Él, con sus constantes viajes de
trabajo, su negativa a que ella lo acompañara, las llegadas tarde y las
conversaciones secretas con quién sabe que cliente.
Pages - Menu
▼
Pages
▼
domingo, 31 de mayo de 2015
Cama ajena
Una especie de espejismo, nos fue envolviendo lentamente, sabíamos que no era correcto, pero nos dejamos llevar por esa atracción que nos embargaba.
Tenías tiempo casado, tu relación había caído en la costumbre, situación tan peligrosa para las parejas, que las deja sin imaginación. Yo, no tenía ningún compromiso, hubo una relación de importancia, pero se había terminado tiempo atrás.
sábado, 23 de mayo de 2015
Tártaro
Con esos labios vedados,
anégame de tu pasión sensual
y llévame al mismo tártaro.
Saborearé la salina tu piel,
y tú, revelaras mis secretos
con tu mirada perversa.
jueves, 21 de mayo de 2015
En la taberna
En el rincón de la taberna del
muelle veintiséis; fumando y bebiendo unos tragos está Fidel, hastiado de lo
cotidiano se vino a refugiar; con mirada taciturna observa el ir y venir de los
parroquianos.
El lugar está concurrido, el
ambiente huele a tabaco y pescado, al fondo se escuchan los acordes melancólicos
de un viejo tango.
El desafío
Corría el año del señor de 1545,
en la Villa Rica
de la Verdadera Cruz ,
México. Desde tiempos añejos dos grandes señores eran rivales.
El Márquez de Panúco y el conde
del Valle de Orizaba, el motivo ambos creían ser unos maestros en su arte de la
esgrima. Esto traía verdaderos problemas al corregidor Pedrosa, ya que siempre
que se encontraban, el ambiente se agriaba, pues ambos tenían adeptos.
miércoles, 20 de mayo de 2015
Cotidianidad
Llega el momento
que el traje de lo cotidiano,
estrangula la vida,
por necedad o sobrevivencia
hay que desnudarle.
Quitar las cosas ordinarias
que robotizan la imaginación,
ennegreciendo los días
y marchitan conceptos.
martes, 19 de mayo de 2015
Todo está bien
Todo está bien, se dice tratando de convencerse, hasta que esa nebulosa oscura turba su pensamiento, estrujándole el corazón. Todo estará bien, repite cerrando los ojos, negando el dolor que se desliza por sus mejillas y anega sus esperanzas. Estaré bien, sale de garganta, es un grito desesperado en la soledad de la noche, angustiada se lleva sus manos a la cabeza, como tratando de acallar a la razón. Todo, ira bien, si te callas, dicen unas voces de sus raptores, desde el exterior del cuarto.
Lunaoscura
lunes, 18 de mayo de 2015
Savia
Como arena entre los dedos
se va la vida,
pequeños granos de cristal
que el tiempo pulveriza.
Recuerdos de un existir,
compuestos de alegrías,
lágrimas y anhelos
que navegan por el viento.
Almas perdidas
En la profundidad de la noche, las almas deambulan sin sentido, en su loco andar se tocan sin reconocerse, las fantasmagóricas esencias, no comprenden su existir, errantes solo se limitan a vagar, todo está condicionado al momento, todo es efímero e intrascendente.
Odiseo
domingo, 17 de mayo de 2015
Buenos amigos
Esa tarde de viernes era como
cualquier otra, hasta el momento en que sonó el teléfono, era Jorge, su mejor
amigo, de esos que se puede perder por poco o mucho tiempo y cuando regresa, solo
basta con mirarse a los ojos para saber que no ha cambiado nada.
“Se hacen trabajos de albañilería, tabla roca y yeso”
Con la esperanza adormilada y los sueños legañosos, Macario se viste para salir a buscar el sustento. Abandona el cuarto, donde él y María con sus cuatro vástagos, cada noche descansan, después de un largo día.
jueves, 14 de mayo de 2015
Sin motivos
Por más que busco
en los recuerdos
no encuentro pretexto
para buscarte
y decirte que te extraño,
que te amo.
