lunes, 22 de junio de 2015

Búscame

Comenzaba el otoño, una estación muy especial, es la parte lindante entre la luz y la sombra, una estación melancólica de color ocre que tapiza el suelo con hojas marchitas, de vientos fríos y nubes borrascosas. Algunas personas, no les gusta y solamente quieren emigrar como las aves, hacia lugares cálidos y playas doradas donde poder caminar descalzos, contemplando el atardecer y dormir arrulladas por las olas. A mí me gusta, creo que va con mi personalidad... Esos eran mis ensimismamientos, cuando el sonido del teléfono, me devolvió a la realidad.

¡Esta sería, una larga tarde de oficina! Le pedí a mi secretaria, me trajera un café, le comente que cuando terminara podía irse. Yo iba a quedarme unas horas más, cerré la puerta de mi despacho y me enfrascarse en el trabajo.

Pasaron los minutos, el cansancio comenzó a pesar en mis ojos, de pronto apareció en el monitor del ordenador, un mensaje instantáneo…

“¿Estás ahí, cariño?”

Al ver el nombre, me sentí perturbada. Hacía mucho que no coincidíamos.

Lo conocí un día por casualidad, cuando buscaba a un contacto, me llamo la atención su blog, eche un vistazo, lo que vi me pareció realmente bonito, tanto que me quede leyendo, disfrutando de sus escritos, intentando descubrir el alma de su autor. Fue tanta mi curiosidad, yo no era de hablar con extraños por Internet, pero me decidí a escribirle tímidamente un:

“Hola… muy bonito tu blog

Me preguntaba... ¿Quién estaría del otro lado?... ¿Sería acaso un aburrido hombre solitario sentado frente a su computadora escribiendo sus más ardientes fantasías, mientras esperaba que empezará su programa favorito en la TV o las noticias...? ¿Cómo sería ese hombre?

Para mi suerte, a él le pareció interesante mi timidez y acepto conversar conmigo.

No todos lograban llegar a él o al menos conocerlo más allá de la forma sensual de sus escritos. Yo había logrado llamar su atención.

Así pasaron los días, nuevamente nos encontramos, esta vez la charla se extendió, aquellos dos extraños dejaron de serlo, cada palabra escrita parecía ser el reflejo del otro.

Él comentó, en una ocasión, “tengo la sensación de que te conozco de siempre”, yo sentía lo mismo.

¿Podía ser que dos personas, que nunca se habían visto, se sintieran atraídas?

Percibía como emergía una sensación, que a mí me parecía abrumadora, el deseo. Como era posible, que estuviera hilando mis emociones a las de un hombre virtual, del que no conocía ni su rostro, pero que despertaba mis más íntimos deseos, tan solo con sus palabras escritas.

La casualidad, hizo que las cosas pasarán, nos volvimos a encontrar. Estaba vez, la pantalla dio vida a los rostros imaginados, las palabras ya no fueron las mismas, la webcam nos mostró que detrás de cada letra había una mujer y un hombre.

Ese fue el comienzo de horas y horas de charlas, de mensaje electrónico diarios, de intercambio de fotos que hacían volar la imaginación. Cada vez que nos veíamos, soñábamos con ese día en que ya no existiera esa barrera de la distancia.

El solo saber, que estaba ahí conectado y ver su nombre, me producía un intenso anhelo, que como descarga eléctrica invadía mi cuerpo, aceleraba mis pulsaciones… Él lo llamaba energía sexual, que nos conecta sin siquiera tocarnos, aunque el océano y las horas nos separaran físicamente, entendíamos que el deseo estaba ahí, diciéndonos.

¡Búscame!


Lunaoscura

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