Julián era un ejecutivo de una empresa editorial, que de
unos meses a la fecha buscaba cualquier oportunidad para hablar a una de las
empresas proveedoras de papel, la razón, se había enamorado una voz.
Resulta, que en una ocasión la entrega del papel no se
realizaba, por más llamadas que hacía Margarita, su secretaría. Desesperado, él
mismo marcó, después de unos momentos, fue atendido por la voz más dulce y
sensual que jamás había escuchado, según la apreciación de Julián. Tan impactado
quedo, que no atinaba a explicar el motivo de su llamada y con quién quería
comunicarse.
La voz del otro lado del auricular, trataba de obtener una
respuesta coherente, abochornado ofreció disculpas, con toda intención, comento
la situación en la que se encontraba, era un pretexto para seguir disfrutando
de la melodiosa voz, quien, diligentemente, le indicaba quien lo atendería.
Antes de que la mujer, le dijera el nombre, Julián se lo
solícito, había sido tan atenta y eficiente. Algo consternada, se lo dio.
- Susana Valdés, a sus órdenes.
- Gracias Susana, me fue de gran
ayuda.
A partir de ese momento, se hizo cargo de las llamadas a esa
empresa, con el beneplácito de Margarita, era una tarea menos a realizar.
Entre consulta y consulta, había hecho amistad con Susana, se
daba tiempo para platicar con ella. Llegó incluso a llamar únicamente para
desearle un buen día.
En la editorial se tenía mucha prisa, había que publicar un
documental y Julián era el encargado de revisarlo. Su voz, tiene el efecto del
canto de las sirenas, eran los pensamientos de Julián cuando fue interrumpido.
- ¿Hombre, ya
revisaste el material?
- ¡En eso
estoy!
- ¡En eso
estás! Pues no veo que revises nada, ¿Qué pasa? ¿Hay algún problema?
Julián, no estaba en este mundo, con ojos de ensoñación
tenía los papeles en la mano, pero no leía.
Hernán, al darse cuenta de la actitud de su compañero y
amigo, se le acerco.
- ¿Qué te pasa?
- ¿Hay algún problema en casa?
Confundido, Julián trató de comportarse normalmente pero a Hernán
no podía engañar.
- ¿En casa?...
no pasa nada –añadiendo- ¡Si te cuento,
te vas a burlar!
Hernán, fue aguijoneado por la curiosidad
- ¡No, como
crees! ¡Cuenta!
- ¿Qué está
pasando?
Con una sensación de ridículo y de emoción, Julián le
comentó de Susana y su hermosa voz. Hernán, atento al relato, no sabía que
pensar, no obstante, el ver la emotividad de su amigo, solo le quedo preguntar.
- ¿Ya la conoces? ¿Qué piensas
hace? ¡No puedes seguir así! ¿Has pensado, si cuando la conozcas no es bonita?
Hasta ese momento, Julián no se le habían ocurrido esas
cosas.
- ¡No, no la conozco! No tengo idea
de cómo es. ¡Qué te digo, no entiendo que me pasa!
- ¡Bueno, bueno en la comida
platicamos! – fue el comentario de Hernán- En este momento urge que revises
esos papeles.
Hernán, dejo a Julián con más dudas, pero con una sensación
de deshago. No obstante, se puso a trabajar con ahínco.
Como a las dos de la tarde, llamaba a Margarita para
entregarle el documento para hacer las correcciones y posteriormente lo llevara
a la imprenta.
A eso de las tres y media, tocaron a su puerta, era Hernán
que pasaba por él para ir a comer.
En el restaurante, lo primero que pidieron fue un par de
cervezas frías, lo propio para refrescar las ideas. En tanto, Hernán empezó con
el interrogatorio. ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿A dónde?
Julián, trataba de
responder a todas las interrogantes de Hernán. No muy convencido este, hizo la
pregunta fatal.
- ¿Ahora, qué?
Muy buena pregunta… pero Julián, no tenía la menor idea de
¡Ahora que!
Hernán, insistía en que la invitara a salir, qué más podría
pasar, que una vez que la conociera continuara saliendo con ella, o bien, debut
y despedida. En ambos casos, Julián ya conocería a la dueña de la voz que tanto
le fascina. Julián, tenía sus reservas, si se enteraba Mariana, su esposa.
Situación que le comento a su amigo, este presto le dijo.
- ¡No, como
crees! Mariana no se imagina que tú andes de enamorado por ahí.
- ¡No ando de enamorado! - protesto
Julián- Solo me gusta su voz.
- ¡Aja! Así se empieza.
Este último comentario de Hernán, inquieto a Julián, pero no
dijo nada.
