lunes, 18 de mayo de 2015

Odiseo

Discurren los días, los años, sobre su cansado cuerpo. La nostalgia, envuelve el recuerdo de tiempos pasados, dice que “recordar es vivir”, pero para él, es una muerte lenta. 

Vehementemente, trabajo con ahínco, esa necesidad de ser alguien respetable en la vida, lo llevo a excesos innecesarios.


Claro que obtuvo prestigio y dinero, se codeó con la crema y nata de su profesión, disfruto de viajes, mujeres y amigos, estuvo en los cuernos de la luna, todo parecía marchar perfectamente.

Precisamente, ese éxito tan largamente anhelado, lo convirtió en el anciano más olvidado.

En un acto de arrogancia, maltrato a sus subordinados, los cuales inconformes lo denunciaron, ahí empezó la decadencia, los amigos brillaron por su ausencia, las puertas que siempre estaban abiertas, se cerraron.

En sus últimos años de madurez, intento regresar con su familia, pensando que los recibirían como a Odiseo, rey de Ítaca, pero su esposa, no era Penélope que afanosa tejía y destejía en espera de su amado esposo, ni sus hijos eran eternos niños. Ellos, habían sobrevivido con las dádivas que les enviaba y su esfuerzo conjunto, lo mejor que habían podido.

En un principio y de forma descarada, reclamo su lugar en el seno familiar, fue rechazo rotundamente, al ver tal situación inmerecida, hizo uso de la violencia, en su fuero interno se sentía con derecho.

Ni suplicas ni amenazas, le abrieron las puertas del hogar perdido, amargado y con el despecho carcomiéndole las entrañas, se alejó.

El ilustre personaje, sobrevivió con humildes trabajos que antes despreciaba, con el correr del tiempo, encontró a una ilusa joven que pensaba la sacaría de pobre, al darse cuenta de la realidad, ella lo dejó.

Tal vez, algún día entienda que, él no era un héroe mítico ni que su vida era la Odisea, esta vida es tan cierta que lo que siembras cosechas.



Lunaoscura

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