Entre las sombras
La calle estaba sola y oscura, a
la distancia se oían las pisadas apresuradas de unos zapatos de tacón y de vez
en cuando, un ladrido lastimero.
Era Sofía que volvía de una cita
clandestina. El corazón le palpitaba acelerado y la ansiedad se reflejaba en su
rostro, caminaba presurosa, pidiendo a todos los cielos que su marido no
estuviera en casa.
martes, 12 de mayo de 2015
Corazón fatuo
Una vez más,
te estropearon,
obstinado romántico,
iluso soñador;
ese afán tuyo
de ir tras de quimeras,
terminas lagrimeando.
Elvira
Mujer de caminar macilento,
cuántos senderos habrás andado,
tu cuerpo fino y pequeño
en la fragua de la vida sea templado.
Dama, de ojos luminosos y pícaros,
de mirada tranquila pero llena de fuego,
en tu mente ágil, las ideas se agitan
como tus cabellos al viento.
lunes, 11 de mayo de 2015
Madre perla
Para Bea con mi cariño y
respeto.
Una ínfima chispa
en mis entrañas se depositó,
sorpresa e ilusión, me invadió,
lo mejor de mi ser
se lo entregué,
partícula a partícula
se fue formando,
era la perla más hermosa,
que jamás se haya creado.
Debería escribir mis poemas…
Debería escribir mis poemas para los que vienen
después, para que ellos vean mis huellas
inscritas en el humo de la neblina, si así
puede decirse del pensamiento que toca
la cabeza de una persona.
inscritas en el humo de la neblina, si así
puede decirse del pensamiento que toca
la cabeza de una persona.
El Roble
Para Juan Antonio Prats V.
con mi aprecio.
Temporáneo y robusto,
de raíces profundas,
fiable compañero de tus amigos,
bohemio trasnochador,
y eterno amante del amor.
Los recuerdos
Una envoltura resguarda los recuerdos,
protegiéndolos de la vejes del tiempo,
añoranzas guardadas en los olvidos
que un día regresan.
sábado, 9 de mayo de 2015
Ir y venir
el amor que te ofrecía,
hoy que su memoria
ya no siente nada.
Has regresado,
estás desilusionado
pues has probado
un sabor amargo.
Más allá…
Si pudieras ver,
más allá de la superficie,
descubrirías un corazón
sangrante con
mil ilusiones malogradas.
Si pudieras juzgar,
más allá de tu creencia,
descubrías una esencia
que tremola la esperanza.
A pesar de la distancia
Te amo a pesar de la distancia,
entre sombras de soledad
y reflejos de vacío
aspiro el aroma de tu piel
y gozó el sabor de tus labios.
Brisa
Tiempo de hojas al viento,
de vez en cuando una brisa
de nostalgia las arrastra.
Enmarañados recuerdos,
risas, lágrimas y suspiros,
se arremolinan en el alma.
viernes, 8 de mayo de 2015
Nada más
No soy más que,
lúgubre verso
nacido de los bezos
del silencio atroz.
del silencio atroz.
No soy más que,
una larga tristeza
diluida en la magia
incinerada del día.
diluida en la magia
incinerada del día.
Andarín
Esa mañana, tome mis cosas, me fui a correr mundo, conocí diversos lugares y personas, era un andariego que anda de un lugar a otro, sin parar en ninguno. Así pasaron los años, cuando la vejez me alcanzo y mis sueños de trotamundos se apaciguaron, voltee atrás ¡no había nada! Desarraigado, viviendo al margen del mundo, sin lazos que me unan a él, continuaré, porque un andariego, no puede detenerse. Soy solo un forastero del mundo.
Lunaoscura
El juego
éramos amigos apostando al juego de la seducción
con cada ir y venir, nos enredamos en nuestra ficción.
jueves, 7 de mayo de 2015
¿MUJERES?
La mayoría de los hombres que
hablan mal de las mujeres, en realidad hablan mal de una sola mujer. Esto fue
más o menos lo que escribió Remy de Gourmont. Y también dijo que uno se conoce
a través de las mujeres con quienes ha tenido una relación. Quiero confesar, no
sin el embarazo debido, que el único tema importante que conozco es el que
concierne al mundo femenino. Es un tema tan vasto como la astronomía o la
física cuántica, pero mucho más misterioso porque no se presta a la conclusión.
