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sábado, 7 de abril de 2018

Lo que nunca se dijo


Bonnie se había levantado con una sensación de zozobra como si algo presagiara algo terriblemente malo.  Salió de la recamara en busca de Clyde, que se encontraba con los chicos planeando el siguiente golpe, este al escuchar el arrastre de unos pasos volvió la cabeza para observar que en el semblante de su chica se marcaban las huellas del cansancio. En ese instante sintió como si una daga se le clavara en el corazón e inmediatamente fue a su encuentro.


-       ¿Qué te pasa mi amor, no te sientes bien? – La rodeo protectoramente entre sus brazos.

-       Clyde, no sé tengo una sensación cómo de que algo va a pasar y tengo miedo. -Se apretujó al pecho del hombre.

-       Tontita, qué puede pasar, no hay nada que temer estamos seguros en este lugar, nadie se le ocurriría que estamos aquí.

-       ¡Sí nos vamos y nos olvidamos de todo para empezar en otro sitio!

-       Ya hablamos de esto, con este movimiento tendremos lo necesario para desaparecer como tú deseas, pero en este momento sabes que es imposible, es que así déjate de ideas. -La toma de la mano para reunirse con los demás.

La planeación duró varias horas, todo estaba calculado y cada uno tenía asignadas sus órdenes. Los integrantes de la banda fueron saliendo de uno a uno de la casa para ultimar detalles, solo quedaron Bonnie y Clyde.

Bonnie, salió al porche y se queda observando el paisaje, era un día soleado de mayo, ninguna nube obstruía el cielo. Todo estaba calmo, como si el tiempo se hubiera detenido. Ella, tenía un sentimiento de melancolía que no podía explicar, como nunca imploro al cielo por su protección y perdón, aunque sabía que no tenía derecho.

Clyde, se le unión, ambos se abrazaron, él hablaba de la vida que les esperaba, donde dejarían atrás su vida miserable. Su mirada se perdía al horizonte con si pudiera verla. Se inclinó para darle un beso a su chica, como él le decía, al levantarle la barbilla, vio sus ojos humedecidos y unas lagrimas corriendo por sus mejillas.

-       ¿Qué pasa? -No podía entender su comportamiento, ella siempre era tan vital e intrépida, estaba desconcertado.

-       No sé, no sé qué me pasa, pero siento algo aquí, -señalando su corazón- tengo miedo y una profunda tristeza… sé que no te volveré a ver y eso me destroza. -Lo abrazo muy fuerte como tratando de retenerlo- Clyde, quiero decirte algo.
-       Él la interrumpe y la abraza más fuerte, está verdaderamente preocupado - ¡Claro, dime lo que quieras!
-       Nunca te dije que te amo con toda la fuerza de mi ser, desde que llegaste a mi vida le has dado luz y una razón para vivir. Me enseñaste a arriesgarme y conocer hasta donde soy capaz de llegar. Sin ti la vida no tiene sentido y preferiría morir antes de perderte. Sin importar lo que pase, recuerda que aquí o en otra vida siempre estaré contigo, no hay nada ni nadie que nos pueda alejar.

Clyde, la escuchaba y un escalofrío le recorrió la espalda. No pudo articular palabra alguna, pero tuvo la certeza de que algo venía, la abrazo como si fuera la última vez y de dio un beso tan sentido, que ambos sabían que habían sellado un pacto.

El resto del día transcurrió entre preparativos y ultimando detalles, se acerca el momento. Unas cuantas cuadras antes de llegar al banco, Clyde se estacionó, los chicos se bajaron y Bonnie se quedó al volante.

En la calle no se veía movimientos anormales, los hombres, seguros y decididos entraron al banco empuñando sus armas y dando órdenes. En un instante todo era gritos y llantos. Clyde se acercó a una de las ventanillas para ordenar que se abriera la caja fuerte, mientras otros controlaban a los clientes y vaciaban las cajas. Súbitamente, se empezaron a escuchar las sirenas de la policía, habían sido emboscados.

Clyde dio la orden de retirada, uno de sus secuaces cayo, un policía bancario se había levantado y disparo a mansalva, matando al ladrón de un tiro certero, osadía que el mismo Clyde cobró.

En la salida ya estaba Bonnie, subieron a toda prisa y la persecución empezó por toda la ciudad, los acorralaron en un suburbio de Gibsland.

-       Creo que esto era lo que presentía amor – dijo Bonnie- Llegó el final.
-       Clyde afirmó con la cabeza - ¡Solo en esta vida, mi amor, tenemos una cita en el más allá!
-       ¡Por siempre y para siempre! -Ella se oía resuelta.

Bonnie, freno de golpe, giro el carro para enfrentar a la policial, una lluvia de plomo cubrió al Ford V8 Sedan. Esos miserables en tiempos de miseria. Habían vivido rápido, habían muerto jóvenes.

Lunaoscura

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