Te
escribo en el precipicio de los deseos perdidos, no conoces mi secreto y yo no
te lo confieso. Te pertenezco, pero no te lo digo. Te oigo de pronto y de
lejos, te rozo en silencio me perteneces como yo te pertenezco. Solo yo sé el
secreto: te poseo, me perteneces.
Pages - Menu
▼
Pages
▼
jueves, 29 de diciembre de 2016
Al otro lado
Anoche
me ha pasado algo realmente curioso: Iba bajando las escaleras de la casa, me dirigía
al estudio, cuando de pronto me he quede paralizada en el último escalón. Mi
cabeza se inclinaba hacia abajo, miraba mis zapatillas, sin poder hacer nada.
Lagrimas frías
Esa
noche, la luna llena inundó el firmamento con una claridad que deslumbraba el propio
reflejo del invierno e hizo palidecer a todas aquellas trivialidades que
ocupaban espacio en el tiempo.
Condena
Trampas de ilusiones pesan más de media vida y
arremeten contra el cristal de la bombilla,
con más pena que gloria, y más sabor a derrota;
son hiel donde enjugas tus sueños.
Aunque sea una sola vez…
Quiero bañarme en las profundas
aguas de tus sentimientos,
sentir que los sueños pueden ser
ciertos.
martes, 27 de diciembre de 2016
Cuando llega la noche…
Cuando llega la noche,
estoy contigo. Oigo el palpitar de tu alma y siento el ardor de tu cuerpo. Lentamente,
me adhiero a tu cuerpo, sintiendo el delirio tu piel.
Silencio
El
silencio se oye a gritos, un silencio que retumba, que da miedo. Fue tan de
repente, se pudo haber evitado, si hubieras tenido cuidado.
jueves, 15 de diciembre de 2016
Ensueño
Le pido a la luna que
este sueño lo convierta en realidad. Despertar contigo, decirte que te quiero.
Tus ojos son flechas clavadas en mi corazón y tus besos la luz de un amanecer
que tanto anhelo. Eres el hechizo de esa
luna llena, con el que quiero estar en los amaneceres y en los crepúsculos.
Sentir que vivo en tus sueños y dejar que tú te cueles dentro de mí.
Lunaoscura
Una noche más
Parece una noche más,
pero tus ganas, mis ganas la hacen distinta, la hacen especial. Quizá sea el tiempo,
la distancia, las ganas de verte, tus ganas de besarme…
Te acercas callado,
me miras y me besas, siento tu respiración tan cerca. Me pides que confíe en
ti, que no tema. Sonrió y te miro. Tu respiración me haces temblar, es extraña
la sensación de sentirte más que nunca. Cierro los ojos y me dejo llevar, suspiro
y abro los ojos para darme cuenta que no estás. Otra vez, esta maldita
imaginación que me hacer soñar y delirar con algún día…
Cierro los ojos para buscar
tu mirada y sentir tus caricias en mi espalda, aunque sé que es una estúpida falacia.
Te beso en sueños para que sepas lo que siento a pesar del silencio de la
distancia.
Lunaoscura
martes, 13 de diciembre de 2016
Réquiem
Llanto nublado, hormigón y cristal,
el silencio de los caminantes
se funde con el asfalto y el agua.
Sombras vagan por las aceras
envueltas en cascarones vacíos
incapaces de recordar una caricia.
El alma yace postrada,
condenada al abandono
de una eternidad
que se la envolvió en el olvido.
Hemos dejado de pensar
en el presente y de creer en el futuro.
Ya no hay vigor en nuestras miradas,
solo oscuridad.
No hay día. No hay noche.
No hay vida. No hay esperanza…
Murió el día que te alejaste,
el eco de tu voz dejó de oírse,
tu perfume se disipó entre las nubes y
el calor de tu aliento desapareció
arrastrado por el vacío
que nació de tu ausencia.
Quizás murió hace más de lo que creo.
Quizás era tu luz que iluminaba las cosas,
haciéndolas de otra manera.
Quizás, pero poco importa ya…
Te has ido y yo he muerto.
Lunaoscura
Cristal liquido
Mirada avivada, sonrisa bella,
portadora de melancolía serena;
en el marco de una trampa de cristal líquido.
Preámbulo de mil enredos inusitados.