Cada vez que uno cree conocer las razones del comportamiento de una mujer es
que, sin darse cuenta, tiene atada ya una soga en el cuello. Sé que es
arbitrario dividir el mundo en hombres y mujeres, pero en estas cuestiones soy
un pueblerino. Ya suficientes problemas me causa la atracción femenina como
para aumentar mis tribulaciones poniendo atención en otros géneros. Ya hay
suficiente filosofía con la ciencia, dijo Quine, con quien no comparto ningún
punto de vista, exceptuando, quizás, el antiguo consejo de que no debemos
inventar más problemas de los necesarios.
Si un hombre habla mal de las
mujeres, siguiendo con Gourmont, habría que preguntarle quién o cuántas mujeres
lo despreciaron. Es sano para una buena salud ubicar el origen de nuestros
males porque, de lo contrario, culparemos al mundo de las desgracias que
provocan sólo unas cuantas personas. A veces una mujer llega a sentir piedad
por las penas que ella misma causa, ha dicho Gourmont, y tal verdad me parece
una de las formas más crueles de la paradoja humana: sentir piedad por quienes,
aún de modo involuntario, son nuestras víctimas. A este sentimiento puede
remitirse una buena parte de la humanidad. Sé que es una obcecación de mi
parte, pero creo que se reconoce a los hombres observando el rostro de las
mujeres que los aman. Es tan sencillo leer en la superficie de esos mapas
espontáneos. (Una extraña manía me acosa en los últimos tiempos y es la de
pensar que todas las mujeres ocultan algo muy grave y que por lo tanto es mejor
no averiguar ni molestarlas con preguntas. Creo que ningún secreto masculino
vale lo que uno femenino porque si este último pudiera ser develado el mundo
interrumpiría su marcha).
Schopenhauer estaba en contra de
la monogamia porque era un hombre sabio, aunque lleno de rencores. La monogamia
es en verdad una locura, pero eso es justamente lo que distingue a los humanos
de otras especies: necesitamos convencernos de que una extravagancia es verdad.
Y este convencimiento es fundamental para crear casas que nos cobijen del
constante asedio de las pasiones. Por la misma razón hacemos teorías que damos
por comprobadas o ciertas: queremos sentirnos protegidos. El concepto
de dama le parecía a Schopenhauer abominable y tuvo a bien a escribir
que las damas eran monstruos creados por una civilización europea basada en sus
ridículas pretensiones de respeto y veneración. Estas damas, confiaba el
filósofo, desparecerán de la tierra y entonces sólo quedarán mujeres. Yo, como
Schopenhauer, creo que las damas no han existido nunca excepto en la mente de
los hombres más primitivos. Y uno se conoce a sí mismo tratando a las mujeres.
Y entre más mujeres sean las que uno trata más mundo habrá para un hombre.
Cuando Gourmont dice que él se conoce a través de las mujeres es porque no le
queda otro remedio. Ante la imposibilidad de saber quiénes son ellas lo único
que le queda es conocerse a sí mismo. He allí un versión sobre el origen de la
sabiduría socrática.
Dice Gourmont que un imbécil no
se aburre nunca porque se contempla. Y ese aforismo sin más explicaciones me ha
puesto a pensar en mí mismo. Mi vanidad me torna un imbécil que no se aburre
porque se contempla a sí mismo. Pero a esa actitud le he intentado poner
remedio dirigiendo mi atención al mundo femenino. Es la única manera de
volverse sabio y en mi vida he dicho cosa más cierta. Permítanme endilgares
otra definición de sabio que ya antes he citado en esta columna y que
he robado literalmente de un libro de Richard Rorty. Es una definición que
habrían de hacer suya también los que consumen su vida discutiendo política o
asuntos públicos: sabiduría es la virtud de escuchar a los demás con la
esperanza de que puedan tener ideas mejores que las nuestras. Y si además de
esta virtud te entregas
—sin esperar comprender— a la
contemplación del mundo femenino, entonces te convertirás, sin ninguna duda, en
un hombre de bien.
