martes, 11 de julio de 2017

Un día de tantos

Miro por la ventana, y observo un cielo de luz mortecina. Intento dejar mi mente en blanco, pero no puedo. Ni siquiera soy consciente de lo que pienso. Mi mente vuela entre una atmósfera de abstrusas nubes hacia el horizonte lejano.

Una estridencia, me regresa de mi viaje. En la otra habitación, alguien tiró algo. Es de tan poca importancia, que antes de darme cuenta estoy otra vez viajando.

Pasan los minutos. Escucho el barullo disonante proveniente de la calle.  En medio de ese ruido, escucho unos ladridos, o será, la música de mi viaje... No, son perros.

Vuelo más y más alto. Ya no escucho nada. Solo el suave ronroneo del ordenador es una constante. Me pone los pelos de punta…

Una ansiedad sosegada, me obliga a regresar. Estoy bajando. Primero despacio, pero voy acelerando conforme más me acerco al piso. Creo que me va a doler. Pero no, vuelvo a mi asiento con total ligereza. He vuelto al origen.

¿Cómo escribir lo que siento?


Lunaoscura

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