viernes, 10 de abril de 2015

Ni Azul Ni Buenas Noches

Gabriel, está muy apurado terminando un trabajo bimestral, que la maestra de biología dejó, cuenta el cincuenta por ciento de la calificación final. Según la profesora, este trabajo abarca todo lo visto en el año, tiene como intención que los chicos exenten la materia.


Y bueno, a él, no le agrada la materia, además la maestra es muy especial, por tal razón está realizando un buen trabajo. Abarcando todos los puntos que le han solicitado, asimismo le hizo una introducción y pego ilustraciones.

¡Por fin!

Antes de imprimir lo ve en la pantalla de su PC. Lo revisa ¡Está perfecto! De seguro exenta la materia. Satisfecho, procede a imprimir, se oye un sonido y empiezan a salir las páginas, toma la primera.

¡Qué pasa!

La impresión es casi gris, toma las siguientes ¡No es posible! Párese escritura brayle, inmediatamente abre la impresora, saca los cartuchos ¡Maldición, están vacíos! ¿Cómo si son nuevos?

Corre a la oficina de su padre, entra a toda prisa, su padre levanta la vista y le dice ¿Qué te pasa?

¿P’a, tienes cartuchos para mi impresora?

No, no tengo, ¿Por qué?

Es que los míos están vacíos y tengo que entregar mañana un trabajo de biología.

Su padre le da un sermón sobre la responsabilidad. Gabriel no está para eso, sale del despacho sin hacer caso a las palabras de su padre.

Qué hacer! Son las doce de la noche, que diablos está abierto a esa hora.

¡Piensa, piensa!  Si le digo a mi mamá que lo imprima en la mañana y que me lo lleve a la escuela. No de seguro me dice que es mi problema.

Ni modo, mañana en la mañana lo imprimo, espero que la maestra me lo reciba, pues se pone como loca.
Su madre al día siguiente lo despierta

¿No vas a ir a la escuela?

Gabriel, se incorpora de su cama, voltea y ver el despertador.

¡Son las siete de la mañana! 

Su clase empieza a las siente con diez, no va a llegar, se levanta y se viste como puede, sale corriendo. Cuando llega son las siete y un cuarto, lo bueno es que vive enfrente de la escuela.

Ya no tiene tiempo para pasar a imprimir el trabajo, entra al salón, la maestra está pasando lista.

Ella se voltea, lo ve, y dice ¡Cómo siempre tarde, pase tiene retardo!

Gabriel no dice nada, se dirige a su lugar; una vez que la maestra, término de pasar lista, pide que pasen los trabajos al frente. Él espera a que empiece a recogerlos, se acerca a ella, le explica lo de la impresora. Ella lo ve con recelo, no le está creyendo.

Le jura por toda "la corte celestial" que si lo hizo e incluso le enseña el UBS, ella con una frialdad que congela la sangre, dice ¡No importa que este en el dispositivo, el hecho es que no lo entrego!

Gabriel, con una sensación de desconsuelo y rabia se sienta en su lugar.

¿Qué hago, qué hago? 

Levanta la mano y solicita salir. La maestra con desparpajo le autoriza.

Sale y se dirige a toda velocidad a la fotocopiadora de la escuela, ahí se lo pueden imprimir, al llegar se percata que el señor que atiende no está.

¿Dónde diablos esta éste?

El tiempo pasa y no llega, por fin aparece.

¡Claro, fue por su tamal y atole! ¡A mí que me cargue la ch…!

- ¡Señor, señor me urge que me imprima un trabajo!

- El dependiente con toda la calma, le dice  -Si claro.

Toma el dispositivo, entra al local, deja su atole, le da un mordisco a su tamal verde y se sienta frente a la computadora e inserta.

- Le pregunta- ¿Cómo se llama el trabajo?

Gabriel responde.

- ¡Los organismos unicelulares y pluricelulares!

- El sujeto busca el trabajo, le dice - ¡No está!

- ¿Cómo que no está?

Se trepa en el mostrador y ve la pantalla - ¡Ahí, ahí esta!

- ¡Así, ya lo vi!, ¿cuántas copias quieres?

Gabriel esta a punto de matar al hombre

- ¡Una, solo una, por favor tengo prisa!

- ¡Si ya esta!

Las hojas empiezan a salir, a él también se le va a salir el corazón, las manos le sudan esta a punto del colapso.

- El hombre le entrega el trabajo, diciéndole- son veinte pesos.

Saca un billete, se lo entrega. Se da media vuelta y se echa a correr.

Tiene que alcanzar a la maestra, sube las escaleras de dos en dos y como puede, ya en el primer piso, se dirige a su salón, esta al fondo del pasillo.

La maestra está saliendo, correr pero le obstruyen el paso los alumnos de otros salones que van saliendo, se habían terminado las clases.

Cuando por fin llega con la maestra, esta le ve con burla, ironía, odio o todo junto. Gabriel, le extiende el documento con una cara de angustia y suplica. Ella inconmovible, le dice “Nos vemos en extraordinario”


Lunaoscura

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