-       Ya verás, cabrón, como te vuelvas a acercar -dijo, con una sonrisa sarcástica y escondió la sartén, detrás suyo.

-       ¡Cieeeloo!, ¿Dónde estás? ¡Ven aquí!
-       ¡Estoy aquí! ¡Ven, cariño!
-       Me alegra que hayas cambiado de opinión, ya verás, te va a gustar…

¡Zas! La chica lo golpeó con todas sus fuerzas, éste cayó al suelo inconsciente.

-       ¿Y ahora qué carajos hago conmig… no, con ella?

Cogió el cuerpo y decidió encadenarlo en el sótano.

Tiempo después…

-      Maya, ¿qué estás haciendo? ¿Para qué diablos llevas comida al sótano? No me digas que has recogido un perrito… ¡Uy! Qué lindo, pero ya sabes que odio los perros.
-      Cállate prima, no… No es eso… Vete, déjame.
-      ¡Para nada!,¿qué diantres tienes en el sótano?
-      Como fastidias Susy, nada. ¡Vete!
-      ¡Con una …!, o me lo dices o bajo yo misma a verlo.
-      ¡Maldición!, está bien…

Bajaron al sótano, donde Maya tenía encadenado a su propio reflejo.

-      ¿Qué haces… hace… ¡Bah! ¿Lo que sea, ahí encadenado?
-      No sé, me estaba admirando delante del espejo y salió… Así, de pronto, maldición…
-      Escuchen chicas… Estar encadenada me da mucho morbo, por qué no me azotan con algo, ¿ehhh? -la mirada del reflejo era lasciva.
-      Pues… No es mala idea…-dijo Susy con cierta maldad.
-      ¡Eh! Susy, no me... digo, ¡no jodas!
-      Vale, vale, pero ¿qué hacemos con ella…?
-      Me pros… ¡Ya!, la prostituiremos.
-      ¡Genial!
-      Pero solo con hombres, por favor…

Desde ese día Maya no pudo volver a reflejarse en el espejo, pues su reflejo se hallaba encadenado y prostituyéndose.


Lunaoscura

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