Columna:
TERLENKA. EL UNIVERSAL, 13 de diciembre de 2010.
http://guillermofadanelli.blogspot.mx/search?updated-min=2010-01-01T00:00:00-08:00&updated-max=2011-01-01T00:00:00-08:00&max-results=20
El sueño de los patos
"No se puede amar u odiar una cosa, sino hasta después de haberla
comprendido", dicen unas líneas de El libro del desasosiego, de
Fernando Pessoa. Desde hace muchos años leo diariamente una o dos hojas de este
libro. A veces me ausento porque nada de lo que he hecho en mi vida es
constante, pero en lo posible cumplo con este ritual que más que ser un ritual
es necesidad o vicio. El libro del desasosiego es el único I Ching
que he encontrado a lo largo de tres décadas de constantes lecturas: el Corán o
la Biblia de
un infiel. Yo odio porque creo comprender y ese odio es una experiencia física
que contamina todas mis células; no sé si es común que el odio vaya, como es mi
caso, unido a un asco que suele concentrarse al mismo tiempo en el estómago y
en una estrella remota que ni siquiera logra distinguirse en el firmamento. El
asco y el odio no son verdaderos si a la vez que te roen los huesos no se
encuentran también en un plano lejano.
Yo he odiado a un selecto puñado
de personas, pero sobre todo me repelen las situaciones que provocan, es decir,
la consecuencia de los actos que esos cuerpos con vida llevan a cabo. Los
animales me son extraños y no comprendo exactamente qué hacemos nosotros, los
humanos, compartiendo un mundo con ellos. Me imagino que ésta es la prueba de
que el azar es un dios que se divierte como nadie más en el universo. Escucho
su risa cada vez que descubro a un perro subir las escaleras de un puente
peatonal, o miro en el cine a un caballo azotado por su jinete correr detrás de
unos bandidos. Siempre he asociado los caballos con la justicia y por tanto me
continúan pareciendo animales mitológicos. He asumido que tanto la justicia
como los caballos no existen y es hasta entonces que he comprendido la sorpresa
de los aztecas cuando vieron por primera vez a esos españoles rubios y armados
montando a sus corceles y pensaron que jinete y caballo formaban una misma
entidad. Yo, toda vez que me encuentro con un caballo sin jinete encima creo
que lo han partido por la mitad. Como los animales me son extraños no les
guardo ningún rencor especial y procuro no acercarme y mucho menos tocarlos.
Finjo que no existen, me hago a la idea de que son una entelequia y continúo mi
camino.
Si los animales encarnan en una
realidad aparte, no así las mascotas pues éstas devienen en animales humanos
que por misteriosas razones han aprendido a convivir con las personas. Yo creo
que las peores mascotas son las que aman a sus dueños a pesar de que estos sean
criminales. Es una mansedumbre y un amor que se antojan por lo menos
detestables. Cuando, paseando por el Parque México, en la colonia Condesa, me
he encontrado de frente con otro paseante que se hace acompañar de su mascota,
evito mirar al perro y me concentro en las pupilas del dueño. Sólo de esa
manera me entero si corro peligro y será necesario retroceder o torcer el
camino. En la mirada del amo se revela el humor de la mascota. Ambos se han
unido vía una sustancia espiritual que recorre las cosas vivas. Durante la
última década proliferaron en mi país unas bestias negras de cabeza en forma de
calabaza que se abre a la mitad por un enorme hocico babeante. Son los
Rottweiler y han poblado las calles de mi ciudad haciendo aún menos amable el
paisaje y los paseos urbanos ahora reducidos a correrías apresuradas que no
duran más de unos minutos. Lo que hace abominables a estos perros son sus amos
que resuman arrogancia, orgullo y una debilidad que si tomara el escenario
terminaría de muy mala manera. Los Rottweiler pertenecen a una raza que no
tienen clara su orientación sexual y suelen confundir a los machos con las
hembras. No sé si esto sea cierto, pero cuando en la entrada de un comercio
encuentro a un policía acompañado por uno de estos perros vigilantes acostumbro
compartirles mi información.
