miércoles, 15 de octubre de 2014

El refresco de cola y Chencha

Nació a mediados de los años 50’s en un barrio del sur de la ciudad. Para mala suerte de su madre y de ella, nació con una deformidad en la columna vertebral lo que le impediría tener un buen desarrollo corporal.


Su madre lloraba amargamente, la pobreza en la que vivían no le permitía brindarle el tratamiento que el médico le había recomendado. “Al perro más flaco se le cargan las pulgas”, era  su eterno lamento.



Chencha, así le decía de cariño a Lorenza, creció rodeada de miseria a demás de su deformidad, no obstante era una niña de carácter alegre lo que se gana la aceptación de todos.

Sólo fue a la escuela dos años, medio aprendió a leer y a escribir, tenía que ayudarle a su madre a trabajar. Además decía su madre que no tenía muchas oportunidades, era mejor que aprendiera a trabajar para poder valerse en la vida.

Con esa filosofía de vida, Chencha empezó a acompañar a su madre hacer quehaceres domésticos. Después de un tiempo, ella ya tenía sus propias casas donde prestaba sus servicios.

Uno de los gustos que se daba, era tomar diariamente muy temprano un refresco de cola muy frío, apenas la tienda de la esquina abría, ella ya estaba ahí. Su madre la reprendía pero a ella eso no le limitaba darse ese gusto.

El tiempo transcurrió, Chencha se convirtió en una adolescente que por su condición no era una chica popular entre los jóvenes de su barrio.

Las fiestas y los chicos le estaban vetados, si bien podría tenía amistades, otra era que quisieran salir con ella. Más ella se consolaba con su refresco frío de cola por las mañanas, decía a las que la reprendían por ese hábito, “si para unos la pena con pan es buena para ella con un refresco de cola lo era”.

En una ocasión con motivo del cumpleaños de su madre, en su casa se organizo una fiesta. Estaba entusiasmada hasta se compro un vestido nuevo y maquillaje para dicho evento.

El día del evento, como en cualquier fiesta de barrio se reunieron los chicos, entre ellos había uno que llamaba especialmente la atención de Chencha.
Después de unas horas y unos cuantos vasos de alcohol, el susodicho joven invito a Chanca a bailar. Entre risitas burlonas y comentarios de lástima bailaron unas cuantas piezas, después se pusieron placenteramente a platicar.

Ella era una persona de mente ágil y vivaz carácter, al chico le resulto muy agradable su compañía e incluso la invito a salir.

Así empezó una amistad que con los meses se transformo en un noviazgo, Margarita, la madre de Chencha estaba feliz, al parecer su hija no se quedaría sola.

Casi para cumplir un año de noviazgo, Chencha resulto embarazada, entre alegría y susto le informo a su amado Gonzalo, supuso que con esa situación se formalizaría la relación y hasta tendría una familia.

Craso error, una vez que Gonzalo se entero sin más desapareció. Por más que ella lo buscaba y preguntaba a su familia por él. Sólo logro enterarse que se había ido a los Estados Unidos en buscar un mejor porvenir.

Con las ilusiones y el corazón desechos, le informó a su madre de su embarazo. Ella reacciono dándole una paliza por fácil, con el paso de los días la perdono.

El embarazo fue arriesgado debido a su columna, más de la vida estaba que Chencha fuera madre de una niña normal en todos los aspectos, a la que dio todo lo necesario para que saliera adelante.

Con el paso de los años, su hija la hizo abuela de una chiquilla encantadora, la adoración de Lorenza.

Chencha como siempre lo había hecho durante su vida, muy temprano se va a la tienda de la esquina a beber su refresco de cola helado.


Lunaoscura

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