Luz espectral
Mi instinto me
advierte la cercanía de la muerte, estas últimas horas parecen alargarse. Mientras,
la luna se apoya en el marco de mi ventana, hinchada y orgullosa. Brilla en las
cornisas sucias de la ciudad que descansa en los sopores de sueños opiáceos.
Sube y baja suavemente por la larga hilera de asfalto. Rueda acá y allá con su
resplandor espectral. Esa luna, exhausta y abatida, alza el vuelo hacia el
firmamento en busca de su cómplice, la noche.
Mis párpados me
traicionan, me envuelve el púrpura aroma de una tranquilidad dulzona. Calma, amortiguada
por la distancia y la quietud, me permite rememorar las suaves colinas y valles
de tu cuerpo, bañadas por la cálida luz de un cielo azul.
Crujido de cemento. Golpe
y lamento. Un largo instante, un destello de luz. Después, todo es negro.
Lunaoscura
viernes, 9 de diciembre de 2016
Liberación ilusoria
Con desesperación, trataba
de alcanzar el picaporte de la puerta, como si el alcanzarlo le fuera la misma vida,
mientras a su alrededor, la acompañaba una oscuridad fría y triste, la misma que
le perseguía desde hacía mucho tiempo. La poca vida que le mantenía, día a día,
se menguaba lenta y constantemente, haciéndola morir de inanición de cualquier
tipo de sensación.
En medio de horribles
sensaciones, una fuerza tiró su pierna hacia abajo, al tiempo que otra, tiraba
de su mano hacia arriba. En el momento en que parecía que se iba a partirse por
la mitad alcanzó con la mano libre el picaporte, liberándola de las fuerzas que
la sujetaban.
Por uno segundos, se
sintió liberada, pero el picaporte que le había servido de salvavidas, se
volvió frío y su forma fue cambiando hasta transformarse en un revólver.
Una detonación rompió
el silencio, ella se desvanecía en un inmenso océano de luz blanca, ahí supo,
demasiado tarde, el error que había acabado de cometer.
Lunaoscura
Un día cualquiera
Como cada
día, Salvador se levanta masticando la almohada. Se revuelve en la cama y de un
golpe apaga el despertador. Bosteza, se rasca los legañosos ojos y echa un
vistazo a su mujer, la que finge que no ha escuchado la alarma.
Se inclina
y le susurra al oído que van a llegar tarde, la mujer se levanta para ir a
preparar un desayuno rápido. Por su parte, Salvador ocupa el cuarto de baño, se
ducha y se afeita. Una vez que ha terminado, se dirige a la cocina, coge la
taza de café que con esmero le ha preparado Santa y bebe rápido.
Listo para
emprender la partida, furtivamente, su mujer cae sobre él y le ajusta la
corbata. En tanto, una cabeza morena y despeinada aparece en el umbral, al
tiempo de que una de sus manos, cubre un sonoro bostezo.
Salvador, pasa
por su lado y le toca la cabeza, el chico, hace una mueca de aburrimiento y
murmura algo inaudible. Con un gesto, se despide de ellos.
La noche
anterior recibió una llamada de uno de sus proveedores, así que diligentemente,
se dirige en su busca. Después de un recorrido tedioso, llega a su destino. Un
edificio de fachada deteriorada, llena de pintas de pseudos artistas
callejeros.
Toca a la
puerta con vigor y espera. En el interior, se escucha ajetreo, un ojo desconfiado
se asoma por la mirilla. En cuanto lo reconoce, abre la puerta y lo invita a
pasar. Como todo un buen anfitrión, don Roque, le invita una cerveza, Salvador la
rechaza, está trabajando.
Sin
cortapisas, Salvador, le pide que le muestre la mercancía. Las facciones de don
Roque, se endurecen y con voz de trueno, ordena que le traigan el maletín que
está en la habitación contigua.
Segundos
después, un individuo mal encarado, entra con un maletín negro, viejo y sucio
en una de sus manos y la otra mano por detrás de la espalda. Una vez que lo
depósito sobre una mesa, Salvador lo abre y comprueba la calidad del producto.
Asiente y
saca un fajo de billetes de su chaqueta, los cuenta delante de su proveedor. Mientras
este, se relame de avaricia. Una vez terminado el negocio, ambos se despiden.
Es tarde,
el sol se ha ocultado, pero el día le está saliendo redondo, ha vendido casi
todo.