Si se odia lo que se comprende,
entonces yo no puedo odiar a los animales y mi relación con ellos se expresa en
un continuo mantenerme aparte. Ahora, cuando escribo estas líneas me doy cuenta
de que me encuentro más cerca de las piedras que de los seres vivos. Las
piedras no me son ajenas e incluso podría decir que las comprendo: comprender a
las piedras, ésa si que es una nueva noticia, un descubrimiento del que me
ufanaré en los años venideros. Y si las mascotas me son desagradables es por lo
que tienen de humano y porque contra el misterio de su origen han asumido una
humanidad para sobrevivir. Son las mascotas los seres humanistas por antonomasia,
encarnan sin accidente el ideal de Pico de la Mirándola y de los
pensadores franceses de la
Ilustración. Las mascotas amorosas o sumisas aniquilan de
manera inconsciente lo que más tienen de enigmático. Mi abuela tenía un loro
que repetía los nombres de cada uno de los nietos como si fuera un maestro de
escuela pasando lista a sus alumnos. A las seis de la mañana, cuando su dueña
corría la funda que cubría la jaula en forma de mezquita, el loro comenzaba a
corear nuestros nombres. Nunca nos pareció gracioso el alarde verbal de este
pajarraco, aunque el verde de sus alas inmóviles nunca ha podido escapar de mi
memoria. A media mañana, una vez liberada, el ave se paseaba en la mesa o en el
respaldo de los sillones, pero nunca cerca de las ventanas. En ese entonces
todavía nos preguntábamos por qué prefería la televisión a la copa de esa
higuera que se alzaba frondosa en el jardín de la casa vecina.
En sus paseos por los alrededores
de Appenzel, en Suiza, a mediados de los años cuarenta, el escritor Robert Walser
la hace notar a su compañero de marcha que los perros que salen a su paso se
han tornado más reservados: "¿No se ha dado cuenta de que los perros se
han vuelto mucho más silenciosos que antes, como si la electricidad, el
teléfono, la radio y demás artilugios les hubieran quitado la voz?" El
recuerdo de esta observación me lleva a pensar que finalmente las mascotas han
perdido la voz porque son sus amos los que hablan en su nombre. Es el mío un
comentario tan obvio que no debería haberse escrito y, sin embargo, ¿cuántas
personas ponen en boca de sus animales palabras de más? Los convierten en
entidades morales parlantes o en voceros de su intimidad y de sus pasiones.
¿Qué puedo tener yo en contra de eso? Nada en verdad, lo que sucede es que mi
idea de la libertad pertenece a una noción fantástica del mundo. Por eso vuelve
a aparecer la imagen de un joven caimán de apenas un metro de largo paralizado
en el fondo de la estrecha pileta que aún está de pie en casa de mis padres. El
caimán miraba sin mirar y su piel escamosa hipnotizaba mis pupilas que nunca
antes habían tenido tan cerca a un animal prehistórico. Mi padre había traído
al lagarto de la selva chiapaneca con el fin de obsequiarlo a un político que
gustaba de coleccionar bestias extrañas en su casona de mármol. Y mientras
llegaba a su destino, el animal permaneció una semana en la pileta de nuestra
casa. Mis hermanos –por entonces aún no cumplían los diez años – invitaban a
sus amigos a mirar a cierta distancia a esa piedra inmóvil que esporádicamente
se sacudía como presa de un doloroso estertor. Acaso la prueba de que este
animal jamás podría tener el aura de una mascota es que mis hermanos, tan dados
a bautizar hasta a las moscas, no encontraron nombre para el ser dentado que
tuvo la mala suerte de encontrarse un día frente a frente con mi padre.
