viernes, 24 de abril de 2015

Falco

En lo profundo del bosque, la familia Peregrinus, estaba de celebración, sus jóvenes polluelos echarían a volar por primera vez.

La primera, en pararse al filo del nido, fue la fuerte y decidida Andrea, la primogenitita, por unos instantes, dejó que el viento le acariciara, aspiro y echo a volar. La siguiente, fue la dulce Oriana, sin mucha vacilación, abrió sus alas, giro su cabeza hacia sus padres y con una sonrisa surco los aires. El rostro de los padres, se iluminó por el orgullo que los embargaba.


Finalmente, le tocaba el turno al pequeño Falco, había sido el último en salir del huevo y con muchas desventajas había logrado sobrevivir. Los padres, estaban expectantes, su terzuelo, sería capaz de volar.

Falco, lentamente y con mucha inseguridad, se trepó en la orilla del nido, no se sentía seguro de poder hacerlo y lo que más le mortificaba, era decepcionar a sus padres. Al ver su actitud, su padre se aproximó a él, y sabiamente le dijo:

“Falco, no detengas tus sueños por los miedos, nadie progresa en su vida, si no toma riesgos, el que quiera rosas tendrá que aprender a caminar entre espinas. Siempre arriesgarse con sensatez y prudencia. No se trata de perderlo todo en un instante, ni de ganarlo todo de la noche a la mañana. Se trata de ir creciendo, poco a poco, día tras día.”

Falco, con la cabeza gacha, escuchaba a su padre, una fuerza desconocida empezó a recorrerlo, una vez que su padre hubo terminado, hizo una inhalación profunda, levanto su vista al cielo, con determinación abrió sus alas, batiéndolas con fuerza echo a volar.

Moraleja: Siempre habrá un “pero”, en el juego de la vida hay partes angustiosas, sin embargo, hay que tener claro los fines.


Lunaoscura

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