Divisa una
cabina telefónica en la esquina y decide llamar a su esposa, para decirle que
no lo espere para cenar, es que, cuando se siente que la estrella de la suerte
está brillando, se tiene que aprovechar. Santa, se preocupa, por supuesto, pero
entiende que el trabajo de su marido es duro.
Justo cuando
cuelga el teléfono, ve doblar la esquina a una señora mayor. Ella, esboza una
sonrisa en su arrugado rostro. En cuanto llega a su altura, le da dos besos y
le pregunta por la familia. Salvador, responde con sinceridad y con una
extraordinaria labia, consigue redirigir el tema hacia su mercancía. Como era
de esperar, consigue venderle algo.
Por fin y
después de unas cuantas visitas, se ha terminado la mercancía. En tal sentido,
decide regresar a su casa. Satisfecho, va pensando que sí las cosas siguen
funcionando tan bien, quizás le compre a su hijo esa consola nueva que tanto
pide, y quizás le dé una sorpresa a su mujer. Sonríe.
Se interna
en aquel barrio, en el que la mitad de las bombillas no encienden y las
prostitutas se agolpan en cada esquina. Ante ese paisaje, no puede dejar de sentir
mortificación por su hijo, que terminara de crecer en ese barrio tan miserable
y peligroso.
Mientras
camina, contempla con sorpresa, como un astroso se acerca a un tipo sentado en
un banco. No ve lo que hacen, pero sí, el juego de manos.
Una vez que
el yonqui se ha alejado lo suficiente, Salvador, es quien se acerca. El tipo levanta
la mirada y se encuentra con unos ojos fieros y brillantes que lo observan. Le
pregunta si tiene de la buena, y esté asiente, llevándose la mano al bolsillo,
escarba y saca una pelotilla de plástico transparente, en cuyo interior se observa
un polvo blanco. Le asegura que es de la buena y le insta a llevarse un poco.
Salvador,
mete la mano en su chaqueta, pero en lugar de dinero, lo que aparece es el
cañón de una pistola. Sin pensarlo dos veces, vacía el cargador en el pecho del
fulano, apenas se inmuta cuando el cuerpo inerte se estrella duramente contra
el suelo. Se da la vuelta y, continua el camino a su casa donde su familia lo
espera. Se le escapa un suspiro, mientras se dice que, al fin de cuentas, fue
un día cualquiera.
Lunaoscura
lunes, 28 de noviembre de 2016
Desierto
Desnuda sobre la inmensidad manida y gastada. Mi mente divaga, mis ojos caen y miran la nada, reverberando el Sol impasible ante mi desasosiego. Mi ser está empapado de esa sensación acuosa, salina y ardiente.
En este desierto, voy
dejando huellas húmedas. Mis fuerzas han terminado derribándome. Mi rostro se ha
sembrado en el suelo carente de tierra. En un absurdo juego, el ambiente se impregnó
de un suave olor afrutado con trazos de madre selva.
Ante mí, a mucha
distancia aún, hay algo. Algo indefinido. Algo borroso. Una mancha oscura que
contrasta con el paisaje dorado y meloso. Será una vía de escape o la negra locura
que vierte esa sutil malicia y desata este infernal anhelo.
Aún arrodillada, le
miro. Me llevo las manos a los ojos, será un espejismo, producto de una
imaginación aturdida que colapso por una melancolía silenciosa.
Es una entelequia color
canela con lanosidad de obsidiana. Huele bien. Huele… a ilusión y esperanza.
Lunaoscura
Fellare
Lovers
embrace
|
Afuera
la lluvia lo cubría todo, la noche se veía más oscura que de costumbre. La luna
está escondida entre las nubes y no parecía tener intención de salir. Veo a
través del cristal empañado, salpicado de esas pequeñas gotitas que hacen el
mundo borroso. Lo rozo con los dedos tratando de quitar un poco de vaho, pero
enseguida vuelve a surgir para sustituir al que se ha ido. Aun así, sigo
mirando a través de él, intuyendo todo aquello que no puedo ver.
De
repente, siento tu aliento en mi nuca, desde mi estómago sube una oleada de pasión
ígnea que me hace temblar, como siempre que te tengo cerca. Cierro los ojos y
dejo que me des la vuelta y me abraces.