En una breve novela de John
Fante, el personaje más destacado y padre de una familia de holgazanes, exclama
cuando descubre a su hija dormida rodear con sus brazos a su mascota: "Me
gusta que los jóvenes duerman con perros. Es lo más cerca de Dios que estarán
en su vida." Vuelvo a las páginas donde se encuentra el pasaje citado y me
doy cuenta de que muchos años atrás cuando leí esta novela hice una anotación
al margen de la hoja que dice: "Dios es un perro, no una mascota." Y
temo confesar que no sé qué motivos tuve para escribir sentencia tan categórica
cuando los dioses nunca han sido objeto de mi atención. Odiar a Dios es un
desperdicio si podemos concentrarnos en seres menos nebulosos y más viles. Debo
concluir estos pasajes deshilvanados contando que un día prometí que si ganaba
un premio literario donaría el dinero a los patos que habitan el estanque del
Parque México. Lo hice porque hace unos años me desperté con la noticia de que
varios perros, aprovechando la calma nocturna de una madrugada que apenas
comenzaba a nacer, se introdujeron al estanque y asesinaron a veinte patos que
soñaban con patos que a su vez soñaban con más patos. Los perros aprovecharon
que se hacían labores de remodelación en el parque y el agua apenas si
alcanzaba a humedecer el fondo del estanque. Unos días antes de crimen tan
aterrador estuve a punto de ganar, como me lo hizo saber Enrique Vila-Matas, el
premio Rómulo Gallegos que si mal no recuerdo ofrecía casi un millón de pesos
mexicanos, cantidad suficiente para dejar de escribir durante un buen número de
años. El premio se lo adjudicó a Fernando Vallejo de quien supe después, aunque
no lo comprobé, había donado el dinero a una asociación esmerada en la
protección de canes desamparados. Pues bien, en una especie de desagravio
tardío prometí que si alguna vez se me otorgaba un premio de tan altos vuelos,
los anodinos patos del Parque México recibirían de mis manos un cheque
espléndido el cual funcionará para amentar su seguridad mientras duermen. Y
vamos si no cumpliré mi promesa.
Guillermo Fadanelli
Revista
SOHO (Colombia), Edición 127, 19 de noviembre de 2010.
http://guillermofadanelli.blogspot.mx/search?updated-min=2010-01-01T00:00:00-08:00&updated-max=2011-01-01T00:00:00-08:00&max-results=20
Guillermo Fadanelli
Nació en la ciudad de México en
el Hospital del Sagrado Corazón ubicado en Calzada de Tlalpan. Un hospital que
ha dejado de existir: ahora es un hotel. A los nueve años libra su primera
pelea con los puños y un niño al que apodaban el Caperuza le parte la madre. A
los once años, su padre lo mete a una escuela militar donde en lugar de
corregirse se hace más cínico. A los trece, gana su primera pelea después de un
amplio historial de derrotas. A los dieciocho tiene su primer auto: un Rambler
67. Su primer viaje es a San Francisco a los veintiuno. Allí conoce a su tío
Johnny, ex-combatiente de Vietnam, quien lo inicia en el arte de beber
toneladas de cerveza. A principios de los años ochenta entra a estudiar
Ingeniería y nunca obtiene el título porque evita entrar a clases. Aquí es
cuando la literatura comienza a ser interesante para él. En Ingeniería conoce a
Yolanda Martínez y al lado de un grupo de amigos funda la revista Moho. Su
primer libro se titula El día que la vea la voy a matar publicado por editorial
Grijalbo. A principios de los noventa cuida árboles de Navidad en la esquina de
la 87 y la Segunda
Avenida de Nueva York: le pagan 1,500 dólares. Después
trabaja como dependiente de una pastelería en Madrid; no recibe sueldo, pero a
cambio de su trabajo le dan techo y alimentos. Vive en Berlín un año y se
sorprende que sirvan tibia la cerveza. También se interesa en la biografía de
los Hohenzollern. En Bogotá y La
Habana hace buenos amigos. En Lima deja plantada a la prensa
(un diario anuncia su desaparición y posible secuestro) y en Graz va a beber
con el director del Museo de Criminología. Ha publicado varias novelas y se
aferra a seguir al frente de Editorial Moho. Ya casi no tiene amigos porque los
ha perdido con el pasar de los años. Y parece estar muy contento.
