jueves, 20 de noviembre de 2014

EN TRES TIEMPOS

Ella estaba sentada en una esquina de ese antro de ambiente nebuloso, había asistido a petición de su amiga, pero en ese momento se encontraba sola, Lisa estaba bailando. Plácidamente disfrutaba de un cigarrillo y una copa, inmensa en múltiples ideas. De momento se escucho un tango, un hermoso tango, que por supuesto a ella le gustaba, Uno, era su nombre, con la melodía en sus oídos, desenfadada volteo a la pista de baile.

De la multitud se desprendía un hombre, se dirigía directo a ella, de momento no distinguió sus facciones, la luz de los reflectores de la pista le impedían observarlo bien, sólo era una silueta esbelta, alta de caminar algo sensual y seguro. Ella se quedo observándolo como encandilada, él se aproximo y le extendió la mano, sin mediar palabra ella extendió la suya y se levanto de su asiento.

En silencio y con paso voluptuoso, se dirigieron al centro de la pista. Se estrecharon en un abrazo cadencioso y táctil, sus pasos estaban sincronizados, en cada vuelta y el encuentro de sus cuerpos, había un estremecimiento. Nada ni nadie existía en esos momentos, sólo dos cuerpos vehementes moviéndose al ritmo de la música.

Una vez terminada la pieza, él continuó ciñéndola por la cintura, ella se encuentra en un estado letárgico. En un momento ella se distanció. Él la miraba directo a los ojos, su mirada centellaba, su respiración era fuerte y agitada, se sintió confundida, se soltó de él dándole las gracias.

Tambaleando se dirigió a su mesa, una vez que se sentó, volteo a la pista, él seguía parado allí, después de unos segundos sólo inclino la cabeza en ademán de despedida, dio la vuelta y se alejo entre la gente y la oscuridad.


Lunaoscura

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