viernes, 13 de febrero de 2015

El vestido de novia

Ese día, Lina se levantó con la determinación de hacer limpieza en su clóset, había decidido deshacerse de todos esos “tiliches” que generalmente las mujeres de su edad guardan, como testigos mudos de felicidades pasadas.




En un acto de valentía, abrió de par en par las puertas del inmenso clóset, en una parte se encontraban los tres o cuatro vestidos que, usaba para salir, suéteres, sacos y un abrigo. En la parte superior, la ropa de cama y los blancos.

Realmente, la mayor parte del armario estaba llena de bolsas, bolsitas y cajas en donde se hallaban las reliquias de su vida.

Empezó a bajar cada envoltorio y caja que había, las puso sobre el piso, esto le llevó un buen rato. Cuando termino jaló una silla que, se hallaba en su recámara y empezó la tarea arqueológica.

Encontró unas zapatillas de aguja, de ante blanco, bueno ya no tan blanco, los que uso en  su primera fiesta de joven. Los recuerdos le invadieron la mente, ese día, se sintió toda una adulta, salía por primera vez con sus amigas a una fiesta y sin chaperones.

Se recordó que, el vestido que uso, también lo había guardado, debía de estar por ahí.

Así, fue sacando uno a uno los vestigios de su vida, en momentos reía, en otras, las lágrimas se desbordaban al recordar, las historias que contenían los objetos.

Muy a su pesar, selecciono las que regalaría a la caridad, otras se las daría a sus hijos, consideraba que les pertenecían.

Se llevó casi el día completo en su depuración, se sentía cansada física y emocionalmente.

Todo se encontraba dispuesto en diversas bolsas, listas para ser despachadas.

El armario lucía desolado con unas cuantas prendas. Suspiro al darse cuenta cual era su actual realidad, en ese momento observo en lo profundo del clóset una caja.

La saco, estaba envuelta con una bolsa, no recordaba qué era lo que había guardado con tal cuidado.

La tomo y se dirigió a la cama, la coloco  sobre ésta y se sentó a su lado, quito la bolsa de plástico, era una caja larga de color paja, atada con una cinta y anudada con un moño.

Parecía un regalo, quito la cinta y abrió la caja,  en su interior había un vestido blanco, al verlo sintió un calor frío que le recorrió el cuerpo acompañado de alegría y tristeza.

Tomo el vestido y se dirigió al espejo. Frente a él se sobrepuso el vestido y las lágrimas rodaron por sus mejillas.

Era un vestido de novia, lo había seleccionado muchos años atrás, entre muchos de una revista. Anda buscando un vestido para su fiesta de quince años, accidentalmente llegó a sus manos una revista de vestidos de novia, la ojeo y ahí estaba, ese vestido la cautivó.

Inmediatamente, le dijo a su madre que ese vestido lo quería para la fiesta, su madre al verlo, le comento que eso era un vestido de novia y no de quinceañera.

No importa, le quitamos el velo y los azares, será mi vestido – argumento- ¡Estás loca!, anda busca uno adecuado para el evento - su madre sentenció.

Sin que nadie se diera cuenta, arrancó la página y la guardo.

En fin de cuentas, uso otro vestido para su fiesta de quince años, no le gustaba pues fue al gusto de su madre y su madrina.

Pasaron los años y conoció a Manuel, después de un tiempo de noviazgo decidieron casarse. Ella mando hacer el vestido, obvio, el de esa revista.

Le entrego a la modista, la hoja y le pido que fuera exactamente igual. La modista le sugirió otros modelos, ése estaba pasado de moda. Rotundamente, se negó a cambiarlo, es que así la modista confecciono ese vestido.

Ella, le comentó a su prometido que, había mandado hacer su vestido, al oír eso Manuel, comentó que él no pretendía tener una boda religiosa, no comulgaba con eso.

Lina se sintió confundida y triste pero ideo la solución, lo usara en la ceremonia civil, era el vestido que le había gustado desde muy pequeña y se había prometido usarlo.

Manuel, veía el rostro iluminado de Lina por la emoción, sin embargo secamente le expresó
–      Allá tú, no voy a dar ni un centavo en algo que sólo se usara una vez y que además es un capricho.

–      Lina explicó- que ella lo había pagado, era su sueño que tenía y lo iba a cumplir.

Llego el día de la boda, Lina se atavió con su vestido, estaba lista para dirigirse a la recepción, su madre no estaba convencida que fuera vestida de esa manera pero conocía a su hija, sabía que nada le quitaría de la cabeza esa ilusión.

En la entrada del salón, con todo listo para recibir a la novia, Manuel apareció, al ver a su prometida con el vestido, señalo que de ninguna manera permitiría que entrara con ese vestido ridículo y fuera de moda que, era una ocasión especial para los dos.

Lina enojada, apuntó que ese vestido lo había elegido desde sus quince años, no estaba fuera de moda ni se veía ridícula. Entraba así vestida o no había boda.

Los ánimos se caldearon, Lina lloraba y Manuel gritaba, las madres de los dos, trataban de poner orden pero ninguno de los dos cedía.

La boda se canceló, Lina, regreso a su casa desilusionada y molesta. Manuel días después, se presento para pedirle que le devolviera el anillo de compromiso y decirle, si por un capricho era capaz de cancelar la boda, era obvio que no sería una buena esposa.

Los días y los meses pasaron, Lina estaba triste, el vestido de sus sueños regreso a su caja envuelta en una bolsa.

Con el tiempo, conoció a Samuel, con él se casó, en una ceremonia íntima, sin más que las familias y unos cuantos amigos. El vestido de novia, jamás lo usó, se quedo en un rincón del armario.

Sin embargo, su matrimonio fue feliz, tuvo tres hijos, hoy ya mayores. Samuel había muerto tres años atrás.

Lina, no necesitaba los objetos, los recuerdos, se los llevaría a su tumba.


Lunaoscura

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