Lentamente,
bajas tu mano por mi espalda, un agradable escalofrío la recorre detrás de tus
dedos. Me estremezco, caigo rendida y busco tus labios. Te miro a los ojos, siento
como los tuyos se me clavan, mi corazón late a cien por hora, suspiras, y yo sonrío.
Sé que me deseas, lo demuestras con cada gesto.
En
ese halo incandescente, tus dedos dibujan caricias en sobre mi rostro, sigues
con un beso apasionado que hace que mis ojos se cierren. Muy despacio, me
muerdes en la oreja. Me vuelves loca, quemas por igual fuera que dentro.
Lentamente
nos dirigimos a la recamara, gentilmente me invitas a entrar primero, con pasión
arropas mi cuerpo con el tuyo y buscas de memoria mis rincones por encima de la
ropa. Te deslizas y aprietas con furia al encontrarlos.
Con
prisa por tenerte, giro quedando de frente a ti, arranco tus botones y con
fuerza despojo la camisa de tu cuerpo, mi mano se oculta debajo de tu pantalón,
dejándome llevar por la voluptuosidad que me inunda en medio de esa oscuridad.
Arrastro
una mano por tu ombligo, dibujando un camino hacia abajo, erizando tu piel con
ese contacto. Llegar a tu intimidad viril, aprieto suavemente en una deliciosa
mezcla de placer, dolor y excitación.
Siento
tu cuerpo arder, sosegadamente me postro y mis labios bajan, dejando tu piel ardiendo
a su paso, esa tortura te arranca un gemido, seguido de una advertencia “ni se
te ocurra parar”.
Acelero
el ritmo, creando más y más fuego, lasciva deseó que explotes y tus cenizas se
esparcieran por la habitación. Siento las familiares contracciones apoderándose
de tu cuerpo, provocándote oleadas de éxtasis una y otra vez, hasta que con una
última contracción todo cesa.
Abro
los ojos y pude ver cómo te desvanes delante de mí, como si fueras un fantasma
evaporado en la nada. Suspiro, dejándome llevar por el sueño que lo engulle todo,
incluso a mí.
Lunaoscura
miércoles, 23 de noviembre de 2016
Cenit de media noche
Saúl,
trastabillaba por la calle silenciosa y húmeda. Llovía, era lo único que podía
asegurar con certeza esa noche. Su recorrido lo llevó a un abandonado quiosco, sin
saber bien que, hacia ahí, pero no le importaba en lo más mínimo.
miércoles, 16 de noviembre de 2016
Sensaciones
Tu piel
tiene el olor de la tierra húmeda en la que descansan mis pasos, al viento que
acaricia mi rostro, a la libertad que me permite ser lo que soy, olor que viene
y va si entrecierro los ojos. Hueles al hombre que me envuelve en nuevas
sensaciones. Hueles a miedo y esperanza. Hueles a lujuria y a ternura. Si la
pasión ardiera, tú serías el olor del fuego que se enmaraña los cuerpos
desnudos. Vas y vienes, a veces con el enigma de lo conocido, a veces como la
claridad de un misterio. Te escapas y vuelas al sonar las últimas campanadas de
la noche, me dejas ese recuerdo tuyo en el aire, recuerdo que se desvanece si
no vienes con tu aliento de sueño.
Lunaoscura
Sombra
Déjame darte un beso,
el silencio de la habitación es el cómplice perfecto; siento tu respirar lento
y cálido… Me recuesto a tu lado, mis pupilas se llenan de ti, envolviéndome en
un sopor que me atrapa… Esto es lo que tengo para estar contigo… Irrealidad que
vela tu sueño.
Quisiera que vieras
lo que siento… que sintieras lo que pretendo… Velar tu sueño, se queda corto…
pensar, me sabe muy poco… solo sentirte me basta, porque sentir es la mitad de
la realidad para esta esencia que ronda tu sueño.
Lunaoscura
Tú
Te huelo,
en la gélida brisa
del crepúsculo.
Te huelo,
en el ocre de las
hojas marchitas.
