martes, 24 de marzo de 2015

Filósofo

Unos, le llaman filósofo, otros, le dicen loco. Es un hombre pequeño y menudo, de facciones finas y tez morena, cuando lo observo de lejos, me recuerda a los franciscanos por su peculiar calva, de trato cálido y sociable. Siempre va vestido con su añejo traje negro de dos piezas y una camisa que rememora el color blanco. Sus zapatos, tienen hambre, él les cierra sus fauces con dos cordeles.

Deambula por la calle, con un pedazo de papel en las manos y una pluma, vaya a saber usted, si la pluma pinta. Entre delirios de Santo Tomás y Espinosa, se acerca a las personas solicitando unas monedas para un café y si le dan oportunidad, entabla un monólogo sobre filosofía. 

Las personas, se divierten de sus delirios, mientras ellas exhiben su ignorancia. No falta, quien se siente agredido por su presencia y con gritos y amenazas lo rechaza.

Es una figura tan conocida en el parque que, ya es parte del paisaje.

Es un pobre errante que vive atrapado en el pasado, con presente antagónico, donde la igualdad y el respeto de los derechos humanos, conviven con el valor utilitario de la persona, todo tiene un precio, hasta la dignidad y la conciencia. Su futuro es incierto, que pasará con Filósofo, solo el tiempo nos dirá.

Por supuesto, él es un desadaptado, un perturbando mental, o tal vez, un pobre diablo, como hay muchos que hay por ahí. Sobrevive o sobrelleva, una sociedad de mediocridad, de auto satisfacción y optimismo superfluo.

Algo que comparte con su congénere, es la psicomatización de frustraciones. Un despliegue de creativas manifestaciones bizarras, enmascaradas de manías, socialmente aceptadas que, de fondo tienen, el miedo a la no aceptación de sus iguales o el delirio de una superioridad de estirpe o clase, cuando son parte de la misma podredumbre.

Tal vez, Filósofo con su demencia, sea el más cuerdo de los personajes que habitan en el parque, aun con su presencia desalineada de un demente.


Lunaoscura

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