Julián llegó a su casa, lo invadía una sensación incomoda.
Oyó una voz que le decía.
- ¡Ya llegaste! –era Mariana, su
esposa-
- ¿Cómo te fue?
- ¡Bien, gracias! –la misma
respuesta de todos los días-
- ¿Te preparo algo de cenas?
- No, gracias, dime tú, ¿Cómo te
fue en tu día?
Mariana, le dijo una lista de actividades que realizó; así
como, las cosas que se tenían que pagar, los reportes de los hijos, etc. Después
del reporte, se retiraron a la recamara.
Julián, no podía conciliar el sueño. ¿Una voz, podía ponerlo
en ese estado? No, había algo más. Mentalmente hizo un recuento de su vida, tenía
un buen empleo, una buena familia, Mariana era una magnifica esposa y madre. ¿Entonces
que le faltaba?
Bajo esa incertidumbre, recordó las palabras de Hernán.
Invítala a salir… Mariana no se imagina que tú… Si, que tiene de malo, solo
será una invitación a comer… El sueño lo venció.
Al día siguiente, en su oficina, tomo el teléfono y le marco
a Susana, para invitarla a comer.
- ¡Buenos días, en que puedo
servirle!
- ¡Buenos días, Susana, soy Julián!
- Ah, buenos días, ¿Cómo estas?
- Bien, solo te hable para
invitarte a comer, ¿Qué te parece?
- ¿Cuándo?
- Hoy, si puedes.
- ¡Hoy!… ¿A qué hora?
- A las tres, yo paso por ti.
- Es que…
- ¿Es, qué?
- Mi salida es a las dos.
- Bueno a las dos pasas por ti.
- Okay, nos vemos en la entrada.
- Una pregunta, ¿Cómo te reconozco?
- Ah, vengo vestida con un traje
sastre color rosa.
- Okay, nos vemos al rato, te un
buen día.
- Gracias, igual tú.
Satisfecho empezó a trabajar, le informo a Margarita que
saldría a comer antes de las dos.
Momentos más tarde lo fue a ver Hernán, le comento que había
invitado a comer a Susana. Hernán lo ánimo, y socarronamente le dijo.
- ¿Qué es una
pequeña travesura?
- Julián, se
sintió incomodo, pero no dijo nada.
A la una con treinta, tomo su saco, le informo a Margarita
que se iba a comer, si se requería algo que le hablara al móvil. Bajo al estacionamiento
y abordo su vehículo, el corazón le palpitaba rápido, sentía una exaltación que
tenía mucho tiempo no la experimentaba.
Finalmente, estaba en la entrada del edificio en donde
Susana trabaja, había llegado cinco minutos antes, sé estación enfrente. Exactamente
a las dos, una chica con traje sastre rosa, salía del edificio. El corazón
estaba por salírsele del pecho, parecía un jovenzuelo. La observo a lo lejos.
Era una chica joven, delgada, simpática de facciones,
sencilla en su indumentaria. Volteaba de un lado y al otro de la calle, estaba
esperándolo.
Él se bajó del vehículo y cruzo la calle, se aproximó a ella
y saludo.
- ¡Hola, buena
tarde, soy Julián!
- ¡Hola, soy Susana, mucho gusto! –la
chica tenía la mejillas encendidas, eso le daba un toque de candidez que no
pasó desapercibido para Julián.
- ¿Dime, a
dónde vamos a comer?
- ¡No sé! Yo
como en un restorancito aquí cerca, no sé si quieras ir.
- ¡Pues vamos!
–le recordó sus tiempos menos afortunados.
Ella se adelantó unos pasos, él se percató que no necesitaba
el carro y la siguió hasta emparejarse con ella. Platicaron de trivialidades,
hasta llegar al restaurante, una vez ahí, pidieron la carta e hicieron su
pedido.
Él se enteró que tenía veinticuatro años, estudiaba y
trabajaba, que era de provincia y vivía con unos tíos. Que después de comer
tenía que ir a la
Universidad. Él se limitó a diciendo que tenía muchos años,
que trabajaba desde más de veinte años en la empresa editorial, que era
licenciado en comunicación y que era de la ciudad.
Después de la comida, Julián le solicitó, que le permitiera
acompañarla a la
Universidad.
- Pero tienes que regresar a la
oficina, vas a llegar tarde.
- No te preocupes, yo hablo con mi
jefe –esa fue su respuesta.
- ¡Está bien! Espero que no te
traiga problemas.
Julián detuvo un taxi, años luz que no lo hacía. La llevo a
la escuela, ella le agradeció y se despidieron con un simple ¡Adiós!