Tú, siempre tú
quintaesencia de un
anhelo.
martes, 25 de octubre de 2016
Espiral
Súbitamente
despierto, estoy ahogándome en palpitante sudor, otra pesadilla me había
sacudido. Eran las tres de la mañana, según marcaba el reloj, un escalofrió recorrió
mi columna cuando de la nada, oigo una macabra carcajada. Como niño pequeño,
deseé taparme de pies a cabeza y hacer de cuenta que no había oído nada, pero
eso era imposible y lo sabía, así que, como un condenado al pelotón de
fusilamiento, me levanté. La casa estaba en completa oscuridad, todos dormían plácidamente,
con paso vacilante me dirigí a la planta baja, aguzaba el oído, al primer ruido
extraño, estaba listo para refugiarme en mi alcoba. Llegué a la sala, no
parecía haber nada fuera de lo normal, tras unos minutos me convencí que todo
era producto de mi imaginación, más calmo, decidí regresar a dormir. Estado a
media escalera, unos brazos me sujetaron en un abrazo frío e intenso, del cual
no me puedo liberar, en esos instantes, unos labios rozaron mi rostro, un
clamor bronco e ininteligible brotan de ellos. Me reforzaba por zafarme, de
reojo, advertí un rostro angelical, pero cuál fue mi pavor, al ser testigo como
ese semblante se iba deformando hasta convertirse en aquel demonio, el que me
acecha en cada sueño. Intento chillar, y aunque mi voz parece no poder flotar
al aire, mi grito me despierta, el reloj marca las tres de la mañana…
Lunaoscura
Daniela
Cómo me conmueven las mujeres.
Cuánto me apenan. ¿Por qué una mitad de la humanidad se llevó un peso tan
grande y dejó descansar a la otra?
Marcela Serrano, Diez mujeres
2014
lunes, 24 de octubre de 2016
Sed
Muero
por beber
cada
palabra, cada frase
que
escribes,
sentimientos
confesables,
saliendo
de tu alma,
que
sacian mi sed de ti.
Con
las caricias
que
exhalan tus manos,
aspiro
el olor de tu cuerpo,
en
mí, tu pasión ha penetrado.
Con
esa ansiedad te sigo,
con
esa sed insaciable
de
beberte sorbito a sorbo,
achispándome
de tus palabras.
Ni
vino ni champán.
La
embriagues de tus monólogos
dejan
mis afonías escondidas
entre
tus letras y comas.
El
corazón me explota
en
interminables suspiros,
todo
mi cuerpo tiembla,
mi
alma, a buscarte escapa.
Con
tus runas, vida mía…
¡haces
que me enamore de ti!
Lunaoscura
Sensaciones
De
un tiempo a la fecha, nota una sensación de inquietud, nerviosismo y ansiedad
que se transforman en extrañas sensaciones que no logra controlar. No tiene
descanso alguno, quisieran salir corriendo y dejar de preocuparse.
Efímera eternidad
martes, 4 de octubre de 2016
Él me ama
Sé
que me ama,
lo
huelo en sus caricias,
en
su mirada,
en
cada gesto suyo.
El
despliegue de su amor
transforma
mi cuerpo
succionado
por su sed;
yo,
una gota horizontal,
que
él bebe, sin pudor.
Haga
lo que haga,
él
ha decidido amarme;
cada
roce es una profecía
que
traspasa mis fronteras.
Caigo
en sus brazos,
más
que hacerme suya,
me
elige como diosa
de
su santuario varonil.
Lunaoscura
Anhelo nocturno
Mi alma anhela una noche completa
en tus brazos, diluyéndome en tus caricias,
mientras tú extasiado te me entregas.
La vida
Vladimir-Kush |
Con palabras amorosas y promesas sentidas es concebida, al cobijo de ilusiones y alegría, emerge cual pimpollo. Se alimenta de risas, ensueños y experiencias, de vez en cuando una pizca salada la riega. Jubilosa se siente plena, como tributo a la madre tierra regala sus semillas. El ocaso, se anuncia, es momento de cerrar sus pétalos, el ciclo sea cerrado.
Lunaoscura
lunes, 3 de octubre de 2016
Deseos apagados
En un infinito y fugaz embrujo,
tu aroma me abrazo en medio
de noctívagas sombras.
Me volví ilusión,
en medio del olvido y la soledad,
rogaba saber dónde estás.
domingo, 2 de octubre de 2016
Novilunio
Parecía que sería una noche como tantas, recluida en su auto infringido encierro. Sin embargo, de un tiempo atrás había algo que se movía en su interior, una especie de aburrimiento e inconformidad, el hecho era que esa monotonía la estaba fastidiando.
