Fiesta en el cementerio

Aurelio, Chuco, Paco y Quique, habían decidido hacer algo excitante para aquella noche de día de muertos, algo extravagante y tenebroso. Pasarían la noche en el cementerio.

Hay días

Como todas las tardes me dirigí a la casa de mi viejo maestro de lógica, por el rumbo de la Condesa. Un anciano con todos los años encima, de cabellera blanca, voz de trueno y la necedad del cigarro.

Ser

Quisiera ser ella

esperar la noche

ser ese ser incierto

Ser mujer sin serlo

sabiendo que

nada es cierto

Pensando en ti

Noche melancólica, tú no estar aquí

Pensando en ti lo cité

Mi corazón te busca en el viento

Pensando en ti lo besé

Lacónica melodía canta mi corazón

Pensando en ti besé sus labios

Mis manos extrañan tus formas

Pensando en ti lo desnude

Ese cuerpo ardiente se entrega a mi

Pensando en ti le mentí

Pasión y deseo fluyen en mi

Le hice el amor…

Pensando en ti

“Es tan corto el amor, y tan largo el olvido.”

Lunaoscura

La dama oscura

Isaías caminaba por esa calle empedrada y solitaria, la oscuridad y el gélido viento que le cortaba el rostro lo tranquilizaba, de alguna forma se sentía protegido. No tenía la menor intención de llegar a su departamento, la semana había sido lo suficientemente tensa como para estar encerrado pensando y pensando lo ocurrido.

En el silencio de la noche

Esa voz en mi cabeza, martirizándome, intentando seducirme. Quién es, qué desea…

Noche de suplicio

Claroscuro. José de Ribera Ixion

Me desperté en esta tétrica hondonada de paredes de color carmesí oscuro. No hay luz ni oscuridad, no hace ni frío ni calor. Es como estar en un ataúd, protegido.

¿Un mal sueño?

Lana, despertó en una cama diferente. Se levantó despacio, estaba sobre el suelo de una cocina de aspecto rústico y antiguo. Miró a su alrededor y descubrió otros tres camastros, dos vacíos y en el último estaba sentada una chica.

Casualidades

Por esas casualidades de la vida, se conocieron. Ella mujer inteligente, independiente y con un dejo de melancólica locura. Él solitario, de sentimientos profundos, formación tradicional, con convicciones algo machistas e introvertido. Dos mundos antagónicos, dos almas solitarias, en busca de algo que rompiera la rutinaria de la cotidianidad.

Aves viajeras

Te escribo estas líneas para decirte que lo que pasó nunca existió. Para que olvides lo que olvidé. No quiero dormir en tu cama porque ya duermo demasiado acompañada con mi soledad.

Un jamás

Esas calles por las que apenas pase, pero que siento que mis pies las recorrieron un millón de veces. Los lugares que vi fugazmente, pero de los cuales tengo la sensación de que son tan familiares como mi habitación.

Ellas solo quieren amar

Desde pequeñas, por instinto o por educación, tienden la mirada al futuro, proyectando su imaginación y anhelos en el tiempo en busca del amor. Van por el camino coleccionando decepciones, lágrimas y desconsuelos; venciendo miles de retos, sin olvidar que, siempre en su camino encontrarán ladrones de sueños, aquellos que viven de quejas y lamentos, los derrotados, por desconocerlos, los que le envidian al ver su empeño y los que más le aman, por no poder entenderlos.

Mujer, protege tus sueños, aunque el esfuerzo te hiera, si llegas a perderlos, ¡búscalos!, ¡recupéralos!, si están rotos ¡créalos de nuevo!, porque son la esencia de la vida y el aliento para no sentirte muerta. 

Anhelar el amor, no es cuestión de debilidad, tiende la mirada al futuro proyecta tu imaginación en el tiempo, mírate venciendo miles de retos siente que tu incansable búsqueda se corona. Y si acaso, no pueden materializar en alguien ese amor, debes saber que dentro de ti tienen tanto como para darte y regalar.

Lunaoscura

Noche candente

Luz, no podía dormir. Llevaba toda la noche dando vueltas en la cama. La atmósfera sofocante de la habitación tampoco le ayudaba a conciliar el sueño. Quizás se levantó una docena de veces, e iba a la cocina a beber agua, mas como pretexto para moverme un poco que por sed. Y en una de esas rondas nocturnas –quizás fuera la última- se acercó al balcón.

No siempre se tiene lo que se desea

El viento rozaba mi cara, y mi pelo se movía a su ritmo, al igual que la bata blanca que llevaba. Una de estas batas horribles de hospital. Porque estaba a un hospital, de hecho, estaba en la azotea de un hospital… Sí. Lo que parece es lo que es, no estaba intentando rescatar ningún pobre gatito, ni mucho menos. Iba a tirarme, lo tenía decidido. Aun así, mis padres y las enfermeras, no estaban tan seguros. Creo que incluso, tenían la estúpida esperanza de que no lo hiciera.

Extinción

Corre, correr, correr no pares, no mires atrás. Acaso pudieran estar justo detrás, a punto de cogerte, y ahogarte en tu propio grito de miedo.