En la oficina, lo esperaba Hernán, por supuesto, quería
saber cómo era ella, si tenía la voz como se le oía al teléfono, si era guapa,
todo, todo…
Julián comentó sus impresiones, le confirmo que su voz en
verdad era hermosa… tan dulce… sensual… melodiosa. Pero sobre todo, que en su
compañía había revivido una parte de su vida que había olvidado.
Hernán, como viejo lobo de mar, se dio cuenta por donde
podría terminar esto y le pregunto.
- ¿La volverás a ver?
- Creo que sí, es una chica muy
simpática.
- Solo ten cuidado, no te vayas a enredar.
¡Okay!
- ¡Cómo crees!, solo la veo como
una amiga, es muy joven.
- Bueno, solo te prevengo.
Después de esa salida a comer, le siguieron otras tantas. En
Julián había ocurrido una metamorfosis, estaba rejuvenecido, más alegre y
dinámico. Cambio que fue percibido por todos, incluyendo Mariana.
Una noche en cuanto llego a casa, Mariana lo confronto.
- ¡Tienes una amante, Julián!
- ¿Cómo, qué dices mujer? –su
asombro y susto fue mayúsculo-
- ¡No, mientas!
- ¿Qué te pasa, porqué lo dices?
- ¡Estás diferente!
- ¿Diferente, en qué?
- No sé, te siento como muy feliz.
- ¡Ah! Estar feliz, implica que
tengo una amante.
- Dime la verdad… sino yo la
averiguaré.
- ¡Haz lo que quieras!
Esa noche, cada quien durmió atrincherado en su lado de la
cama.
A la mañana siguiente, lo primero que hizo Julián, fue
llamar a Hernán, lo invito a desayunar. En el desayuno, le comento sobre la
escena de celos de Mariana, lo injusto que esta acusación era, Susana, era su
amiga, solo eso. Hernán, lo dejó desahogarse y comento.
- Julián, nunca una mujer aceptara que
un hombre se sienta feliz con otra mujer que no sea ella.
- Pero solo es una amiga, con que se
puede platicar sin que me esté diciendo que hace falta, que hay que pagar y
todas esas cosas. Incluso, me motiva para que siga estudiando. ¡Qué hay de
malo!
- Hernán, le dice- ¡Nada!, pero las
esposas no entienden de eso. Amigo, llegó el momento de volver a la realidad-
sentenció.
No es justo que tenga que separarme de Susana, no he hecho
nada indebido. Hablaré con Mariana, le explicaré las cosas. Esa noche, en
cuanto llegó a su hogar, le dice a Mariana que tienen que hablar, esta teme lo
peor.
Julián, le cuenta la historia, Mariana está más pálida que
la cera, no dice nada. Finalmente, él señala, que Susana y él son solo amigos. Mariana,
en un arranque de celos, le pide el divorcio.
- ¿Por qué?
- ¿Por qué? Es inminente que ya no
eres feliz conmigo, y antes de que las cosas se pongan peor entre nosotros, es
mejor terminar.
- ¡Oye, pero los chicos, nuestro
matrimonio, nuestra familia, lo que hemos vivido!
- Al parecer, eso ya no te es
suficiente.
- ¿Cómo dices eso?
- Sabes que son mi mundo. Me parece
una exageración de tu parte.
- Nada de exageraciones, es la
realidad.
- ¿Qué quieres que haga?
- ¡No sé, esa es tu decisión!
Mariana, se retira dejándolo solo con sus pensamientos y sus
sentimientos. Esa noche se queda a dormir en la sala.
Muy temprano, se levanta, en el trayecto a la oficina, le
marca a Susana, quiere hablar con ella urgentemente. Ella, alarmada acepta, se
ven en el restaurante de costumbre. Cuando llegó, Julián ya estaba, su
semblante estaba desencajado. Alarmada le pregunta.
- ¿Qué paso?
- A boca de jarro, él le dice- Ya
no puedo seguir siendo tu amigo.
- ¿Por qué, que hice? – Susana con
la sorpresa dibujada en el rostro.
- Nada, solo que si sigo con
nuestra amistad pierdo a mi familia.
Susana, no responde entiende lo que está pasando, se levanta
de la mesa y sin decir palabra, se aleja. Julián, la ve marcharse, no la
detiene, después de un rato él también y se dirige a su trabajo.
No tiene ánimos de hablar del tema con Hernán, durante
algunos días lo evade. Finalmente, se reúnen le comenta lo acontecido, su
amigo, guarda silencio.
Después de hablar con Mariana y “arreglar” las cosas, todo volvió
a la normalidad… cuentas que pagar, desperfecto a arreglar, informes de los
hijos, etc.
Lunaoscura
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