En un acto de franco motín, decidió salir. La noche era fría, el cielo era un río negro llenos de estrellas y los tejados, se curvaban y ondeaban en un auténtico torrente. Sobre la calle resplandecían los cafés y bares; la gente reía, pasaba o bebía. Había tanta claridad que la tristeza le invadió el corazón, algo se había ensombrecido con tanta luz, la melancolía era tan cruda.
Taciturna, se dirigió a uno de esos bares, donde las luces asemejan lunas destellantes y pálidas. Por un momento se detuvo, la avenida era larga y admirablemente estrellada, en ese fuego se dibujaban extrañas figuras que exaltaban su imaginación.
Un extraño escalofrío se apoderó de ella, una emoción imprevista y poderosa, un pensamiento que rozaba la locura. Por primera vez, después de tanto tiempo, sentía que iba a suceder algo extraordinario, algo nuevo.
Con esa sensación inquietante, pero excitante entró a un bar. Se dirigió a la barra y pidió un trago. Después de haber dado algunos sorbos, sintió que la observaban, giro la cabeza y se encuentra con la mirada de un hombre que le sonríe.
No lo conoce, no sabe su nombre. Él empieza a guiñarle y a sonríele. Ella, le devuelve la sonrisa, eso sí mucho más tímida, siempre ha sido muy cortada con todas estas cosas, pero él tiene algo.
No puede negar que ese hombre, además, del halo de sensualidad que lo envuelve, su camisa de cuadros, sus vaqueros negros, el pelo revuelto, esa barba de tres días, y esa sonrisa completamente irresistible, tiene unos labios... que por un momento siente el deseo de probarlos, de saborearlos lentamente, dulcemente, mientras acaricia el corto pelo de su nuca… Se relame, suspira, imaginando su barba áspera, pero a la vez suave, rozando sus labios, haciéndole cosquillas, sus manos rodeando su cintura…
Tras un rato de soñar despierta, pide otra copa y sigue mirándole, completamente absorta en sus ojos color marrón. En un momento, se da cuenta de que él, también la miraba y un calor invade su cuerpo, subiendo a sus mejillas, aprieta con fuerza el vaso y aprieta los dientes, el corazón le late con fuerza.
Él, deja su vaso en la barra, y se levanta en dirección a donde ella se encuentra. Una voz interna, le dice: Luz por favor, tranquila, no es el primer chico que se te acerca.
Se sienta en una silla a su lado, sin si quiera preguntar si está ocupada.
- ¡Hola! Me llamo Javier – sonríe acercándose a ella.
¡Qué fresco! Piensa Luz, pero le encanta. Le da un par de besos en las mejillas, su barba es más suave de lo que se imaginaba. No puede articular palabra alguna, pero sabe que ha empezado algo… esos que solo se encuentra en los bares...
Después de una charla sin mucha trascendencia, Javier con una inclinación de cabeza le muestra la puerta lateral, Luz, asiste con la cabeza, se levanta seguida de Javier.
Caminan unas cuantas cuadras, llegan al departamento de él. Entran, la situación es algo incomoda y ambos tienen un poco de miedo de hablar y terminar sorpresivamente con la aventura.
Javier, le da vuelta y pasa sus brazos por su cuello, la besa con pasión, mientras sus manos comienzan bajar por su espalda. La atrae más a él, le levanta la falda… deseoso la acaricia. Ella baja sus manos y comienza a acaricias sus muslos, poco a poco, el silencio es inundado por murmullos apagados.
Sus cuerpos se tensan, Luz clava sus uñas en su espalda y un gemido gutural se escapa de su garganta como un trueno en medio de una tormenta, afloja todo su cuerpo. Acaricia su cara, su sonrisa tiene una mezcla de complicidad y picardía.
Javier, reacciona y nuevamente la toma de las caderas, como si en ello le fuera la vida, sus gemidos pasan a ser gritos en cada embestida. Su cuerpo empieza a sacudirse y descargar toda su lujuria contenida.
Poco después, se separan, ella se dirige al baño, en tanto Javier va a la cocina por algo que tomar. Cuando regresa a la estancia, la llama, no obtiene respuesta por lo que se dirige al cuarto de baño, la busca, pero ya no está, sale rápidamente a la calle y tampoco está.
La cabeza de Luz, es un torbellino de pensamientos, que van de la realidad a la ilusión.
Lunaoscura