Semblanza de su obra:
En casi toda su obra de ficción
hallamos ángulos recurrentes como la ciudad, el pesimismo, la ironía y el
escepticismo. La otra cara de Rock Hudson (galardonada
en 1988 con el Premio Impac-Conarte-ITESM) es la historia de un niño
que admira a un delincuente de su barrio en la colonia Obrera y
termina tomando su papel y su imagen en una parábola del eterno retorno a la
que parecen estar condenados los habitantes de los barrios urbanos de la Ciudad de México. Lodo es
la historia de un profesor de filosofía (Benito Torrentera), cincuentón, que se
enamora de una joven iletrada y a la que protege después de que ella comete un
asalto y un presunto asesinato (Flor Eduarda). Es aquí cuando el profesor se
percata de que sus ideales como intelectual han sido rebasados por la pasión
que despierta en su ánimo la joven. Esta novela obtuvo el Premio Bellas
Artes de Narrativa Colima para Obra Publicada a la mejor novela publicada
en México y también resultó finalista del Premio Rómulo
Gallegos. Malacara es una especie de monólogo interior (aunque
abundan los diálogos) en el que un hombre torvo y arbitrario desea cumplir dos
pasiones antes de morirse: una es vengarse de su ciudad, el Distrito Federal,
asesinando a una persona cualquiera y la otra vivir con las dos mujeres que
ama, una joven drogadicta y una mujer madura y culta (En Santiago de Chile se
representó esta novela en teatro bajo la dirección de Álvaro Viquera).
En Educar a los topos, se narra parte de la niñez de Fadanelli y de su
internado en una escuela militarizada. Es una novela de aprendizaje y es
narrada desde la voz del niño que comienza a percibir su entorno como una jaula
de sufrimiento y absurdo (aunque siempre bajo la óptica de un sombrío sentido del
humor). En ¿Te veré en el desayuno? (hay una versión en cine de esta
novela que fue dirigida por el mexicano Rodrigo Pizá) un burócrata se
enamora de una prostituta y un veterinario lo hace de una joven que ha sido
violada, los cuatro personajes buscan una manera de habitar la normalidad. Una
novela outsider y publicada en un principio por la editorial Moho es la
titulada Para ella todo suena a Franck Pourcel (llevada al cine en
Argentina por el cineasta Juan Pablo Martínez). En esta obra una bella
joven, Carla Bellini, vive con su madre una rivalidad que la orilla a una
vida de hedonismo y vacío sin vuelta atrás. Carla sobrevive en compañía de
otras mujeres de su generación. Fadanelli es creador de un buen número de
relatos breves y varios de ellos han sido llevados al cine. El cortometraje
dirigido por Constanza Novick a partir del relato Interroguen a
Samantha y caracterizado por Daniel Giménez Cacho es uno de
ellos. Otro es Rogelio contra el muro que dirigió el
artista Renato Ornelas. En sus ensayos hay una crítica a las
instituciones, a la moral pública y a las posiciones más cómodas del humanismo.
A contracorriente de la especialización y el sistema de expertos, Fadanelli
considera que desde la literatura es posible la crítica, a través del comentario,
el escarnio y la asimilación subjetiva de ensayos filosóficos. Elogio de
la vagancia es un breve ensayo acerca de la relación que existe entre el pensar
y el vagar. En busca de un lugar habitable es una crítica a las políticas tanto
económicas como sociales de la globalización. Las consecuencias más burdas de
la tecnología y la comunicación, el fracaso de la democracia en México, y la
violencia urbana, son algunos de sus temas. En ambos libros predomina el
comentario literario y la preeminencia de la literatura crítica por encima de
la visión del especialista o experto. Se trata de una postura que Fadanelli ha
tomado en sus artículos y escritos ensayísticos sobre cualquier tema: intentar
unir las partes con el todo a través de una relación estética, subjetiva y
literaria. En la novela Mis mujeres muertas Domingo se ha propuesto
realizar la tarea que le encomendaron sus hermanos mayores: colocar una lápida
sobre la tumba de Sara Mancini, su madre. El tiempo transcurre y la lápida
permanece en la cajuela de su automóvil sin que logre ponerse en camino rumbo
al cementerio. La ebriedad es un obstáculo difícil de salvar. Cada mañana, él
promete a su madre ausente que cumplirá la misión, pero una vez más falta a su
juramento. La muerte de su mujer ha terminado por minar su lucidez e instalarlo
en un estado de constante delirio. Poco a poco, Domingo se transforma en un
hombre melancólico y huraño que cita de memoria pasajes de novelas rusas y se
dedica a conversar con sus mujeres muertas. Mientras eso sucede, los ojos de
una adolescente no cesan de observar su conducta; es su vecina, la más joven de
todas las mujeres con quien ha logrado trabar una amistad. "¿Es acaso
posible comunicarse con personas de esa edad?", se pregunta y su
desconcierto crece. Mis mujeres muertas fue ganadora del Premio
Grijalbo 2012.
Obra publicada
Novela
La otra cara de Rock
Hudson (1997).
Para ella todo suena a Franck
Pourcel (1998).
¿Te veré en el
desayuno? (1999).
Clarisa ya tiene un
muerto (2000).
Lodo (2002).
Educar a los topos (2006).
Malacara (2007).
Hotel DF (2010).
Mis mujeres muertas (2012).
El hombre nacido en
Danzig (2014).
Relatos
Cuentos mejicanos (1991).
El día que la vea la voy a
matar (1992). Reedición en 2010.
Terlenka (doce relatos para
después del apocalipsis) (1995).
Barracuda (1997).
Más alemán que
Hitler (2001).
Compraré un rifle (2003).
Mariana Constrictor (2011).
Crónicas
Regimiento Lolita (1998).
La polémica de los
pájaros (2007).
Ensayo
Plegarias de un
inquilino (2006).
En busca de un lugar
habitable (2006).
Elogio de la
vagancia (2008).
Insolencia. Literatura y
mundo (2012).
El idealista y el
perro (2013).
Aforismos
Dios siempre se
equivoca (2004)
http://guillermofadanelli.blogspot.mx/2010/06/biografia_19.html
http://es.wikipedia.org/wiki/Guillermo_Fadanelli#Semblanza_de_su_obra
Benito
Eran las tres de la mañana, de un día cualquiera de un año cualquiera, en una agencia del ministerio cualquiera, la modorra era palpable. De súbito gritos y golpes rompieron el sopor de los empleados. Eran dos policías que, conducían a rastras a un hombre de una edad indeterminada, cubierto de sangre y dando unos alaridos demenciales.
martes, 5 de mayo de 2015
Añoranza
Tu querer languidece,
copo de nieve al amanecer,
el viaje terminó,
la ilusoria añoranza,
se rindió a la cotidianidad,
multicolores destellos
emanan ante la nada,
perecen sentimientos,
ante la realidad,
la fantasía quedó en el ayer,
vestigio nebuloso
de un no ser.
Lunaoscura
Albañal
Tantas cosas que contemplo
en este mundo obstinado,
odios, traiciones y
amor dañado,
las pequeñas, grandes cosas,
se van empañando en la fragosidad.
domingo, 3 de mayo de 2015
Te amo
Decir te amo, puede ser una frase llena de vacío,
insinuación frívola e insulsa que esta de más,
pero cuando te digo que te amo, es un sentir verdadero,
un té amo consciente de lo ilusorio, más no menos cierto
que se nutre y se entusiasma con las querencias compartidas,
un té amó que, no le importa la lejanía ni lo efímero
que parezca a la vista del mundo entero, este sentimiento.
Lunaoscura
La confesión
Ese día, me había levantado con
un sentimiento de frustración, mi vida estaba plagada de monotonía, con todo,
me fui a trabajar.
Las mismas idioteces e idiotas de
siempre, solo el tema variaba, finalmente, término mi día.
viernes, 1 de mayo de 2015
¡No sé!
Si me preguntas ¿cómo pasó?
Te diré qué, no sé,
mis ojos dejaron de buscarte
y mis labios olvidaron tus besos.
Recuerda…
Madre, por qué tienes tanto dolor
qué le hicieron a tu corazón que, ennegreció,
tus ojos solo derraman lágrimas de indignación
y tus manos son marros de desolación.